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lunes, 28 de diciembre de 2020

¿Qué es el COVAX?

 

Dediqué la última “entrada” a este blog, titulada “Conocimiento. Patrimonio de la Humanidad”, a la patentes de las vacunas contra el Covid-19. Entonces, entre otras cosas, mencione la creación de un mecanismo internacional –COVAX- para garantizar la equidad en la distribución de la vacuna.  ¿Qué es el COVAX?

Se denomina COVAX al Fondo de Acceso Global para Vacunas contra el Covid-19; una alianza  lanzada en abril de 2020 cuyo objetivo era garantizar 2.000 millones de dosis de una vacuna eficaz para finales de 2021- Antes que finalice este año se tendrán que haber reunido los recursos suficientes para poder financiarla. En otras palabras, COVAX es el pilar para conseguir una vacuna accesible y asequible a nivel global.

La iniciativa COVAX se erige como una respuesta multilateral y colaborativa a la pandemia, impulsada desde instancias como la ONU, la OMS, o la propia Unión Europea. Algunos actores clave del sistema internacional, como EE. UU. y Rusia, se han desmarcado de esta iniciativa replegándose en mensajes y políticas nacionalistas que concentran esfuerzos y recursos en su propio abastecimiento. China, por su parte, anunció recientemente su adhesión a COVAX.

Se distinguen dos grupos de países: Por un lado, los denominados “autofinanciados” tienen la posibilidad de acordar compromisos de compra u opciones de compra del número de dosis que determinen los propios países en unas condiciones iguales para todos ellos. Por otro lado, una serie de países ya identificados de menores ingresos y renta media serían beneficiarios de un Compromiso de Mercado Avanzado, una herramienta para que países donantes de Ayuda Oficial al Desarrollo aporten recursos que permitan a los países en desarrollo acceder a la vacuna en cuanto empiece a producir.(1)

En cuanto a los países de América Latina y el Caribe, el subdirector de la Organización  Panamericana de la Salud, el doctor Jarbas Barbosa, aseguró que participan en el mecanismo internacional COVAX y recibirán las vacunas al mismo tiempo, tanto si pagan por ellas como si las reciben gratuitamente.

Las 10 naciones que obtendrán donaciones (Bolivia, Dominica, El Salvador, Granada, Guyana, Haití, Honduras, Nicaragua, Santa Lucía y San Vicente y las Granadinas) a través de COVAX, mecanismo que en la región lideran la Organización Panamericana de la Salud y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia, recibirán las vacunas a la vez que los otros 27 y las obtendrán en proporción a su población.(2)

Sin duda una excelente noticia.

(1)            https://www.isglobal.org/-/g20-vacunas-y-covid-19-por-que-es-imprescindible-el-exito-de-la-iniciativa-covax-

(2)            htps://news.un.org/es/story/2020/12/1485712

viernes, 18 de diciembre de 2020

Conocimiento. Patrimonio de la Humanidad

Se entiende por conocimiento toda la comprensión obtenida a través del estudio o la experiencia de todos los seres humanos a lo largo de su historia. Es consecuencia de la insaciable curiosidad y la capacidad de pensar que caracteriza a la especie humana. No pertenece a nadie y todos pueden contribuir a su crecimiento. En este sentido, es célebre la frase: “Si he visto más lejos es porque estoy sentado a hombros de gigantes”, atribuida a Isaac Newton

El conocimiento tiene una serie de característica que lo convierte en un bien común, patrimonio de la Humanidad; es inmaterial, inagotable y no excluyente, de forma que puede ser usado por muchas personas sin que se agote o se resienta su calidad.

Ya Goethe dijo: “El arte y la ciencia como todos los sublimes bienes del espíritu, pertenecen al mundo entero”. 

Muchos estudiosos, al analizar las consecuencias sobre la vida humana de las distintas revoluciones industriales señalan que ninguna de ellas hubiera sido posible de no haber sido  por la acumulación de conocimientos adquiridos en épocas anteriores.

Sin embargo, los fundamentalistas del libre mercado, mediante la creación de la Organización Mundial de Comercio (OMC) en 1994, convirtieron el conocimiento en una mercancía que, como tal, por una parte, proporciona grandes ganancias económicas a aquellas empresas (“Las vacunas llevan el Ibex al mejor mes de su historia”, periódico El País, 28 de noviembre de 2020) que trafican con él y, por otra, hacen que no puedan disfrutar de él  aquellos seres humanos que no tengan dinero.

Este proceso es realmente mucho más peligroso de lo que parece.  Su peligrosidad se debe, por un lado, a que conduce a una falta de circulación de conocimientos, es decir, dificulta el avance científico; y, por otro, a que sus aplicaciones técnicas no se dirigen a aquellas cosas que pueden mejorar la vida humana, sino a aquellas que las empresas consideran que, con una adecuada propaganda, pueden proporcionar mayores ganancias.

Una consecuencia inmediata de la conversión del conocimiento en mercancía son las patentes. Una patente es un título que acredita que alguien es poseedor de un conocimiento y que, en calidad de tal, es el único que tiene derecho a explotar.

En el año 2003, debido a la presión de muchos colectivos y largas discusiones, se acordó que países pobres cumpliendo ciertos requisitos y sofisticados trámites, pudieran acceder a ciertos medicamentos. Entonces, la catedrática de Ética y Filosofa Moral escribió un artículo, La arrogancia neoliberal (periódico El País, 16 de septiembre de 2003), en el que decía:

“Una noticia semejante, aún con todas las reservas del caso, es una buena noticia. Pero tan buena como el voto de las mujeres o la abolición de la esclavitud, conquistas ambas que no merecen una felicitación calurosa a quienes por fin cedieron para que fueran posibles, sino un ya era hora o más bien hace siglos que ya era hora. Bastante tonto  es el refrán de nunca es tarde si la dicha es buena, porque puede ser tardísimo, cuando se han perdido muchas vidas y generado sufrimientos evitables”.

“Años han llevado las discusiones. Menos de los que necesitamos para resolverse el voto de las mujeres y la abolición de la esclavitud, pero demasiados. […] Demasiados en una civilización como la nuestra que tiene por extraña ética la defensa de los derechos humanos, el más básicos de los cuales es el derecho a la vida”.

¿Qué sucedido estos últimos años en la Tierra para que abunden los seres humanos que persiguen ganancias económicas por encima de todo, incluso por encima de la vida de otros seres humanos? ¿Cómo ha sido posible este retroceso en el proceso de humanización? ¿Cómo podemos enderezar la situación?

Volviendo a la comparación con la esclavitud, Adela Cortina menciona que “los militantes que se han batido a lo largo de la Historia por su eliminación, no se plantearon el problema de saber si la abolición de la esclavitud iba a privar al Norte de sus recursos o si iba a empobrecer a los países ricos. Movidos por un ideal de justicia, se enfrentaron a aquellos cuya preocupación era, ante todo, la rentabilidad o la riqueza.  Efectivamente, resulta muy bueno para la industria farmacéutica  patentar aquellos medicamentos que pueden aumentar sus ganancias económicas, pero no es posible hacer abstracción del coste humano.  Después de la abolición de la esclavitud, el Norte no sufrió un empobrecimiento, muy al  contrario: se enriqueció humanamente”.

Los fundamentalistas del libre mercado suponen que el ser humano responde a teoría de la elección racional. La teoría de la elección racional lleva a una cultura de producir, comprar y vender, ajena a las características del planeta Tierra y de los seres humanos que la habitan.  Esta cultura se considera a sí misma la única verdadera, a pesar de no estar avalada por ningún estudio en Psicología y Neurociencia. Los resultados de estos estudios han demostrado que el ser humano es empático y eminentemente social.    “Quizás la cuestión más importante a lo que se enfrenta la Humanidad es si podemos lograr la empatía global a tiempo para salvar la Tierra y evitar el derrumbe de la civilización”, indica Jeremy Rifkin en la Introducción de su libro La civilización empática. La carrera hacia una conciencia global en un mundo en crisis.  (Jeremy Rifkin es uno de los pensadores sociales más célebres de nuestra época. Es autor de diversas obras que han sido traducidas a treinta idiomas y obtenido una extraordinaria acogida entre los lectores  de todo el mundo).

En el citado periódico El País del 10 de diciembre de 2020, apareció una noticia titulada “Choque entre el Norte y el Sur por las patentes frente a la covid-19”.

En la citada noticia se indica:  “En la carrera contra el covid-19 hay dos velocidades. La de los países ricos, que ya han comprado o apalabrado dosis de vacunas suficientes para inmunizar a sus poblaciones varias veces;  y la de los pobres, después. Aunque se ha creado un mecanismo internacional –Covax- para garantizar la equidad en la distribución que ya ha recaudado más de 1.700 millones de euros, no está suficientemente dotado todavía para afrontar la batalla en el mercado de igualdad de condiciones. Esta desigualdad es la que ha impulsado a India  y Sudáfrica a solicitar a la Organización Mundial de Comercio (OMC), que suspenda los derechos de propiedad sobre cualquier tecnología, medicamento o vacuna contra esta enfermedad, al menos, hasta que se consiga la inmunidad de grupo global, que la Organización Mundial de la Salud (OMS) calcula en el 70% de la población del planeta”.

No sé a qué resultado se llegará. “Pero todo apunta a que las naciones más prósperas no cambiaran su parecer […] Ejemplo de ello es la postura de la Unión Europea, a la que se adhiere España”.

Arrogancia neoliberal, que decía Adela Cortina. ¿Dónde están los derechos humanos de los que habla la Unión Europea?  ¿Dónde está la empatía global necesaria para salvar la Tierra y evitar el derrumbe de la civilización? ¿Cómo cumplir los están los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS)?

 

martes, 20 de octubre de 2020

Asamblea ciudadana

 En este blog, las entradas correspondientes a los días 8, 10 y 15 de abril del año 2013 las dediqué a hablar de los siguientes temas: Sabiduría de las multitudes; ¿Cuándo una decisión colectiva es más sabía que una individual?; y Democracia y sabiduría de las multitudes. Lo recuerdo ahora porque bajo el nombre de “asambleas ciudadanas” algunos gobiernos, por distintos motivos, han empezado a recurrir a la sabiduría de las multitudes en busca de las mejores estrategias contra el cambio climático.

El 28 de junio de 2020, el periódico El País publicó una noticia titulada “Ciudadanos elegidos por sorteo para buscar soluciones al cambio climático”. “Una asamblea ciudadana elegida al azar en Francia acaba de presentar sus propuestas contra el calentamiento del planeta, una iniciativa también puesta en marcha en Suecia o el Reino Unido que el Gobierno de Pedro Sánchez se comprometió llevar a cabo en España”.

En 2014 en Suecia surgió lo que se llamó Parlamento Popular por el Clima que desde  entonces hace llegar propuestas contra el cambio climático al Gobierno del país; propuestas  procedentes desde un movimiento desde abajo liderado por organizaciones ambientalistas y personas preocupadas por estas cuestiones. En cambio, en el Reino Unido y en Francia se ha organizado desde los poderes públicos, y con una especie de lotería ciudadana para seleccionar a un grupo de personas representativo de la sociedad. Solo en este último caso se está utilizando la “sabiduría de las multitudes” para buscar soluciones al cambio climático. El azar juntó a muy diversos perfiles de toda Francia, con realidades muy distintas, a los que no se les pidió tener ningún conocimiento de climatología, economía o cualquier otro ámbito fueron los  elegidos para hablar sobre cómo lograr los drásticos recortes de emisiones que se requieren para evitar que el planeta siga calentándose y que tanto pueden influir en las vidas de todos. “Ha sido una gran idea hacer esta asamblea, se puede poner en tela de juicio que hayamos sido escogidos por sorteo, pues no somos especialistas, pero después de haber escuchado y debatido con profesionales, expertos y científicos nos damos cuenta de que sí podemos sacar algo positivo para reducir las emisiones”, destaca uno de los participantes, en principio muy reacio a participar y ahora un convencido de la responsabilidad humana en el cambio climático después de escuchar a varios climatólogos en la primera sesión de la convención. La primera reunión de un proceso que con la pandemia se ha alargado nueve meses y que acaba de terminar justo ahora.

En una entrevista a la politóloga  Arentxa Mendiharat (Bayona, Francia, 1972), con ocasión de la publicación de su libro La democracia es posible. Sorteo cívico y deliberación para rescatar el poder de la ciudadanía (Consonni), publicada en el periódico El País del 12 de octubre de 2020, se le pregunta qué es el sorteo cívico.  “El sorteo cívico –contesta- consiste en reunir a un grupo de personas al azar, sin tener en cuenta sus conocimientos, para que lleguen a decisiones comunes en asuntos de gran relevancia para todos. Se trata de un modelo de la Grecia antigua que se está recuperando cada vez más”.

En la entrevista, esa politóloga afirma estar de acuerdo con la importancia de los expertos y del conocimiento científico, pero indica que aunque  ”los expertos son fundamentales, la cuestión es quien tiene acceso a ellos”. Sin embargo, en un sorteo puede ser elegida cualquier persona que “tenga luego acceso directo a estos expertos”. Y añade: “Cuando hablamos de expertos no nos referimos solo a los académicos como  se entiende desde la élites, sino también a expertos de la sociedad civil, pues hay mucho conocimiento en la calle”. Además, “grupos de personas diversas en su manera de ver el mundo, toman mejores decisiones que grupos homogéneos de expertos y expertas. Personas elegidas por sorteo que tienen acceso a conocimiento por un tiempo determinado y a técnicas de  deliberación”.

“Todas las personas somos capaces de tomar decisiones de políticas públicas mientras estemos informadas y tengamos tiempo y recursos para deliberar”. “Estamos programados para ser colectivamente inteligentes”, afirma, junto con Arentxa Mendiharat, el periodista americano James Surowiecki,  en su libro Cien mejor que uno. La sabiduría de la multitud o por qué la mayoría es más inteligente que la minoría.

No cabe duda de que una buena gestión de la sabiduría de las multitudes puede permitir la creación de una democracia participativa que sustituya a la actual democracia representativa, que tantos problemas está creando.

jueves, 1 de octubre de 2020

Teoría de la elección racional

 Las élites del vigente sistema económico-social, interpretando de forma un tanto sui generis la doctrina de Adam Smith, suponen  que el comportamiento humano responde a un previo cálculo de costes/beneficios, o, en otras palabras se comporta como una «máquina de calcular». Teoría de la elección racional.

Según la teoría de la elección racional, las personas siempre escogen aquellas opciones que implican un menor coste y un mayor beneficio. En ese sentido, el ser humano es básicamente egoísta e individualista. Esta teoría apareció a mediados del siglo XX  en Estados Unidos. Desde el principio estuvo muy asociada al tema político. En el fondo era una búsqueda de sustentación para la idea de que el capitalismo es coherente con la naturaleza humana. En el capitalismo cada quien busca su máximo beneficio. La teoría, por su parte, buscaba mostrar que esto ocurría en cada ser humano.

Sjn embargo, como expondré a continuación, la teoría de  la elección racional no ha sido avalada por ninguna de las investigaciones en Psicología y Neurociencia.

Jeremy Rifkin, en estos momentos, uno de los pensadores más importantes, en la introducción de su libro La civilización empática. La carrera hacia una conciencia global en un mundo en crisis ha escrito:

«En las ciencias biológicas y cognitivas está surgiendo una visión buena y radical de la naturaleza humana que es motivo de discusión en los círculos de la comunidad financiera y en la Administración. Descubrimientos recientes en el estudio del cerebro y del desarrollo infantil nos obligan a replantear la antigua creencia de que el ser humano es agresivo, materialista, utilitarista, no interesado por los demás. La creencia creciente de que somos una especie esencialmente empática tiene consecuencias trascendentales para  la sociedad. […] Quizá la cuestión más importante a la que se enfrenta la humanidad es si podemos lograr la empatía global a tiempo de salvar la Tierra y evitar el derrumbe de la civilización».

 George F. Loewenstein, economista norteamericano, experto en economía del comportamiento, ha realizado experiencias que han puesto de manifiesto que «el egocentrismo, la codicia y la orientación al propio interés trae una sensación de vacío, sinsentido e infelicidad, mientras que el altruismo, la generosidad y la orientación al bien común son fuente de plenitud, sentido, abundancia y felicidad». A nivel emocional, recibimos lo que damos.

Experimentos realizados en 1996 han puesto de manifiesto la existencia en nuestro cerebro –y en el de otros animales- de las que se han dado en llamar neuronas espejo. Cuando uno percibe el dolor de los otros, se movilizan automáticamente los mismos circuitos neuronales afectivos que cuando se siente el propio dolor. Es lo que se entiende por empatía.  

El destacado neurocientífico Marco Iacoboni indica que los estudios relacionados con las neuronas espejo revelan que los seres humanos somos empáticos por naturaleza.

Steven Pinker, psicolingüista de la Universidad de Harvard, en un artículo sobre la ciencia de la moralidad (2008), sentenció: «El hombre llegará a ser mejor si se le muestra como es».

Si somos seres empáticos, ¿cómo se explican algunas de las cosas que están sucediendo?

En 2008 Gary Olson, profesor de Ciencias Políticas, publicó un artículo, desde mi punto de vista muy interesante, titulado De las neuronas espejo a la neuropolitica moral.

En ese artículo, Gary Olson intenta explicar cómo, después de que nuestra comprensión de la empatía ha aumentado, no hemos sido capaces de producir un mundo más pacífico, sino que seguimos en un mundo colmado de violencia abierta y estructural.  Según él ello se debe a que desde pequeños se no educa y se nos entretiene para evitar que nos enteremos o que entendamos, el dolor de los demás. Y ello porque la exposición a determinadas nuevas verdades  acerca de la empatía (pruebas incuestionables de nuestra naturaleza moral innata) supone una amenaza directa a los intereses de las élites.

Opina Gary Olson que la maquinaria capitalista intenta mantener a la gente a raya con un fantasma ideológico: la noción construida sobre los valores de mercado.

Luis Rojas Marcos, profesor de Psiquiatría en la New York University, es autor de un libro que mereció el Premio Espasa Ensayo 1995, titulado  de Las semillas de la violencia.  Este profesor, analizando los factores que contribuyen al talante violento, señala que «el crimen florece allí donde reina el desequilibrio entre aspiraciones y oportunidades o existen marcadas desigualdades económicas», y recuerda a Erich Fromm cuando dice que «los hombres y las mujeres no pueden vivir como un mero objeto, y sufren intensamente cuando se ven reducidos a una máquina que simplemente come y se propaga, aunque tengan toda la seguridad que desean».

Prosperidad sin crecimiento es un libro que nació como un informe encargado o su autor, Tim Jackson, por un ente asesor del gobierno británico. Cuando fue publicado, en septiembre de 2009, no se dio noticia de él en ningún medio, fue ninguneado por el mismo gobierno que lo había encargado. Pero, a pesar de la reticencia inicial de la clase política, el informe fue ganando lectores entre economistas, académicos, activistas medioambientales y, finalmente, ciudadanos de a pie que buscaban respuesta a la crisis mundial.

Tim Jakson señala, en este informe, la importancia de crear una economía que refleje nuestra naturaleza social, que apoye nuestro altruismo.  Hay que construir –dice- instituciones económicas que se apoyen en la consideración de las personas como seres empáticos y no como sostiene la teoría de la elección racional, pues la primera nos considera como seres humanos completos y la segunda solo como máquinas de calcular. En definitiva, es necesario crear instituciones que, en vez de incentivar comportamientos egoístas, incentiven comportamientos de ayuda mutua.

Lo anterior supone modificar nuestras actuales normas culturales. Luis Rojas Marcos, escribe: «Las normas culturales son resistentes, pero no son inmunes al cambio. En el proceso de transmisión de generación en generación, evolucionan, se moldean y se adaptan a las nuevas necesidades y exigencias de los hombres y las mujeres de cada época».

Sin duda, estamos en una época que nos empujan a un cambio de cultura que obliguen a un cambio de sistema económico.

 Publicado el 22 de septiembre de 2020 en la revista Amanece Metrópolis

sábado, 22 de agosto de 2020

La selva Amazónica

La última carta que la organización WeMove EU (Nosotros movemos Europa) ha dirigido a todos sus miembros está relacionada  con la selva tropical, la selva Amazónica. La selva tropical, uno de los Bienes Comunes de la Humanidad, esta desapareciendo, a pesar de la importancia que tiene para la vida del ser humano en la Tierra, por ejemplo, para  hacer frente al cambio climático; se está convirtiendo en terreno de cultivo, al mismo tiempo, se desplaza y asesina a las poblaciones indígenas y se extinguen miles de especies que tienen en la selva su hogar (pérdida de biodiversidad).

La selva amazónica está ardiendo sin control para que unos pocos puedan asegurarse nuevas tierras de cultivo.

¿Qué papel juega la Unión Europea en ese proceso?

La UE está a punto de echar más leña al fuego firmando un desastroso acuerdo comercial, un acuerdo comercial con un grupo de cuatro países sudamericanos, llamado Mercosur”, indica WeMove EU.

WeMove EU es optimista porque, según ella, “tenemos la oportunidad de conseguir que ese acuerdo comercial se paralice”. “Los líderes políticos de Francia, Holanda y Austria ya habían anunciado que no van a firmar el acuerdo en los términos actuales”.   De todas maneras, WeMove EU indica que “necesitamos aumentar la presión para que los países de la UE digan no a este acuerdo”.

Pero ¿qué relación existe entre la necesidad de proteger la selva tropical el acuerdo comercial entre la UE y el Mercosur?

Explica WeMove EU: “El acuerdo comercial entre la UE y Mercosur consiste principalmente en intercambiar carne de vacuno, soja y madera (cultivada sobre las cenizas de la Amazonia) transportada en vehículos que consumen mucha gasolina y usando pesticidas tóxicos que ya están prohibidos en la UE”.  “Si se aprueba el acuerdo entre la UE y Mercosur, Europa importará muchas más frutas y verduras tratadas con pesticidas prohibidos en la UE. Grandes corporaciones como Syngenta y Bayer-Monsanto producen numerosos productos químicos, especialmente en Brasil, que no se les permite vender aquí”. 

El líder de extrema derecha de Brasil, Jair Bolsonaro, confía en que la UE firmará y, desde que subió al poder, ha estado alentando a las grandes empresas agrícolas a quemar la selva tropical.

“Más de 600 científicos, dos organizaciones indígenas brasileñas  y 340 grupos de la sociedad civil están pidiendo que se detenga el citado acuerdo”. WeMove EU pide que se ayude mediante la difusión a familiares y amigos.  

Para saber más cosas sobre ese acuerdo se puede consultar

https://www.efeagro.com/noticia/mercosur-reto-la-agroalimentacion-europea-espanola/

https://www.casamerica.es/index.php/economia/espana-y-la-ue-ante-el-acuerdo-de-mercosur

https://www.ultimahora.es/noticias/internacional/2019/06/29/1091173/mercosur-por-nos-afecta.html

 

sábado, 18 de julio de 2020

Bienes comunes de la Humanidad


 WeMoveEU (Nosotros Movemos Europa)  es una plataforma de acción digital, a la que estoy suscrita, dedicada a “hacer de Europa un lugar más democrático, con más justicia social y medioambiental”.  El 20 de junio de 2019 recibí, de esa plataforma, un correo electrónico explicando que “mientras los guardias forestales seguían el confinamiento -por la pandemia-, los taladores ilegales han continuado destruyendo bosque vírgenes. Los últimos bosques vírgenes de Europa están desapareciendo a un ritmo alarmante. La mafia de la madera en Rumania continúa con la tala mientras que el gobierno hace poco para detenerlos.  Durante el confinamiento, ha habido más transporte de madera que en el mismo período del año pasado. […] Más de 120.000 personas han firmado la petición exigiendo el fin inmediato de la tala ilegal. […] Cuantas más personas estemos detrás de esto, mayor será la presión. Esta es la última oportunidad de firmar la petición”.
Salvar los bosques
Los bosques no son un puñado de árboles. Son complejos ecosistemas gracias a los cuales se regula el clima, se disminuye la contaminación y se filtra el agua. Albergan el 75% de la biodiversidad del planeta y proporcionan sustento y cobijo a millones de personas. La mala noticia es que los bosques están desapareciendo a gran velocidad.
Los bosques son un Bien Común de la Humanidad que, como tantos otros bienes de esta categoría, el vigente sistema económico, obsesionado por la obtención de beneficios –crecimiento económico-, ha convertido en mercancía, que, como tal, se puede comprar y vender en el “mercado”.  Ello conduce a su desaparición, como estamos viendo y pronosticó el profesor de ecología de la Universidad de California en Santa Bárbara, Garrett Hardin, en un ensayo titulado “La tragedia del procomún, y publicado en la revista Science en 1968.
Sin embargo,  salvar a los bosques debe ser una prioridad para todos los países.  Según la FAO (Colección de libros acerca del Estado del planeta, número 11, Los retos del futuro, páginas 36-41),  “en los últimos 25 años ha desaparecido una superficie forestal equivalente al territorio de Sudáfrica, particularmente debido a la deforestación, la explotación desmesurada y los incendios.  Algo que está llevando a la Humanidad al precipicio. La destrucción de los bosques provoca la extinción de interesantes especies de flora y fauna y la emisión de grandes cantidades de gases de efecto invernadero, responsables del cambio climático”. Y, al final, según la FAO, a la desaparición de la especie humana en el planeta Tierra.  A ese respecto, es importante recordar que en el marco de la UNESCO, en 1998, se proclamó la Declaración de Responsabilidades y Deberes Humanos.
Los océanos, los mares, la tierra sumergida cuando sube la marea, los lagos y los ríos, los bosques y las cañadas, los pasos de montaña, el paisaje, el agua limpia, el suelo fértil, las semillas y los peces,  el aire que respiramos, el conocimiento: todos son bienes públicos. Su conversión en mercancía, ya sea de propiedad pública o de propiedad privada, lleva aparejada su desaparición. 
Responsabilidad de todos
En cuanto a la existencia y actuación de la plataforma WeMove.EU, es interesante lo que sucedió,  en 1993, cuando abrió sus puertas el Museo Internacional del Holocausto en Estados Unidos. En esa ocasión, el escritor y Premio Nobel de la Paz, Eliazer Wiesel, afirmó que aquel museo era “una institución sobre la responsabilidad moral y la responsabilidad política”. Según distintos observadores, Wiesel no se refería a la responsabilidad de los culpables concretos del desastre, sino a la responsabilidad de los ciudadanos. O dicho de otro modo, a las consecuencias derivadas de la ausencia de responsabilidad política en los ciudadanos, algo que, con anterioridad, había expuesto el eminente psiquiatra y filósofo alemán Karl Jaspers en la Universidad de Heildelberg durante los meses de enero y febrero del semestre de invierno de 1945-1946 y que ha sido recogido en un texto titulado El problema de la culpa (1998).
Karl Jaspers tuvo el inmenso valor de preguntarse en voz alta lo que casi todo el mundo mascullaba para sus adentros: “¿Eran todos los alemanes culpables de las atrocidades del régimen nazi?” Es lógico pensar que el régimen de Hitler no podrá haber funcionado con la voluntad de un solo individuo:  la mayoría de la población debió colaborar con él, unas veces de forma activa y otras de forma pasiva.
Para Jaspers, siempre existe la posibilidad de oposición, pero ésta apenas se dio entre los alemanes, que de una forma u otra se aprovecharon de las ventajas que les ofrecía el régimen.
En el caso de los bosques, es posible detener la tala ilegal que tiene lugar en Rumania. Salvar a los bosques debe ser una prioridad para todos los países.  Según la FAO, en el libro indicado,   «en los últimos 25 años ha desaparecido una superficie forestal equivalente al territorio de Sudáfrica, particularmente debido a la deforestación, la explotación desmesurada y los incendios. Algo que está llevando a la Humanidad al precipicio. La destrucción de los bosques provoca la extinción de interesantes especies de flora y fauna y la emisión de grandes cantidades de gases de efecto invernadero, responsables del cambio climático».
Teóricamente, todo se puede solucionar si el ser humano abandona el camino emprendido las últimas décadas y hace uso de sus características como Homo sapiens: empatía, solidaridad, sabiduría, …  . 
El procomún
Considero oportuno mencionar, ahora, el libro de Jeremy Rifkin, La sociedad de coste marginal cero. El internet de las cosas, el procomún colaborativo y el eclipse del capitalismo. En el capítulo 10 de ese libro, Rifkin  señala el trabajo realizado por Elinor  Ostrom, economista y profesora de la Universidad de Indiana y de la Universidad Estatal de Arizona, Premio Nobel de Economía en 2009, primera mujer en recibir este honor. Rifkin escribe: “Ante todo, Ostrom era economista, pero no tenía ningún reparo con adoptar el papel de antropóloga. Estudió las formas de gestionar el procomún (conjunto de bienes comunes de la humanidad) desde los Alpes suizos hasta las aldeas de Japón para descubrir los principios que las convertían en modelos de una gestión eficaz”.
Con este trabajo, Ostrom dejó muy claro  que existía un sistema de gestión de los bienes comunes idóneo para evitar su desaparición, un sistema digno de “reconsiderar ante los retos y las oportunidades de carácter ecológico, económico y social que se plantean a la humanidad en un mundo que cada vez está más interconectado”.
En sus trabajos de investigación,  Elinor Ostrom  encontró que al gestionar recursos comunes,  “lo más frecuente era que cada persona antepusiera el interés de la comunidad a su interés personal, y que priorizara la conservación a largo plazo del recurso común frene a sus circunstancias personales, aunque fueran muy difíciles.  En cada caso, el aglutinante que había viable el procomún eran unos protocolos de autogestión que se habían  acordado voluntariamente mediante  la participación democrática de todos los implicados”.
Aunque todo procomún establece sanciones y castigos para hacer cumplir los protocolos de gestión acordados, Ostrom encontró “muy llamativo que en casi todos los casos las multas por violar las normas eran sorprendentemente leves y rara vez más que una parte mínima del valor monetario que se podría obtener infringiendo las reglas”.
Rifkin indica que “más del 80% de la región alpina de Suiza está gestionada por un sistema mixto que combina la propiedad privada para la agricultura con la gestión en procomún de prados, bosques y eriales”. 
Christian Laval, profesor de Sociología de la Universidad de París x Nanterre, y Pierre Dardot, filósofo, dedican su libro Común. Ensayo sobre la revolución en el siglo XXI, al estudio de la actual situación de los Bienes Comunes, Patrimonio de la Humanidad. indican que "los servicios públicos deben convertirse en institución de los Común" y señalan "la remunicipalización de la gestión del agua en Nápoles". el ejemplo reciente "más llamativo de creación de comunes locales o, más exactamente, de servicios públicos locales gobernados como comunes".

NOTA. Publicado en la revista Amanece Metrópolis el dia 14 de este mes