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martes, 29 de mayo de 2012

Ética y economía

     Hace unos años -concretamente en 2003- el Consejo Social de la  Universidad de Valladolid organizó un ciclo de conferencias bajo el título Ética para la sociedad civil. Uno de los conferenciantes fue el profesor de Filosofía Moral de la Universidad de Valencia, Jesús Conill Sancho, que habló sobre El horizonte ético de la economía. He considerado interesante conocer la opinión de un profesor de Filosofía Moral, porque el concepto mecanicista de la economía -economía regida por unas leyes que se consideran análogas a las leyes de la física o la química- hace irremediablemente incompatibles ética y economía. No hace mucho tiempo, el expresidente de Elf hacía unas declaraciones, con amplio eco en los medios, sobre esta incompatibilidad entre ética y economía.

     La incompatibilidad entre ética y economía explica, entre otros comportamientos, el fracaso de todos los intentos que se han hecho para que las empresas adopten un código o normas de responsabilidad social. A lo sumo, la ética vendría a ejercer una función cosmética en la vida económica, es decir, a crear una imagen favorable o atractiva, que intentan exhibir con el único objetivo de aumentar la cifra de negocio, es decir, aumentar el número de personas que compran sus productos.

     En su conferencia, Jesús Conill llevó a cabo un breve recorrido histórico para conocer "las razones que han provocado el cambio desde los orígenes éticos de la economía hasta la actual sensación no-ética de la economía": cómo de la autonomía de la economía con respecto a la moral se ha pasado a su primacía en todos los órdenes de la vida humana; cómo "el pensamiento económico se ha ido haciendo cada vez más influyente en nuestra vida moderna, hasta transformar el modo de pensar y analizar las cosas" (por ejemplo,  frecuencia con la que para determinar la bondad de una actividad se dice: "mueve mucho dinero"); y cómo ha tenido lugar "una creciente absorción de fenómenos, en principio, no estrictamente económicos (no-de-mercado), por parte de la racionalidad económica, hasta llegar a lo que se podría calificar de "imperialismo económico"  o muerte de la democracia.

     Desde su categoría de profesor de Filosofía Moral, Conill recuerda que estos procesos han sido fruto de un haz de decisiones y de acuerdos internacionales y que, por ello, no se hace "ningún favor a la causa de la mejora con sentido ético el remitirnos a un fantasma, sino sería mucho mejor detectar puntos neurálginos y proponer alternativas viables, mostrando que la mejora depende de la voluntad político-económica de los que dicen ser nuestros representantes (nacionales e internacionales)". En definitiva, que no es correcto eximirse -ni evadirse- de "las correspondientes responsabilidades en cada nivel de la vida personal e institucional".

     Según este profesor, cabe esperar, si se hace el esfuerzo necesario, un cambio en el enfoque económico del futuro, es decir, es posible otro mundo en el que ética y economía avances juntas. Como anticipo señala la actividad de Amartya Sen, Premio Nobel de Economía en 1998, y su propuesta de una alternativa al PIB. "Porque ya no es suficiente ni conveniente seguir por más tiempo con un enfoque utilitarista, sino que se trata de buscar innovadoramente otro instrumental para atender a las diversas clases de actividades que hacen floreciente a una vida humana".

domingo, 27 de mayo de 2012

El momento de la 'nueva' economía

     New Economics Foundation (NEF) es una organización, nacida en Londres que, desde 1986, está trabajando en el diseño de una 'nueva' economía que no tenga los errores que se han observado que tiene la actual.

     El NEF se gestó en respuesta a un encuentro del G-7 (ahora, G-8) en Londres a mediado de los ochenta, en plena era de Thatcher, es decir, en plena efervescencia del "pensamiento único". En ese ambiente, un grupo de "nuevos" economistas decidió convocar por su cuenta y riesgo "The Other Economic Summit" (TOES), donde se habló por primera vez de las inversiones éticas, las auditorías sociales, los impuestos "verdes", los indicadores económicos alternativos, ... Está claro que la humanidad siempre ha avanzado, se ha hecho más humana, gracias a algunos de sus miembros que deciden pensar y sentir por su cuenta.

     Desde entonces y sobre todo en la última década, la NEF, como tantos otros movimientos políticos, económicos y sociales alternativos, está intentando modificar el el concepto de economía y, en consecuencia, el actual sistema económico. Una de sus aportaciones es el Happy Planet Index, que mide el "índice de felicidad colectiva de las naciones". 

     En un artículo de periódico titulado, precisamente, "El momento de la 'nueva'  economía", se recoge parte de la conversación mantenida con Aniol  Esteban, un catalán director del departamento de Economía Ambiental de esa organización, preocupado por hermanar economía y ecología, dos disciplinas, hasta ahora, incompatibles.

     Aniol Esteban señala, como tantos otros, que debe aprovecharse la crisis para crear un nuevo sistema económico-social. "Los Gobiernos están totalmente desorientados. Su obsesión consiste en abrocharnos el cinturón para quitárnoslo cuanto antes y volver a las andadas.  No se dan cuenta de que estamos en un contexto totalmente inaudito, que no se puede dar marcha atrás. La crisis nos lo está haciendo pasar muy mal, pero es la ocasión para experimentar con ideas nuevas e intentar encontrar una salida".  Porque "vivimos en un sistema injusto, inestable, infeliz e insostenible. El reto es encontrar las fórmulas y encontrar una nueva economía que sea socialmente más justa, que genere bienestar humano y que funcione dentro de los límites ecológicos del planeta (...). Al fin y al cabo, lo que todos queremos es conseguir que la gente viva bien y sea feliz en un planeta sostenible".   Son estos los objetivos de todas las propuestas de cambio de sistema económico-social.

    "El malestar social está tocando techo. Tenemos que aspirar al humilde objetivo de cambiar el sistema económico mundial", dice Aniol Esteban. 


     Invito a todos a visitar la página web de NEF. Todas sus publicaciones, bajo "Creative Commons licence", se encuentran en inglés, pero indican que pueden enviar su traducción.


NOTA. Gracias a Jose por el envio del artículo de periódico citado.

viernes, 25 de mayo de 2012

Ciencia de la Economía

     ¿Cómo se explica que la presidenta de Madrid, Esperanza Aguirre, dijera en el X Encuentro Financiero Internacional que los mercados financieros "están gobernados por leyes tan insobornables como las leyes de la física, la química o la biología", y añadiera: "Quienes hablan de la dictadura del mercado no se dan cuenta que cometen el mismo error que los que pretenden abolir por decreto la ley de la gravedad"?

     Tiene su explicación. Todo se debe a la visión mecanicista del mundo que se impuso en el pensamiento europeo en el siglo XVII, debido a los planteamientos -principalmente, no exclusivamente- de Galileo (1564-1642) y de Descartes (1596-1650). A partir de ese momento, se consagra la sobrevaloración de los procesos mentales racionales y científicos sobre cualquier otro proceso que intentase dar cuenta de la realidad (sentimientos, emociones, conocimiento común o tácito ...).

     Adam Smith (1723-1790), considerado el padre del actual sistema económico, pensó en un "mercado perfecto"  en el que los consumidores elegían "racionalmente" lo que más les convenía. Nace la consideración del ser humano como"máquina de calcular".

      Si, en su funcionamiento, el orden económico está sometido a leyes naturales, como la ley de la gravedad, para que todo funcione bien, los gobiernos no deben interferir en los procesos económicos. De aquí, la exigencia de no-regulación de los mercados, ya sean de bienes, de servicios o financieros.

     Sin embargo, diversas experiencias, llevadas a cabo por médicos y psicólogos, han puesto de manifiesto que en la actividad de comprar y vender, el ser humano dista mucho de comportarse como un simple ser racional -homo aeconomicus-: el ser humano es un ser complejo, que además de racional, tiene sentimientos, unos buenos y oros malos, y, entre ellos empatía que, como indicaba uno de los investigadores, no es compasión sino ponerse en lugar del otro.

     No era necesario que se hicieran esos experimentos para saber, como han denunciado muchos economistas y sociólogos, que el actual sistema económico tenía importantes fallos. Por ejemplo, en lugar de cumplirse la anunciada por Adam Smith "automática distribución entre todos los seres humanos de los bienes necesarios para vivir", la experiencia ha demostrado que el sistema conduce a una, cada vez mayor, desigualdad económica.  No cabe duda que quienes defienden el sistema o son unos ignorantes o se comportan como egoístas y ambiciosos integristas, es decir, partidarios de la "inalterabilidad de una doctrina" (diccionario de la RAE) que les favorece.

     Uno de los mercados más desregulados, uno los más alejados de un "mercado perfecto" y que tantos problemas es capaz de plantear -la situación es solo uno de ellos -, son los mercados financieros. ¿Cuándo se decidirá su regulación?

     A los partidarios del sistema que hablan de leyes de la física, la química o la biología, conviene recordar que, en estas ciencias, cuando una teoría no explica -o sus resultados no coinciden con la experiencia-, se cambia la teoría: tiene lugar un cambio de paradigma.

NOTAS. El Premio Nobel de Economía 2002 se concedió a dos personas por "haber integrado aspectos de la investigación psicológica en la ciencia económica, ...".
Para saber más cosas sobre este tema se pueden consultar http://www.ciencias.org.ar/user/files/36%20Navarro.pdf  y  http://www.gobcan.es/educacion/3/usrn/fundoro/archivos%20adjuntos/publicaciones/actas/13_14/conferencias/jesus_paradinas.pdf

martes, 22 de mayo de 2012

El G-8

     En noviembre de 1975, bajo la égida de Estados Unidos, se reunieron los mandatarios de los seis mayores países industralizados -Estados Unidos, Japón, Alemania, Francia, Italia y Reino Unido- para analizar las perturbaciones económicas que produjo la crisis del petróleo. Así, nació el G-6, que en 1996 se convirtió en G-7 con la incorporación de Canadá y, en 1997, en G-8 con la de Rusia. El objetivo del G-8 era "analizar, conjuntamente, una vez al año, la marcha de la economía mundial y tomar las medidas más convenientes a la creación de riqueza y ...a sus intereses". (José Vidal-Beneyto "Impugnación al G-8")

     "Este club de privilegiados, que representa el 15 por ciento de la población del mundo y totaliza cerca del 60 por ciento de la producción del planeta, aspira a gobernar, bajo la batuta de Estados Unidos, todas las decisiones importantes. La invocación de la condición democrática de los Estados que lo componen no vale, pues esta legitimación les ha sido otorgada para cuestiones nacionales, no para asuntos del mundo".("Impugnación al G-8").

     La toma del gobierno del mundo por instituciones ademocráticas, del que el G-8 es parte, implica una debilidad de la democracia, falta de calidad de la misma. "Los ciudadanos no se sienten representados por quienes toman las decisiones últimas, por quienes se reúnen y marcan las tendencias, los caminos por los que va a discurrir la Humanidad. (...), es un proceso que no hemos elegido los ciudadanos, que no hemos votado y que, no haciéndolo, nos perjudica como ciudadanos (aunque algunas veces nos alegre como consumidores). Lo principal es que nos distancia de la participación ciudadana, nos anestesia de lo público, de lo colectivo". (Hij@, ¿qué es la globalización? La primera revolución del siglo XXI ). Esa falta de democracia fue una de las razones por las que el movimiento social alternativo se manifestaba en todos los lugares en lo que se celebraban sus "cumbres".

     En 1999, año en que celebró sus puesta de largo en Seattle, este movimiento, después de haber recogido 25 millones de firmas, exigió y consiguió del G-8 que se comprometiera a anular la ilegal e injusta  deuda de los 40 países más pobres de la Tierra. Al año siguiente en la reunión en Okinawa (Japón) este movimiento insistió en lo mismo, al igual que lo hizo en Génova en 2011; pero, en esta ocasión, los miembros de G-8 ya no se disculpan por su incumplimiento, sino que afirman que las circunstancias obligan a abandonarlo.

      Este año la reunión se ha celebrado en Camp David (Maryland) para "huir de las protestas". ¿Qué temas se han analizado? En el periódico EL MUNDO se dice: "La cumbre celebrada en la residencia presidencial de Camp David, en las afueras de Washington, ha finalizado con el acuerdo entre los líderes de los países más industrializados de que el camino contra la crisis pasa por "el crecimiento y la creación de empleo" como la principal prioridad" al tiempo que se continua el proceso de reformas estructurales [entiéndase, privatizaciones, reducción del gasto público, etc.] para reducir la deuda". Prácticamente lo mismo se puede leer en EL PAÍS y en LA VANGUARDIA. 

     Esos son los problemas que el G-8 considera más importantes en relación con la economía mundial. Nada acerca de la necesidad de regular el sector financiero para evitar estas crisis, nada de buscar (que las hay) soluciones para  que no sean los ciudadanos los que deben rescatar a los bancos, nada sobre el cambio climático, nada de los problemas de hambre que afectan a miles de millones de habitantes de la Tierra, tanto en los países del Sur como los países del Norte, ....  Nada de nada; solo austeridad y, si acaso, crecimiento económico.

domingo, 20 de mayo de 2012

Responsabilidades

     ¿Somos los ciudadanos los culpables -aunque sea en una mínima parte- de esta crisis financiera y, dentro de ella, del "desplome" de Bankia?

     Para saber de qué hablamos, nada mejor que un ejemplo. Una persona quiere dedicarse a los negocios y, para empezar, decide abrir una zapatería. Para aumentar el número de clientes, decide vender zapatos a crédito, sin tener en cuenta la solvencia de las personas a las que vende. Todo lo anterior de acuerdo con un grupo gestor, que "premia" con muy generosas remuneraciones económicas. Pero el negocio fracasa. ¿Conseguirá que el gobierno se haga cargo de las deudas contraídas, alegando que la culpa es de quienes aceptaron sus zapatos? Sin duda, no.

     Si quería hacer dinero, se confundió: debió abrir un banco. En ese caso, si hubiera fracasado, no solo por prestar dinero a personas no solventes, sino, además, por haber llevado a cabo, junto con su equipo gestor, todo tipo de extrañas operaciones no siempre legales, el gobierno hubiera decretado que todos los vecinos, excepto los que formaban parte del equipo gestor y los que poseían una gran fortuna, debían hacerse cargo de esas deudas.   En la realidad, eso es lo que parece ha sucedido con Bankia.

     "El episodio -en palabras de Antonio Elorza, historiador, ensayista y catedrático de Ciencias Políticas en la Universidad Complutense de Madrid- viene a probar de nuevo que la desregulación favorece la formación de una casta de gestores, fabulosamente pagados, cuyos intereses, ligados a esas remuneraciones, les distancian incluso de la institución que dirigen. ¿Importa mucho que esta quiebre si los ingresos e indemnizaciones que se han atribuido a sí mismos son puntualmente pagados?  Ni Rato, ni ninguno de los gestores implicados en peripecias comparables, piensan por un momento en la exigencia moral de devolver a la sociedad los beneficios obtenidos en el curso de sus fracasos".

     "Lo único cierto es la decisión de salvar una banca, protagonista  en la gestación de nuestra crisis, con el dinero de todos y sin que nadie rinda cuentas"

     "La indignación es lógica, pero de nada sirve si no se exigen responsabilidades"

     NOTAS: Con el ejemplo de la zapatería solo he querido poner de manifiesto lo incomprensible del hecho de que,  en el actual sistema económico, haya actividades -la más importante de todas, el comercio de capitales- que no solo carecen de regulación sino que, además, cuando tienen problemas los ciudadanos están obligados a pagar las deudas.
     Del pago de la deuda he excluido a los que poseen una "gran fortuna", porque he recordado el proyecto de amnistia fiscal.

jueves, 17 de mayo de 2012

Eficiencia y simplicidad voluntaria

     Sabiendo que los recursos naturales son limitados, ¿cómo se puede explicar que la implantación de una técnica capaz de proporcionar mayor bienestar con un menor consumo de recursos naturales, sea, al final, utilizada para aumentar el consumo de esos recursos?  Es el mundo al revés que diría Eduardo Galeano. Un mundo al revés. "Hace ciento treinta años, después de visitar el país de las maravillas, Alicia se metió en un espejo para descubrir el mundo al revés. Si Alicia renaciera en nuestros días, no necesitaría atravesar ningún espejo; le bastaría con asomarse a la ventana". (Eduardo Galeano, Patas arriba. La escuela del mundo al revés)

     ¿Cómo hemos entrado en este mundo al revés? Se podría decir que debido a la habilidad de los que dirigen el actual sistema económico-social, habilidad para convencer a los seres humanos de que no son homo sapiens, sino homo aeconomicus, y que, por lo tanto, no son capaces de pensar y sentir, únicamente saben comportarse como "máquinas de calcular": ¿cuanto tiempo debo trabajar, aunque sea como esclavo, para comprar esto y esto otro, que no necesito pero que me han dicho que me hará más feliz y, además, ya  tiene mi vecino? En esta manera de actuar se encuentra la explicación del "efecto rebote" y el origen de los graves problemas medioambientales con que la humanidad se encuentra en estos momentos.

     Pero, la situación ha llegado al límite: ni la Naturaleza ni el ser humano, como parte de ella, ya no resisten más. Es urgente un cambio del sistema económico-social. un cambio de paradigma.

     Sin embargo, en cualquier situación, por adversa que sea, llega un momento en que el ser humano toma conciencia de lo que significa pertenecer a la especie humana.  La solución no puede venir ni de los mercados ni de los gobiernos; iniciado el siglo XXI, por primera vez en la historia, está en los ciudadanos. Como es natural entre seres pensantes, hay muchas propuestas; pero, analizadas, con detalle, todas coinciden en la necesidad de un sistema económico-social acorde con las características del ser humano y del planeta que habita.  Las posibles diferencias residen, fundamentalmente, en la terminología empleada.

     En el caso concreto del "efecto rebote", una de las propuestas propone una combinación de ecoeficiencia y simplicidad voluntaria. El término "ecoeficiencia" fue acuñado, en una publicación de 1992, por el World Business Council for Sustainable Development (WBSC), cuyo objetivo coincide con el enunciado por los autores del Informe al Club de Roma, citado hace unos días: crear más bienes y servicios utilizando menos recursos y creando menos desechos y menos contaminación. Con un nombre u otro no son los únicos grupos ocupados en este tema: los autores de Factor 4 señalan (págs. 323-325) la existencia del Club Factor 10, cuyos miembros son todos conocidos ecologistas y científicos, que consideran que la situación ha llegado a tal punto que no es suficiente duplicar el bienestar con la mitad de los recursos: es necesaria una mayor eficiencia.

     Al incluir el concepto de "simplicidad  voluntaria" se está recurriendo a la "inteligencia social" en que se basa el modelo de "elección pública", defendido por la escuela de Elinor Ostrom, y único capaz de gestionar, adecuadamente, recursos naturales escasos. El modelo de "elección racional", introducido por los partidarios del actual sistema económico, está conduciendo al desastre, tal como describió el biólogo Garret Hardin.

domingo, 13 de mayo de 2012

Eficiencia en el uso de recursos naturales y consumo

     Los autores del Informe al Club de Roma Factor 4. Duplicar el bienestar con la mitad de los recursos naturales indican que "el sueño de las materias primas baratas pronto se acabará" y que "cuando se presenten síntomas de agotamiento -sea por falta de reservas, sea por la incapacidad del medio ambiente para absorber las emisiones y los residuos- y las tendencias de los consumidores sigan apuntando hacia arriba, podrían producirse explosiones de los precios repentinas, agudizadas por la política o la especulación, que afectarían sobremanera a la economía y, sobre todo, a los pobres".

     Se indica, en este informe, que, en un principio, se podría suponer que "la revolución del factor 4 reducirá de manera sensible el consumo de recursos en los países industrializados", pero que, sin embargo, solo eso no reduciría  el consumo, antes al contrario, el consumo se cuadruplicará y "no quedará nada para reducir el desgaste de la naturaleza".

     Este fenómeno, ampliamente estudiado por muy diferentes expertos, recibe el nombre de "efecto rebote". Todo proyecto técnico, toda mejora de la productividad, en vez de reducir el consumo de materias primas y energéticas conduce a un mayor consumo. Por ejemplo, con la revolución informática se pensó en una futura desaparición del soporte papel; sin embargo, desde entonces, se ha detectado un gran aumento en su consumo.

     Pedro Linares, profesor de la Universidad Pontificia de Comillas y miembro de la cátedra BP (British Petroleum) de Desarrollo Sostenible, es autor de un detallado artículo acerca de "El efecto rebote de la eficiencia energética" en el analiza las posibles razones de este fenómeno.

     También está dedicado a este tema uno de los artículos a los que nos tiene acostumbrados Ramón Morata: "El efecto rebote, o porqué ser más eficiente no necesariamente es siempre mejor". 

     Según los autores de Factor 4, "en una economía de mercado, la señal para frenar el consumo debería partir, en primer lugar, de los precios", y proponen una bien diseñada reforma fiscal ecológica, no "simples impuestos que significarían lisa y llanamente un encarecimiento de la vida".

  

viernes, 11 de mayo de 2012

Duplicar el bienestar con la mitad de los recursos y los mercados

    Los autores del informe al Club de Roma, Factor 4. Duplicar el bienestar con la mitad de los recursos, después exponer medio centenar de ejemplos de eficiencia en el uso de los recursos naturales, se preguntan si el actual sistema económico-social puede convivir con los propósitos "adelgazantes" de la eficiencia.

     Según ellos, uno de los grandes obstáculos reside, precisamente, en lo que se puede calificar de columna vertebral del actual sistema económico-social: la creencia de que los mercados funcionan bien cuando no está regulados, es decir no "padecen" la intervención del Estado. La exigencia de no intervención del Estado se debe a la creencia de que los mercados son perfectos.

     José Luis Sampedro dedica a este tema una parte importante de su libro El mercado y la globalización. Indica, primero, las condiciones que deben cumplirse para que, teóricamente, un mercado sea perfecto; y, después, señala las razones por las cuales, en la realidad, los mercados distan mucho de ser perfectos. (El premio Nobel de Economía, Joseph E. Stiglitz en la página 103 de su libro El malestar en la globalización, indica que uno de los grandes logros de la economía moderna ha sido demostrar que las condiciones que se deben dar para que un mercado sea perfectos son tan "sumamente restrictivas" que no se dan en la realidad).

     Además hay que tener en cuenta que, por su propia naturaleza, el mercado busca "el máximo beneficio privado a costa de quien sea o de lo que sea", mientras que "el interés común busca fines más variados (...); fines como la salud pública, la mejora de la sociedad mediante la educación, el respeto a la naturaleza, la observancia de ciertos valores inmateriales, el cultivo de actividades estéticas, la cohesión social y, sobre todo, el acatamiento de unas normas éticas de convivencia, entre otras manifestaciones del progreso humano" (págs. 46-47)

     Sin embargo, utilizando esta vez las palabras de Vidal-Beneyto, "el integrismo del mercado, que ha adquirido carta de naturaleza en las dos últimas décadas, nos ha llevado a generalizar su uso para todo tipo de objetivos y causas".  (Según el diccionario de la RAE, "integrismo" es la "actitud de ciertos sectores religiosos, ideológicos o políticos, partidarios de la inalterabilidad de las doctrinas". En esa situación estamos ahora, gracias al actual sistema económico-social).

      Los autores de Factor 4 se quejan de esta situación diciendo (pág. 215): "Este dogma fatalista poco tiene que ver con una buena economía. No obstante, siempre lo sacan del baúl cuando se trata de condenar alguna  intervención susceptible de influir en el mercado. Es un truco cómodo para eximirnos aparentemente de la responsabilidad de crear un marco moral, legal o incluso económico para el mercado. (...) Estas condiciones de mercado perversas y totalmente injustas con la eficiencia propician que se genere un despilfarro de cientos de miles de millones de dólares anuales".

     Vidal-Beneyto manifiesta su rebeldía al escribir: "De lo que se trata es de impedir que la economía de mercado conduzca inexorablemente a la sociedad de mercado, y con ella, a la total mercantilización de todos los procesos y actividades humanas".

martes, 8 de mayo de 2012

Las fábricas chinas se marchan a África

     Ha recibido un correo electrónico de un amigo, invitándome a leer una noticia publicada en el periódico EL MUNDO: Las fábricas chinas se marchan a África. La noticia me ha parecido lo suficientemente interesante como para interrumpir los comentarios acerca del informe al Club de Roma, Factor 4. Duplicar el bienestar con la mitad de los recursos naturales.

     En la noticia se indica que el Banco Mundial, a través de un informe, titulado Todo sobre empleos: de Asia a África, había indicado: " Ha llegado el momento de que África profundice en la manufacturación y se apodere de unos 85 millones de empleos potenciales ya que los salarios reales están creciendo en China y las empresas de ese país buscan fuera para recolocarse". El periodista dice que "según el Banco Mundial, la productividad en las empresas etíopes 'bien dirigidas' es similar a la china y vietnamita, sin embargo, pagan una cuarta parte de los salarios chinos y la mitad de los vietnamitas, siendo los costes salariales, lo que incluye impuestos y cotizaciones sociales, 'aún inferiores'. Entre los ejemplos que menciona el Banco Mundial considero interesante destacar el caso de una empresa etíope que ha abierto su mercado  la Unión Europea. "Especializada en producir flores, su éxito ha dado trabajo a cincuenta mil persona". En resumen, "Banco Mundial urge al continente subsahariano a aprovechar la 'erosión' que produce en el fábricas chinas el incremento de los costes laborales y el aumento de la regulación laboral".

     Esta práctica, conocida con el nombre de "deslocalización", ya ha sido empleada por los países industrializados y  ampliamente analizada por distintas personas y colectivos. Por ejemplo, María Novo, en su libro En desarrollo sostenible. Su dimensión ambiental y educativa, (pág. 75) indica:  "En realidad, tiene duras repercusiones para los trabajadores de los países ricos que, en muchos casos, pierden sus empleos, y para los nuevos asalariados de los países pobres, que adquieren empleo pero han de renunciar a muchos de los derecho y conquistas sociales del Norte antes de haber podido acceder a ellos".

     Uno de los muchos foros en los que se ha analizado este proceso es el seminario "Ecología y subdesarrollo", organizado en Barcelona por la Fundació Alfonso Comín en abríl-mayo de 1993. Uno de los participantes en ese foro fue Eduardo Galeano, quien, a través de la descripción de casos concretos, mencionó las consecuencias del traslado a países suramericanos -entonces preferidos por los países industrializados- de grandes empresas "atraídas por los salarios enanos y la libertad de contaminación". Uno de los ejemplos se refiere, precisamente, al cultivo de flores.

     "Colombia cría tulipanes para Holanda y rosas para Alemania. Empresas holandesas envían los bulbos de tulipán a la sabana de Bogotá, empresas alemanas envían esquejes de rosas a Boyacá. Holanda recibe los tulipanes, Alemania recibe las rosas y Colombia se queda con los bajos salarios, la tierra lastimada y el agua muda y envenenada. La socióloga colombiana María Cristina Salazar está investigado las arrasadoras consecuencias de estos juegos florales en la era industrial: la sabana de Bogotá se está secando y hundiendo, los insecticidas y los abonos químicos, aplicados a gran escala, están enfermando a las obreras y a las tierras de Bayacá". (Ecología solidaria, Ed. Trotta/Fundació Alfonso Comín, 1996, Madrid, págs.55-62)

     En el mismo foro, y en varias ocasiones, se recordó un memorándum interno del Banco Mundial, firmado por el que era su economista jefe, Lawrence Summers. El informe que, al parecer, debía ser interno, pero cayó en manos de un periodista y, a fines de 1991, fue publicado por la revista The Economist y el diario The New York Times. "Según el documento, el Banco Mundial debía estimular la migración de las industrias sucias hacia los países menos desarrollados, por tres razones: la lógica económica, que aconseja volcar los desperdicios tóxicos sobre los países de menores ingresos; los bajos niveles de polución de las países más despoblados; y la escasa incidencia de cáncer sobre la gente que muere temprano".

sábado, 5 de mayo de 2012

Más con menos

     En 1997, cuando no habíamos llegado al "mundo imposible" en el que nos encontramos ahora, el Club de Roma hizo público un informe, Factor 4. Duplicar el bienestar con la mitad de los recursos naturales, en cuya confección habían colaborado más de cien personas. El objetivo era "extraer cuatro veces más bienestar de un barril de petróleo o de una tonelada de tierra", y, de este modo, "duplicar nuestro bienestar y al mismo tiempo reducir a la mitad el desgaste de la naturaleza". "Sin reducir a la mitad en deterioro de la Naturaleza no se podrá restablecer el equilibrio ecológico ni asegurar a largo plazo los fundamentos para la supervivencia". En su presentación, el presidente del Club, Ricardo Díez Hochleitner, expresó su confianza en que el informe se convirtiera "en un nuevo lema de futuro".

     Según sus autores la propuesta es interesante porque "no es utópica, sino absolutamente sencilla", a pesar de lo cual, según ellos, tropezará con "un cúmulo de problemas y obstáculos". A ese respecto, afirman que hay que tener en cuenta que "no son los libros, sino los seres humanos quienes modifican el rumbo del progreso", y señalan: "Los seres humanos no cambian sus comportamientos si no tienen motivos importantes para ello. Estos motivos pueden ser de naturaleza ética o material, o ambas cosas a la vez. En nuestro caso, los dos motivos se juntan".

     Uno de los obstáculos, que mencionan, reside en la utilización del PIB (Producto Interior Bruto) como medida de progreso. La discrepancia entre el PIB y el bienestar/prosperidad es conocida desde hace años; y se han hecho distintos intentos de conseguir una escala mejor, capaz de reflejar el bienestar. Para los autores de Factor 4 uno de los intentos más convincentes es el Índice de Bienestar Económico Sostenible-IBES. (En la fecha de confección de este informe al Club de Roma no se conocía el índice de Felicidad Nacional Bruto (FNB) ahora empleado en Bután).

     Al comparar, a lo largo de una serie de años, el  PIB y el IBES se observa que, "en las fases inicial y culminante de la industrialización, el IBES y el PIB avanzan en gran medida paralelamente", a mayor PIB, mayor IBES. Sin embargo, "en la fase tardía, este paralelismo da la impresión de desaparecer. Las dos líneas empiezan a separarse en los países altamente industrializados a partir de mediados de los años setenta". Aumenta el PIB aproximadamente en la misma proporción que disminuye el IBES.

     Según los autores del informe, "no existen explicaciones simples para entender la discrepancia entre el crecimiento económico y el bienestar real. Un aspecto es la contaminación ambiental, que contribuye de manera positiva al PIB, incluso cuando se lucha contra ella con gran esfuerzo (y un gran volumen de negocios)".

     A la explicación anterior añaden otro aspecto, según ellos, el más significativo para el IBES: "la calidad de vida disminuye para la mayoría de las personas cuando el reparto de los ingresos se torna más injusto aunque al mismo tiempo aumente el rendimiento de la economía". "Probablemente, esto se relaciona más con la radical apertura de los mercados mundiales que con una fase tardía del desarrollo industrial".

jueves, 3 de mayo de 2012

Un mundo imposible

     En contra de lo que debería ser, en la  nave espacial Tierra,  que según el economista Kenneth Boulding, representa el comportamiento de nuestro planeta, existe unos pocos pasajeros de primera viajan cómodamente, con toda clase de lujos, y un gran número que casi no tiene donde sentarse y no le llegan los servicios básicos de alimentación y sanidad con el agravante de que los ocupantes de los lugares más cómodos no están satisfechos y con el deseo de tener cada vez más están destrozando partes esenciales de la nave, algo que, sin duda, conducirá a que el viaje termine para "todos" los seres humanos.

     ¿Qué significa eso de que "están destrozando parte de la nave" y eso de que "conducirá a que el viaje termine para todos"? Significa que a pesar de que un habitante de Bangadesh traza una huella ecológica (muy por dejado de la que le correspondería), los habitantes más ricos han aumentado tanto la suya, que la huella ecológica media de todos los seres humanos es de 1,2 planetas Tierra. Desde los años 80, nuestro modelo de producción y consumo supera las posibilidades de regeneración de la biosfera. Ello no puede seguir así; estamos en un mundo imposible.

     Ante esta situación lo más sabio sería:

     - Intentar disminuir la huella ecológica de los habitantes que tienen valores más elevados, algo que no es difícil disminuir si se cambian algunas mentalidades y empiezan a conceder más importancia al ser que al tener. Con ese cambio, correctamente aplicado, aumentará, además, el bienestar de todos. Será necesario que como medida de progreso se abandone el Producto Interior Bruto (PIB), porque en él no existe ningún factor relacionado con ese bienestar.

     - No olvidar que en la nave espacial Tierra no habrá paz, si entre sus pasajeros existe una gran diferencia en el consumo de recursos y disponibilidad de espacio para los desechos. ¿Por qué?  Por una parte, porque los pasajeros de tercera clase empezarán a rebelarse y, por otra, porque la empatía de, cada vez una mayor proporción, de los pasajeros de primera les empujará a actuar.


     Para terminar, habría que señalar la necesidad de que "todos" los grupos humanos colaboren en la búsqueda de soluciones (solidaridad, no egoísmo; cooperación, no competición; vida social, no consumismo; calidad, no cantidad y productivismo). En la nave espacial Tierra todos somos tripulación. Ya se están haciendo importantes propuestas y algunos grupos han empezado a ponerlas en práctica.