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miércoles, 20 de marzo de 2019

Frio económico


“Frio económico” es el título de un artículo de opinión publicado en El   País  (11 de marzo de 2019). Según ese artículo “La economía mundial y la europea están atravesando por una situación compleja cuya manifestación más evidente es una desaceleración en el crecimiento [económico]”.
“Situación compleja” `porque, para el vigente sistema el crecimiento económico es un fin en sí mismo¸ es como un dios al que hay que tener contento por encima de todo y de todos. Son múltiples las noticias que nos hablan del crecimiento económico y es el único tema del que, después de la crisis, ha mencionado el FMI.
¿De qué manera puede afectar al bienestar de los ciudadanos esa desaceleración del crecimiento económico?  Según la teoría de la filtración o teoría de la permeabilidad, los beneficios del crecimiento económico, en algún momento, se filtran y llegan a la capa social más baja, es decir, a los pobres. Sin embargo, afirma el Premio Nobel de Economía, Joseph Stiglitz “la economía de la filtración nunca fue mucho más que una creencia, un artículo de fe”. El crecimiento económico siempre ha sido bueno para las élites, pero nunca ha aumentado el bienestar de las clases sociales más bajas.
Algo que no siempre se explica con detalle es que, en la actualidad, el parámetro utilizado para medir el crecimiento económico de un país en su Producto Interior Bruto (PIB). En palabras de Jeremy Rifkin (La civilización empática.  La carrera hacia una conciencia global en un mundo en crisis, 2010: 538) “El problema del PIB es que únicamente mide que valor total de la suma de bienes y servicios generados durante un periodo de doce meses, pero no distingue entre aquellas actividades económicas que realmente mejoran la calidad de la sociedad y aquellas negativas que empeoran dicho estándar”, por ejemplo,  entran en el PIB los gastos militares. En su libro  Libres. Ciudadanas del mundo (2004:327) compara los gastos en armas con el dinero necesario para satisfacer las necesidades básicas de muchas personas y llega a la siguiente conclusión:  “La estimación aproximada del coste de la provisión de agua potable y sanidad para los seres humanos y para otras especies animales es de veinte mil millones de dólares: menos que el gasto correspondiente en armamento durante quince días; sin embargo, la mitad de la población del planeta carece de tales recursos”. A la misma conclusión han llegado muchos otros estudiosos preocupados por el tema. Antes al contrario, pues para elevar el valor del PIB de un país es necesario aumentar el consumo interno y externo (exportación) que en un entorno competitivo, lleva al ciudadano a lo que se llama “modo de vida esclavo”, “trabajar más, ganar menos y consumir el máximo posible”.
Por otra parte, el crecimiento económico genera agresiones medioambientales que, en muchos casos, son irreversibles y que provocan el agotamiento de recursos que no van a estar a disposición de las generaciones venideras. No se puede perseguir un crecimiento económico ilimitado en un planeta cerrado, es decir, con recursos limitados. Sin embargo, en la “nave espacial Tierra” que habitamos,  no hay límites para el desarrollo humano.  
Por suerte, es muy probable que al calcular el crecimiento económico las élites no hayan tenido en cuenta el número de ciudadanos que son decrecentistas, el aumento del número de comunidades de transición, o el impulso que últimamente está adquiriendo la economía colaborativa. Según Jeremy Rifkin, en su libro La sociedad de coste marginal cero. El Internet de las cosas, el procomún colaborativo y el eclipse del capitalismo (2014),  “es probable que en los próximos decenios el papel del PIB como indicador de la economía se vaya reduciendo a medida que la economía colaborativa vaya cobrando impulso en todo el mundo. A todos nos urge que este nuevo paradigma económico –la economía colaborativa- eclipse rápidamente al capitalismo; nos urge crear un índice de prosperidad que tenga en cuenta la característica de sistema cerrado del planeta en que vivimos y crear, como he dicho varias veces, una economía global más justa, más humanizada y sostenible para todos los seres humanos que habitarán la Tierra en el futuro”. Todo depende de los ciudadanos.

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