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jueves, 6 de junio de 2019

Crecimiento económico


Tim Jackson, economista, profesor de desarrollo sostenible en la Universidad de Surrey (Reino Unido) y autor del libro Prosperidad sin crecimiento. Economía para un planeta finito (2011), comenta la experiencia adquirida durante los años en los que tuvo que participar en numerosas reuniones relacionadas con el cambio climático. Al final la respuesta era siempre la misma: “esto perjudica al crecimiento económico”.
Para las élites que gobiernan la globalización el crecimiento económico es un fin en sí mismo, es como un dios al que hay que adorar, tener contento por encima de cualquier circunstancia.  Basta leer cualquiera de los informes del FMI.
Para medir el crecimiento económico se utiliza el Producto Interior Bruto (PIB). El problema del PIB como parámetro para medir el crecimiento económico  es que no distingue entre aquellas actividades económicas que realmente mejoran la calidad de vida de la sociedad y aquellas negativas, que empeoran dicho estándar. Por ejemplo, se incluyen en el PIB los gastos militares. Una forma de elevar el crecimiento económico es la fabricación y posterior venta de armas. (Para disimilar, algunos hablan de creación de puestos de trabajo).  Destaco la contribución del gasto militar al PIB de un país por sus terribles consecuencias y porque el gran poder de determinados grupos de presión hace prácticamente imposible renunciar a este gasto. No cuentan los niños inocentes que mueren en la guerra, tampoco  los daños al medio ambiente.  
En su libro Libres. Ciudadanas del mundo, en las páginas dedicadas a Marilyn Waring, señala:  “La estimación aproximada del coste de la provisión de agua potable y sanidad para los seres humanos y de otras especies animales es de veinte mil millones de dólares: menos que el gasto correspondiente de armamento durante quince días; sin embargo, la mitad de la población del planeta carece de tales recursos”. Dada su calidad de presidente de la Fundación Cultura de Paz, Federico Mayor Zaragoza, repite, una y otra vez, en su blog:  “Cada día se gastan más de 3.000 millones de dólares en armas y gastos militares al tiempo que mueren de hambre unas 20.000 personas, la mayoría niños y niñas de uno a cinco años de edad”. 
He dicho “fabricación y venta” porque solo contribuyen al PIB aquellas actividades, no importa que sean buenas o malas, en las que haya transferencia de dinero, sean objeto de mercado.
Otro ejemplo de esta sinrazón es la inclusión dentro del PIB actividades como la prostitución, el contrabando o las drogas. En 2014 se pudo leer en un periódico nacional una noticia titulada “El PIB subirá hasta un 4,8%al sumar prostitución, droga y otros cambios”. (El País, 2 de junio de 2014)
Muy difícil alcanzar los objetivos de desarrollo sostenible si usamos únicamente el PIB para medir el progreso de nuestras economías.  De aquí el título del libro de Tim Jackson: Prosperidad sin crecimiento. Economía para un planeta finito.
En un mundo en que empiezan a escasear los recursos naturales, con graves problemas de contaminación del suelo, del agua y del aire y con  todos los problemas derivados del aumento global de la temperatura, se hace necesario, urgente, pensar si no deberíamos sustituir el concepto de crecimiento económico por el de sostenibilidad.
David Pilling, editor para África del diario Financial Times,  es autor de trabajo periodístico publicado en El País, 3 de febrero de 2019, titulado “El crecimiento mal entendido. El PIB y su grave error” en el que,  tras mencionar “el daño catastrófico que los residuos plásticos causan en nuestro entorno, y en particular en los océanos” y después de señalar que “el plástico es solamente una parte pequeña –muy visible- de un problema mucho más profundo, cuya raíz entronca con una concepción errónea de lo que es el progreso económico”, se plantea si en un mundo en que empiezan a escasear los recursos naturales, con graves problemas de contaminación del suelo, del agua y del aire y con  todos los problemas derivados del aumento global de la temperatura, se hace necesario, urgente, pensar si no deberíamos sustituir el concepto de crecimiento económico -medido por el PIB- por el de sostenibilidad. Además, se indica en el periódico, David Pilling es autor de un libro titulado El delirio del crecimiento, publicado por Taurus el 24 de enero de 2019, que se puede descargar gratis en Internet y que se considera de lectura obligatoria por todo aquel que quiera contribuir a la construcción de un mundo mejor.  “El escepticismo sobre el PIB es un primer paso inestimable cuando se trata de hacer las cosas mejor”. Angus Deaton, Premio Nobel de Economía.

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