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lunes, 14 de noviembre de 2016

Ciclo planta-semilla-planta

     La compra de Monsanto por Bayer ha despertado un gran interés por las semillas modificadas genéticamente. Sin embargo, el problema no está no es eso, sino el hecho de que el vigente sistema económico-social, por una parte, haya eliminado la ética de los negocios y, por otra,  haya convertido en mercancías todas las actividades humanas,  incluidos los derechos humanos y los bienes comunes de la humanidad, con el único objetivo de aumentar las ganancias económicas de las empresas.

     Entre los bienes comunes de la humanidad se encuentra las semillas y el conocimiento. Es la mercantilización de estos bienes y el hecho de que todo el negocio de semillas, herbicidas y pesticidas quede concentrado en unos gigantes globales, es lo que hace muy peligrosa la fusión de Monsanto y Bayer. Con ambas cosas, grandes empresas se están apropiando -o se han apropiado- de la "llave de la despensa de la humanidad", pues los agricultores no podrán guardar semillas de un año para otro. 
     El ser humano, cuando fue agricultor, guardaba las semillas de un año para otro con el fin de asegurar su sustento. Gracias a su creatividad, inteligencia y sociabilidad, empezó a introducir mejoras en sus cultivos y conseguir semillas cada vez más adaptadas a sus necesidades. Hace unos años, el agricultor compraba semillas de cereal nueva y las semillas de esa cosecha volvía a sembrarla tres o cuatro años hasta que  aparecía una variedad mejor. Pero, ahora, las empresas consideran que eso vulnera la propiedad intelectual y eso no se puede hacer.
     Como he indicado, en el actual sistema económico-social, las semillas y el conocimiento han dejado de ser bienes comunes de la humanidad; son mercancías que venden grandes empresas. A través del sistema de patentes, las empresas se apropian no solo de los conocimientos obtenidos en centros de investigación, sino también de los conocimientos de los agricultores de los países del Tercer Mundo. Se ha dado algún caso extremo en que alguna empresa de semillas ha intentado patentar no solo una planta mejorada obtenida por cruces con otras, sino también alguna planta en su estado natural para que solo pudiera ser explotasa por la empresa.
     "Nunca antes ha creado el hombre un plan tan insidiosamente peligroso, de tan gran alcance y potencialmente tan perfecto para controlar los medios de vida, el suministro de comida e, incluso, la supervivencia de todos los seres humanos del planeta. De un solo y descarado plumazo, el ser humano habrá roto irremediablemente el ciclo planta-semilla-planta-semilla, el ciclo que sustenta la mayor parte de la vida que hay en el planeta", en palabras del escritor Geré Guidetti. (Citado en "El control de las semillas", El País, 8 de junio de 2003)
     Pero si la sociedad civil no permanece pasiva, no todo está perdido. Los agricultores pueden unirse y crear sus propias semillas a través de cooperativas y los centros de investigacion (ya existen algunos) pueden publicar sus resultados por un método similar al tipo de licencias utilizadas por Linux, como es el caso de la impresión 3D.

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