"Dado que según el fundamentalismo del mercado -en el cual se supone que los mercados funcionan perfectamente y la demanda debe igualar a la oferta, sea de trabajo como de cualquier otro bien o factor- no puede haber desempleo, el problema no puede ser. Debe provenir de otra parte: de sindicatos codiciosos y políticos que interfieren en la acción de los mercados libres demandando -y consiguiendo- salarios excesivamente altos. El corolario de política es obvio: si hay paro se deben reducir los salarios"
Más tarde en la página 63, dice Stiglitz:
"Hay alternativas a los programas del estilo de los del FMI, (...) que no están basados en el fundamentalismo del mercado, y que han tenido resultados positivos".
NOTA. Joseph E. Stiglitz, es premio Nobel de Economía en 2001 y, ahora, es profesor en la Universidad de Columbia. Ha publicado muchos artículos en EL PAIS.
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