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jueves, 17 de mayo de 2012

Eficiencia y simplicidad voluntaria

     Sabiendo que los recursos naturales son limitados, ¿cómo se puede explicar que la implantación de una técnica capaz de proporcionar mayor bienestar con un menor consumo de recursos naturales, sea, al final, utilizada para aumentar el consumo de esos recursos?  Es el mundo al revés que diría Eduardo Galeano. Un mundo al revés. "Hace ciento treinta años, después de visitar el país de las maravillas, Alicia se metió en un espejo para descubrir el mundo al revés. Si Alicia renaciera en nuestros días, no necesitaría atravesar ningún espejo; le bastaría con asomarse a la ventana". (Eduardo Galeano, Patas arriba. La escuela del mundo al revés)

     ¿Cómo hemos entrado en este mundo al revés? Se podría decir que debido a la habilidad de los que dirigen el actual sistema económico-social, habilidad para convencer a los seres humanos de que no son homo sapiens, sino homo aeconomicus, y que, por lo tanto, no son capaces de pensar y sentir, únicamente saben comportarse como "máquinas de calcular": ¿cuanto tiempo debo trabajar, aunque sea como esclavo, para comprar esto y esto otro, que no necesito pero que me han dicho que me hará más feliz y, además, ya  tiene mi vecino? En esta manera de actuar se encuentra la explicación del "efecto rebote" y el origen de los graves problemas medioambientales con que la humanidad se encuentra en estos momentos.

     Pero, la situación ha llegado al límite: ni la Naturaleza ni el ser humano, como parte de ella, ya no resisten más. Es urgente un cambio del sistema económico-social. un cambio de paradigma.

     Sin embargo, en cualquier situación, por adversa que sea, llega un momento en que el ser humano toma conciencia de lo que significa pertenecer a la especie humana.  La solución no puede venir ni de los mercados ni de los gobiernos; iniciado el siglo XXI, por primera vez en la historia, está en los ciudadanos. Como es natural entre seres pensantes, hay muchas propuestas; pero, analizadas, con detalle, todas coinciden en la necesidad de un sistema económico-social acorde con las características del ser humano y del planeta que habita.  Las posibles diferencias residen, fundamentalmente, en la terminología empleada.

     En el caso concreto del "efecto rebote", una de las propuestas propone una combinación de ecoeficiencia y simplicidad voluntaria. El término "ecoeficiencia" fue acuñado, en una publicación de 1992, por el World Business Council for Sustainable Development (WBSC), cuyo objetivo coincide con el enunciado por los autores del Informe al Club de Roma, citado hace unos días: crear más bienes y servicios utilizando menos recursos y creando menos desechos y menos contaminación. Con un nombre u otro no son los únicos grupos ocupados en este tema: los autores de Factor 4 señalan (págs. 323-325) la existencia del Club Factor 10, cuyos miembros son todos conocidos ecologistas y científicos, que consideran que la situación ha llegado a tal punto que no es suficiente duplicar el bienestar con la mitad de los recursos: es necesaria una mayor eficiencia.

     Al incluir el concepto de "simplicidad  voluntaria" se está recurriendo a la "inteligencia social" en que se basa el modelo de "elección pública", defendido por la escuela de Elinor Ostrom, y único capaz de gestionar, adecuadamente, recursos naturales escasos. El modelo de "elección racional", introducido por los partidarios del actual sistema económico, está conduciendo al desastre, tal como describió el biólogo Garret Hardin.

2 comentarios:

Lorenzo Garrido dijo...

Excelente artículo. Se advierte un despertar de las conciencias, pero la cosa va despacio y es desesperante, porque ya no queda tiempo que perder. Un saludo.

Juliana Luisa dijo...

Gracias por estár ahí.

Un saludo