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martes, 18 de diciembre de 2012

Capacidad para pensar

     Para ayudar a las personas que las políticas de austeridad -dictada, precisamente, por quienes no tienen ni idea de lo que es la austeridad- los ciudadanos de a pie se han organizado de múltiples formas. Son de alabar esas iniciativas, fruto de la solidaridad y empatía del ser humano; solidaridad y empatía para las que algunos medios de comunicación no escatiman calificativos, olvidando que esas "virtudes" no son exclusivas de la especie humana, sino que se presentan en múltiples especies del reino animal.

     Según Eduald Carbonell, arqueólogo, antropólogo y paleontólogo, premio Príncipe de Asturias, "todos los mamíferos tienen inteligencia y conciencia, algunas aves y otros tipos de familias ecológicas también. Ahora conciencia operativa a nuestro nivel, no la tenemos más que nosotros".

     ¿Cómo activar nuestra "conciencia operativa"? Eduald Carbonell defiende la estrategia de "convertir conocimiento en pensamiento": pensar en forma crítica y creativa, dialogar y actuar. Aunque distingue entre "hominización" y "humanización", es mucho más exigente y, en ocasiones, más pesimista de lo que fue, en su tiempo, Teilhard du Chardín, también paleontólogo: Carbonell afirma que aún no somos humanos, pues apenas si hemos empezado a tener "conciencia de especie". Para él, solo se puede avanzar en humanización a través de un "proceso social crítico".

     Desde la más temprana edad, todos los niños y niñas deben estar orgullosos de pertenecer a la especie humana y deben saber lo que ello significa; deben aprender a ser hombres y mujeres en el sentido más amplio y profundo. La tarea más importante que deberían tener todos los gobiernos es enseñar a sus ciudadanos que, ante todo, son seres que pertenecen a la especie humana y que todo lo demás -nacionalidad, religión, color de piel, cultura, etc.- es accesorio.

     Sin embargo, no es ese el tipo de educación que, en su mayoría, se está dando: desde la más temprana edad y a todos los niveles se forma al ciudadano para que sea útil a la industria. No se están formando personas críticas y creativas, sino fabricando robots utilizando como materia prima seres humanos. En la universidad, las primeras voces discrepantes empezaron a surgir en la segunda mitad del siglo XX. Profesores encerrados en la torre de marfil de su especialidad y universitarios atentos, únicamente, a las necesidades de la industria: todos, en su mayoría, seres insensibles a lo que sucedía a su alrededor. Eloy Terrón, filósofo y antropólogo, presidente del Club de Amigos de la Unesco, que vivió entre 1919 y 2002, llegó a decir, hablando de la universidad: "Lo que debería haber sido una fuente de racionalidad se ha convertido en un río de irracionalidad".

     ¿Será posible que la actual crisis, además de fortalecer los sentimientos de solidaridad y empatía, nos empuje a reclamar una forma de vida que nos permita hacer un mayor uso de nuestra capacidad para pensar, dialogar y actuar y, por tanto, avanzar en el proceso de humanización?


4 comentarios:

Óscar Gartei dijo...

En esta entrada se hace referencia a un conjunto de ideas que incluso yo mismo he tratado a menudo en mi blog. El ser humano solo conoce la "humanidad" de oídas, o en casos muy concretos; podríamos considerar que la razón y el progreso sostenible y pacífico son leyendas equiparables a los Nibelungos.

En cuanto a la educación, es muy cierto eso de que están construyendo robots. La sociedad capitalista es una inmensa cadena de montaje, y aquí ya se montan incluso las ideologías, los sueños y los deseos. La educación está esclavizada y pervertida de su función primigenia, y el ser humano camina por senderos truncados de los que le convendría apartarse.

Mas, ojalá, algún día dejemos atrás estos siglos de oscuridad y entremos decididamente en una época de consciencia y de conciencia. La consciencia de saber que la vida es valiosa y digna de respeto, y la conciencia de hacer todo lo posible para protegerla y no causar daño gratuito.

Un saludo.

mar dijo...

desde los primeros tiempos, que tenemos constancia escrita, lo más importate de "los humanos" era hablar, conversar, discutir, orientar, saber y comunicar. Esto tan importante y que quizá nos haga diferentes de otras razas animales, al razonamiento me refiero, es precisamente lo más importante que nos ha quedado de nuestros antepasados. Pero todo se ha perdido en las civilizaciones modernas, hasta esto tan elemental para construir los pilares de una educación completa a la vez que compleja. Sólo en las aldeas, o tribus indígenas, conservan este proceso de "conversar, pensar, dialogar" Donde los mayores son los sabios y a los que pedimos consejo y cercanía a sus conocimientos para saber como actuar mejor en nuestras decisiones a través de la historia y la experiencia. Esto como tantas otras cosas se ha perdido en la sociedad actual moderna, por eso huyo hacía la aldea, ahí están los últimos verdaderamente sabios, los humildes campesinos que generación trás generación han pasado el legado de la verdadera sabiduría de la tierra y la naturaleza.
Saludos, perdón por la extensión.

J. Felipe dijo...

Con toda probabilidad es en la educación donde radica la fuente del problema. Además de la educación "en casa", donde la familia juega un papel primordial, es en la escuela, el instituto y la universidad donde el individuo se desarrolla en base a todo un largo proceso educativo tanto en lo humano como en lo intelectual.

Si esa base no es la correcta y va solamente dirigida a la moldeabilidad de un producto con miras a su encaje como un eslabón más de la cadena de producción, por encima de cualquier otra consideración racional que anteponga conceptos como la ética, la dignidad, la autocrítica y, en general, todas aquellas definiciones que deberían distinguirnos de los animales, mal vamos.

Y en ello estamos, los que sostenemos la necesidad de una buena educación pública al acceso de todos y los que se empeñan en dirigir nuestras vidas en su propio beneficio. De los que, estos últimos, parecen ahora ir ganando la partida. Pero esta aún está por dilucidar y de nosotros, el pueblo, depende su resultados.

Y podemos, claro que podemos.

Un saludo.

Juliana Luisa dijo...

Muchas gracias a lo tres por vuestras aportaciones: habéis sabido expresar mucho mejor que yo, al escribir esta entrada.

Debemos, tenemos la obligación y podemos iniciar la entrada en una época de "conciencia y consciencia", como dice Elemento Cero, Todos estamos de acuerdo en la importancia de "hablar, conversar, discutir, orientar, saber y comunicar", que dice Mar.

Ültimamente estoy muy atareada y ello se nota en mi participación en este y otros blogs.

Un saludo