Hay personas que abogan por una política europea de inmigración que solo admita a quienes se comprometan a asumir los "valores europeos". Conviene aclarar, primero, de qué valores estamos hablando, hacer un poco de historia y, finalmente, señalar la situación de esos valores en la actualidad.
¿De qué valores estamos hablando? Estamos hablando de los valores que se consideran prioritarios, es decir, de aquellos que nos hacen más humanos: la solidaridad (compasión ante el sufrimiento ajeno), la justicia (indignación ante los abusos o injusticias), el respeto a la dignidad de las personas, etcétera. Aunque estos valores tienen una base neural en nuestro cerebro (neuronas espejo), dependen del libre albedrío humano y en la medida en que actuamos con libertad, somos responsables. Son valores que se consideran sumamente importantes, hasta el punto de tender a pensar que deberían ser universales, que tendrían que ponerse en práctica, incluso, en todo el planeta. Teniendo en cuenta las características que tienen estos valores, podemos darnos cuenta de que en ellos nos jugamos mucho: si se practican, nuestro mundo será más habitable, más humano, más justo, más pacífico y ecológicamente sano.
Un poco de historia. A lo largo de su historia los pueblos de Europa han aportado mucho al descubrimiento de los valores ético. En el plano de la teoría, filósofos de la antigua Grecia escribieron excelentes obras de ética. En el plano de la práctica, los antiguos griegos y después romanos nos legaron las primeras instituciones democráticas y valores éticos, sin duda, adaptados a la época.
A partir del siglo XVI, con la entrada de la Edad Moderna, muchos pueblos europeos fueron descubriendo en valor de la tolerancia religiosa, es decir, el respeto a las personas que tienen distintas creencias religiosas. Este respeto costó mucho tiempo y mucha sangre, pero finalmente se consolidó como un valor ético básico para la convivencia pacífica. Al mismo tiempo se abrió paso en Europa un movimiento cultural que se consolidó en el siglo XVII con el nombre de Ilustración y que proclama los valores de la Libertad, Igualdad y Fraternidad como los valores éticos que deberían inspirar todas las reformas políticas y sociales. Finalmente, llegados al siglo XX hemos asistido a los mayores errores éticos, retroceso en el proceso de humanización, de la historia europea: las dos guerras europeas, el fascismo, la exterminación de millones de personas en campos de concentración, ... Después de la segunda guerra mundial comenzó un proceso de unificación económica y política de Europa que pretendía recuperar la humanidad perdida, fomentando los valores éticos que habíamos perdido.
Situación de estos valores en la actualidad. La globalización y el sistema económico-social adjunto está haciendo que Europa vaya camino del desastre. No en valde, en ese sistema, economía y ética van separadas y se prescinde de la Declaración Universal de Derechos Humanos. En palabras del filósofo italiano Massimo Cacciari (El País, suplemento Ideas, 22 de noviembre de 2015), "Si no se construye una Europa con más justicia social y donde la redistribución de la riqueza sea real, donde los servicios funcionen, donde haya una verdadera apertura cultural no hay futuro alguno". "La Unión Europea no se va a ir a pique por el problema de la inmigración. Lo que ha hecho simplemente la inmigración es sacar a luz los terribles déficits del proyecto europeo" "No hay cultura de la solidaridad". Europa "ha dado la espalda a su legado - al humanismo, al renacimiento, ...- y entiende que el futuro pasa por el crecimiento del PIB y por adaptarse a las exigencias del presente inmediato".
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