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martes, 5 de enero de 2016
Relaciones Norte-Sur
En respuesta a la indicación del Premio Nobel 2015, Agnus Deaton, acerca de la urgente necesidad de un debate profundo sobre la pobreza y el subdesarrollo, creo oportuno dedicar unas "píldoras para pensar" (entradas a este blog) sobre este tema,
Voy a dedicar esta primera "píldora" al Banco Mundial, puesto que cualquier visitante que acuda a su sede en Washington se encontrará con las siguientes palabras de bienvenida: "Nuestro sueño es un mundo libre de pobreza". Sin embargo, por desgracia, un recorrido por la trayectoria del Banco desde su creación hasta el momento actual, ha puesto en evidencia las repetidas contradicciones entre los objetivos declarados y unas prácticas que no han logrado marcar una diferencia real en la vida de cientos de personas que siguen viviendo bajo el umbral de la pobreza. En honor a la verdad se debe decir que en las prácticas del Banco se encuentra el origen de la situación de pobreza. La actuación del Banco Mundial ha tenido efectos devastadores sobre los Estados, las sociedades y el medio ambiente. En realidad, para ser exactos, deberíamos hablar del Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional y la Organización Mundial del Comercio, junto con los dirigentes de los países ricos, beneficiarios de unas políticas que han empobrecido a los países del Sur hasta la situación actual.
En teoría el Banco Mundial asume que la reducción de la pobreza depende del crecimiento económico de los países afectados. Sin embargo, la realidad está muy lejos de esta suposición. En este blog se han mencionado actuaciones del Banco Mundial, del Fondo Monetario Internacional y de la Organización Mundial de Comercio. ninguna de ellas realizadas pensando en ayudar a los países pobres, antes al contrario estaban dirigidas a aumentar la cifra de negocios de las empresas multinacionales de los países ricos.
En ningún caso debemos autoinculparnos por lo que hicieron nuestras élites, pero es importante reconocer los errores del pasado y aprender las lecciones para el futuro. Para reconocer los errores del pasado, es necesario analizar las propuestas y actuaciones de todas las instituciones implicadas. No se trata únicamente de los países pobres del Sur. Paul Collier, ex directivo del Banco Mundial, señala en el prefacio de su libro El club de la miseria. Qué falla en los países más pobres del mundo (2009, Madrid. Turner Publicaciones): "... si este problema [el de la pobreza] se desatiende ahora, nuestros hijos vivirán un mundo de inseguridad infernal".
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