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lunes, 21 de noviembre de 2011

Agricultura para el Tercer Mundo. Investigación

     En las circunstancias actuales, dejando  un lado los aspectos económicos y culturales mencionados, tanto los países en desarrollo como los industrializados, deben buscar alternativas al empleo en agricultura de fitosanitarios y fertilizantes químicos. Los compuestos químicos, utilizados en agricultura, son origen de importantes problemas ambientales estrechamente relacionados con la supervivencia del ser humano en la Tierra. Se puede pensar que en Occidente se inició su uso con buenas intenciones, pero, con el tiempo, se ha puesto de manifiesto que éste conduce al abismo: los problemas de contaminación de estos productos empiezan con los recursos naturales necesarios y fabricación del producto final, continúan durante su almacenamiento y siguen durante y después de su empleo.

     Como en el caso de la actividad agrícola es necesario tener en cuenta no sólo las características económicas y sociales de cada país o grupos de países, sino también, con frecuencia, sus características edáficas y climáticas, la solución que adopten los países ricos no puede ser la misma que deba adoptarse en los países en desarrollo. De aquí, la importancia que tiene la existencia en muchas universidades occidentales de grupos de investigación para el desarrollo.

     Sin embargo, para que las investigaciones realizadas por estos grupos de investigación sean realmente útiles, deben hacerse en colaboración con alguien que conozca muy bien la zona a la que van dirigidas, como son determinadas organizaciones no gubernamentales (ONG) o los nativos, algunos de ellos formados en Occidente que, a pesar de todos los inconvenientes, han decidido volver a su país para ayudar a su desarrollo. Estos últimos son muchos más de los que, a primera vista, pueden parecer, debido a que, en general,  no son noticia que interese a los medios de comunicación. En el campo de la investigación agrícola, se puede citar a Thomas Odhiambo, científico keniano.

     En 1967, y en contra de la corriente imperante, Thomas Odhiambo recabó suficientes recursos financieros y humanos para fundar el International Centre of Insect Physiology and Ecology (ICIPE), con sede en la Universidad de Nairobi. Sus investigaciones se centraron -falleció en 2003 a los 72 años- en el desarrollo de soluciones alternativas a los insecticidas químicos con el fin de incrementar la producción de alimentos y mejorar la salud en las comunidades rurales. En la práctica, los estudios del ICIPE fomentaron el desarrollo de tecnologías de bajo coste para que los granjeros africanos pudieran mejorar los métodos tradicionales de cultivo. Como director del ICIPE, actividad que compartió con la docencia, ayudó a formar a más de 150 científicos africanos. Publicó unos 130 ensayos y monografías y escribió, además, seis libros en tono didáctico y dirigidos a los niños africanos.

     Puesto que los resultados obtenidos en los países en desarrollo pueden ser útiles en los países ricos y a la inversa, se trata de practicar lo que, en la teoría de los juegos, se denominan juegos de suma no cero: todos salen ganando y ninguno pierde. Es el único camino que puede conducir a la supervivencia de la humanidad.

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