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martes, 19 de junio de 2012

Río+20 y consumo

     Aunque la apertura oficial no tendrá lugar hasta el próximo miércoles, ya se han iniciado los trabajos de la Conferencia de Naciones Unidas sobre el Desarrollo Sostenible, conocida como Río+20, porque pretende ser continuación de la Cumbre de la Tierra, celebrada, también, en Río de Janeiro en 1992, es decir, hace veinte años.

     Entre los múltiples informes y documentos a analizar en esa conferencia, uno de ellos es el firmado por Global Network of Sciences Academies (IAP) con sede en Triestre (Italia) que engloba a 150 academias de todo el mundo. En ese documento, la que podría llamarse "comunidad científica internacional", llama la atención de dos importantes riesgos para la humanidad: el excesivo consumo en los países del primer mundo y la falta de control demográfico principalmente en las naciones en vías de desarrollo.

     En estas líneas, me voy a referir al "excesivo consumo en los países del primer mundo", debido a su conexión con el movimiento político, social y económico del decrecimiento, ya citado, y cuyo objetivo es la protección de la Naturaleza y de los seres humanos como parte de ella, a través de un abandono del concepto de crecimiento como un fin en sí mismo, pues ello supone una mayor productividad y mayor consumo, incompatibles con las características del planeta y del ser humano que lo habitan.

     "La declaración difundida por la comunidad científica parte de datos tan sangrantes como estos: actualmente por las calles y autopistas de EE. UU. circulan tres vehículos por cada cuatro habitantes. En las últimas décadas el consumo de alimentos en el planeta ha aumentado el 15% (en términos de calorías), mientras que casi mil millones de personas siguen mal alimentadas".

     "Tenemos que presionar localmente para tener comportamientos de consumo más sensatos (las negritas con mías). ¿Por qué en España tenemos que tener más trenes de alta velocidad que en países desarrollados mucho mayores?, ¿para qué tantos aeropuertos?"  "La conclusión del documento de IAP es que no es necesario vivir así. O mejor aún: es necesario no vivir así" sentencia García Novo, catedrático de Ecología de la Universidad de Sevilla y miembro de la Comisión de Relaciones Internacionales de la Real Academia de Ciencias.

     "En la declaración de la comunidad científica se señala que las pautas de consumo exacerbado del primer mundo se está desplazando peligrosamente a los países en vías de desarrollo". Se trata de un proceso protagonizado por las empresas transnacionales, con la finalidad de aumentar sus ganancias económicas.

     "El documento que llega a la mesa de negociaciones de Río+20 no se limita al análisis de un grave escenario, sino que plantea varias líneas de acción para conjurar males mayores". Una de esas líneas es la educación. La educación, la explicación de lo que sucede, es clave para que se entienda, no sólo que estamos al borde del precipicio, sino que es posible una vida que merezca la pena vivir, es decir, mejor que la actual.  El movimiento del decrecimiento indica que un bien ordenado descenso del consumo conducirá a una mayor cantidad de tiempo libre para hacer aquello que siempre soñamos hacer.

     Alguien diría que urge que los actores políticos tomen conciencia de estos problemas y acepten su responsabilidad, pero una buena parte de nuestros líderes no viajará a Río de Janeiro: está ocupada por la crisis que piensan resolver, precisamente, aumentando el crecimiento económico. Ello, sin embargo, no exonera de culpa a los ciudadanos: ahora más que nunca seá necesaria una mayor presión de la ciudadanía. Responsabilidad compartida.

NOTA. Los entrecomillados pertenecen a un trabajo titulado "Los sabios urgen frenar el consumo voraz".

2 comentarios:

Lorenzo Garrido dijo...

Excelente artículo, creo que todo queda dicho.

Juliana Luisa dijo...

Gracias por estar ahí.

Un saludo