Frente al modelo dominante, regido por grandes centros de poder, cada vez está adquiriendo más importancia la idea de descentralización y máxima autosuficiencia posible, en términos energéticos, alimentarios, etc. Según dice María Novo, en el apartado "El valor de lo pequeño y lo descentralizado" (página 212 de su libro El desarrollo sostenible. Su dimensión ambiental y educativa), "es evidente que todos los pasos que se den en esta dirección (...) no harán sino fortalecer e impulsar la vida democrática y la sostenibilidad del sistema en cuestión".
"En este sentido -indica a continuación- es ilustrativo el ejemplo de las energías. Una misma energía renovable (por ejemplo, la solar) podrá tener el carácter de alternativa o no según sea la escala de su explotación y su vínculo con la autosuficiencia del contexto en que se utiliza: unos paneles solares colocados en una granja de África se considerarán energía alternativa porque dotan a los granjeros de mayor autosuficiencia, pero una instalación central que centralice la producción energética y después la distribuya de forma convencional a los usuarios será renovable pero no alternativa, pues no se modificará el nivel de dependencia de quienes reciban el suministro, que seguirán vinculados a una producción hecha a gran escala y en un lugar lejano".
Esta idea de la descentralización se completa muy bien, a juicio de María Novo, con los planteamientos de Schumacher, pues "ambos se mueven en la misma dirección".
La energía eléctrica ni se puede almacenar ni se puede transportar con facilidad, debido a que se comporta como un líquido contenido en un recipiente agujereado. (Por ejemplo, el transporte se debe hacer a altos voltajes para hacer mínimas las pérdidas). En cualquier caso, el sistema económico actual no contabiliza los aspectos relacionados con el medio ambiente, como son, por ejemplo, los impactos debidos al transporte y, en el caso de una central solar, la enorme extensión de terreno sobre el que se han de colocar los paneles solares.
¿No hay otra forma de aprovechar la energía solar para proporcionar electricidad, en este caso, a esos 7.000 hogares? Sin duda, hay alternativas. Por una parte, hay invenciones que no llegan al mercado debido a que la patente es comprada y escondida por otra empresa que considera que su desarrollo puede disminuir sus ganancias. Por otra, se plantea un problema de escala; para cada actividad hay una cierta escala apropiada. ¿Qué escala es la apropiada? Schumacher responde que "depende de lo que nosotros estemos tratando de hacer". Aunque Jeremy Rifkin habla de "energía distributiva", de momento, predominan los intereses de las grandes empresas.
Sin embargo, pocos se atreverían a negar que la tarea más urgente de los países, tanto ricos como pobres, es descubrir y utilizar tecnologías sostenibles que causen un daño mínimo al medio ambiente y que conserven sus recursos básicos.
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