Uno de los factores que explica el descenso de los índices relacionados con el bienestar/prosperidad de un país al mismo tiempo que tiene lugar un crecimiento económico -medido por el PIB-, es la desigualdad económica entre la población.
La desigualdad económica representa el nivel de distribución de los ingresos. Existen varios indicadores para medir la desigualdad económica, pero el más conocido es el coeficiente Gini, cuyo valor oscila entre 0, en el caso de una distribución homogénea hasta 1 en el hipotético caso de que todos los ingresos correspondan a una sola persona.
La desigualdad de ingresos ha existido en un amplio rango de sociedades y períodos históricos. Pero, quizás debido a una creciente conciencia de que todos los seres humanos somos iguales, su naturaleza, causa e importancia es, en la actualidad, objeto de múltiples debates.
Son muchos los estudios en los que se analizan las consecuencias para un país de una gran desigualdad económica; uno de los más citados es, quizá, el de Richard Wilkinson y Kate Pickett, dos académicos británicos autores de Desigualdad. Un análisis de la (in)felicidad (ed. Turner, Madrid, 2009). No es el nivel de renta, sino la desigualdad económica el factor explicativo principal de muchos de los males de una sociedad.
¿Cómo está España en cuanto a la desigualdad económica?
La decisión de que los ciudadanos se hagan cargo de la crisis no se ha correspondido con buenas políticas en términos distributivos. No se trata solo de que los recortes de prestaciones o servicios y la pérdida de puestos de trabajo hayan afectado más a las rentas más bajas, es que los planes de ajuste estructural -defendidos y, en muchos casos, impuestos por el FMI-, como siempre ha sucedido en el pasado, además de ser tomados de forma ademocrática, contribuyen a un aumento de la desigualdad económica dentro del país que los lleva a cabo.
Es fácil encontrar en la prensa datos acerca de en qué proporción, durante estos años, han disminuido los ingresos de los más pobres y, al mismo tiempo, ha aumentado la riqueza de los más ricos. Por ejemplo, Luis Ayala, catedrático de Economía en la Universidad Rey Juan Carlos, señala:
"Mientras que los indicadores más básicos de desigualdad apenas han cambiado para el promedio de la Unión Europea desde 2007, España, que ya partía de niveles considerablemente más altos, ha sufrido uno de los mayores aumentos de las diferencias económicas entre los hogares. (...). Mientras que entre 2006 y 2010 los ingresos del cinco por ciento de la población con rentas más bajas cayeron cerca de un 9% anual en términos reales, el crecimiento correspondiente al cinco por ciento más rico, cercano al 10%, fue el mayor de toda la población".
Hace aproximadamente un año quise aprovechar nuestra crisis para recordar los efectos de las políticas de ajuste estructural del FMI habían tenido en países del Tercer Mundo, para los cuales el actual sistema económico decretó que los ciudadanos debían pagar -lo mismo que en nuestro caso- los excesos cometidos por el sector financiero. En otra entrada, recogí la opinión del economista Paul Krugman acerca de la actitud de los políticos en el caso de desigualdad económica, y señalé que es en "los mercados" donde, en realidad, se encuentra el origen de dicha desigualdad, algo que he repetido en más de una ocasión.
2 comentarios:
Excelente exposición, Juliana.
Los mercados campan a sus anchas por el mundo financiero y los gobiernos no son capaces de frenar las actuaciones fraudulentas ¿Hasta cuándo?. Los ciudadanos estamos llegando al limite de lo soportable.
Cordial saludo
Estimada Inma,
coo tú creo que estamos llegando al límite de lo soportable.
Un abrazo
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