"Una aberración económica" es el título de un artículo escrito por José Carlos Díaz, profesor de Economía de ESADE. "En rescate a Chipre confirma que no hay indicios de vida inteligente en Europa". Por mi parte diría que no sólo no hay indicios de vida inteligente, sino tampoco de solidaridad o empatía, es decir, que hay indicios de que gran parte de las élites europeas, los integrantes del FMI y del BCE no pertenecen al género humano.
Primer mandamiento de la doctrina del sistema económico que abrazan esos integristas del mercado: El sector financiero es intocable y cuando, en busca de mayores ganancias, caiga en algún "agujero" del tipo que sea, debe ser rescatado por los ciudadanos, preferiblemente, por aquellos que nada saben de finanzas"
Siguiendo ese mandamiento, en el caso de Chipre, se ha decidido empezar a quitar a los ciudadanos parte de sus ahorros. Dicho así hay que reconocer que impresiona mucho, pero la realidad es que, desde el inicio de la crisis, aunque de forma indirecta, somos los ciudadanos los que estamos pagando ese rescate mediante un cuidadoso programa de ajuste: privatización de servicios esenciales (derechos humanos), salarios más bajos, recortes de las pensiones, preferentes, desahucios, etcétera, etcétera.
Lo anterior no quiere decir que envidie la suerte de los chipriotas; no los envidio porque, a tenor de las noticias que me han llegado, el dinero robado de sus ahorros no es suficiente: será necesario aplicar el programa de ajuste, cuyas consecuencias todos conocemos. En definitiva, tanto en un caso como en otro, transferencia de riqueza
desde los ciudadanos (sobre todo, los que poseen menor poder
adquisitivo: los ricos son intocables) hacia el sector financiero, para que salga del "agujero", y pueda seguir robando.
Hasta tal punto la situación carece del más mínimo atisbo de humanidad que a las élites de nuestro sistema económico ni se les ha pasado por la cabeza prohibir los paraísos fiscales o aplicar la tasa Tobin a algunas transacciones financieras, a pesar de que conocen perfectamente los daños que unos -paraísos fiscales- y otras -transacciones financieras- están causando.
Si de algo puede servir esta crisis -que no es la primera, ni, de seguir así, será la última- es para poner de manifiesto las características de un sistema económico que tantas cosas prometía. A estas alturas de la película, extraña que haya ciudadanos que crean que la solución vendrá del mismo sistema económico.
Actualmente, el único problema real para e poder es la rebelión de la gente, aunque al sistema le es muy fácil hacer oídos sordos y, en algún caso, aplicar la fuerza. Sin embargo, además de la rebelión, los ciudadanos tenemos otras armas. Un muy importante, es cambiar el sistema político que se dice "democrático", pero que, frente a la presión de los mercados, no ha sabido o querido salir en defensa de sus ciudadanos: es importante cambiar hacia una verdadera democracia. Según todos los expertos preocupados por este tema, ello, además de posible, es coherente con las características de un ciudadanos de un ciudadano del siglo XXI.
El primer obstáculo es la inercia, primero, a pensar y, después, a actuar. Einstein decía: "La crisis es la mejor bendición que puede sucederle a las personas y a los países, porque la crisis trae progreso. El inconveniente de los países y de las personas es la pereza para encontrar salida y soluciones. En vez de eso, trabajemos duro. Acabemos de una vez con la única crisis amenazadora que es la tragedia de no querer superarla.
2 comentarios:
Esta crisis, pese a lo que publican cada día los medios de comunicación de masas, es una “crisis de ricos”.
Ya nadie se acuerda como vivían la mayoría de ciudadanos españoles a principios de los cincuenta: Mucho trabajo, mucho sacrificio, ni “seguridad social”, ni ninguno de los millones de “cosas” que cuestan mucho dinero y poco necesitamos y mucha gente compra hoy en día.
Hemos pasado de vivir (no de ser) como “riquísimos” a vivir como “ricos”.
No quiero decir que todo lo antiguo fuera mejor, sino que lo bueno que nos habría podido traer el progreso, por falta de escrúpulos y de ética de unos y por olvidar “no comprar nada que no puedas ganar y pagar”, se ha perdido.
Nos hemos olvidado de pensar, idear un plan, ponerlo en práctica, generar riqueza y utilizarla para mejorar nosotros y nuestra sociedad solidariamente. Parece que nos hemos olvidado de que lo importante no es tener muchas cosas y muchos dinero, sino que lo verdaderamente importante es ser.
Nos hemos olvidado de transmitir la cultura del esfuerzo y del ahorro a nuestros hijos. De explicarles que todo lo que han disfrutado desde que nacieron: una buena casa, acceso a una buena asistencia sanitaria, a una buena educación, etc. No estuvo siempre allí. Se consiguió con esfuerzo y que es más difícil conservar y mejorar que construir.
Al poner de moda aquello de lo “políticamente correcto”, hemos olvidado llamar a las cosas por su nombre y nos hemos acostumbrado a convivir con la ineficiencia y la mediocridad o directamente con o la falta de solidaridad y el abuso por falta de escrúpulos.
Me gustaría que pudiéramos aprender de los errores ajenos, pero parece que es muy difícil y que hasta que cada uno de nosotros no sintamos en nuestra propia familia el acoso de la “pobreza verdadera” o de la “injusticia hiriente” no dejaremos de quejarnos y reaccionaremos para salir de esta crisis.
La psique y el comportamiento de los humanos evolucionan muy lentamente, por eso digo siempre que la historia se repite y Salvador Espriu decía hace casi 100 años:
“Las palabras importan muy poco, si no llevan en breve a una acción contra el poder”
Como tú dices Juliana Luisa, “pereza”. El cuerpo humano está acostumbrado a economizar, en el sentido de vivir con el mínimo esfuerzo. A comer cuando se tiene hambre, a taparse cuando se tiene frío y por tanto, hasta que la mayoría sienta en sus carnes el “rigor verdadero” de la crisis, no pasarán a la acción.
Estoy de acuerdo contigo en que hemos aceptado vivir como un apéndice de la máquina (algo que ha proporcionado considerables beneficios a un determinado sector de la sociedad). Unos y otros, por distintas razones, no hemos sabido aprovechar los adelantos científico-técnicos para, liberados de trabajos repetitivos, ser más humanos, ello a pesar de la advertencia de multidud de estudiosos.
Sin embargo, no acepto la expresión tantas veces repatidas por nuestros dirigentes: "hemos vivido por encima de nuestras posibilidades", porque pretende, y en muchas ocasiones consigue, ocultar el verdadero origen de la crisis.
Estoy de acuerdo contigo en que los cambios de mentalidad, de cultura, son muy lentos en el sector humano. Alterno épocas de pesimismo con épocas de optimismo, ese optimismo que alguien ha llamado de la voluntad. Creo firmemente que solo ese optimismo es el que nos permitirá que la crisis se convierta en una "bendición". Como decía Einstein, "trabajemos duro"
Muchas gracias por tu participación. Un saludo
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