¿Era la austeridad presupuestaria y los consiguientes ajustes estructurales la única solución a la crisis? Dadas las consecuencias que estamos sufriendo y los ejemplos de crisis anteriores, ni la única solución ni la mejor. Pero es la que siempre han adoptado los fundamentalistas de mercado, es de decir, aquellos que abrazan, como dogma, la teoría de la perfección de los mercados, la teoría en la que se basa el vigente sistema económico. Para evitar confusiones, conviene indicar que abrazan ese dogma porque ello les reporta grandes beneficios económicos.
Esa es la razón por la cual el FMI y el BCE impusieron la austeridad presupuestaria. La Comisión Europea se unió a ellos y formó lo que se conoce con el nombre de "troika", los "hombres de negro", cuya misión todos conocemos. Ni el FMI ni el BCE pensaron que estaban actuando en países democráticos. En todas las ocasiones, el FMI ha ordenado y obligado a seguir su receta sin rechistar. Cosa aparte es si la Comisión Europea abraza el mismo dogma que el FMI y el BCE. El hecho es que no se informó a los ciudadanos y que, al menos en nuestro país, se modificó, de forma unilateral, la Constitución y se intentó engañar a los ciudadanos diciéndoles que la culpa era suya por "haber vivido por encima de sus posibilidades".
No es solo que existe una manifiesta incompatibilidad entre el vigente sistema económico y la democracia; es que la democracia también está ausente en el interior del FMI. Cosa natural cuando se habla de dogmas. Según Joaquín Estefanía (Economía del miedo, Círculo de Lectores, 2011, pág. 77), los 54 folios de un informe, "Actuación del FMI en la fase previa de la crisis económica financiera: la supervisión del FMI en 2004-2007", publicado en febrero de 2011 y elaborado por la Oficina de Evaluación Independiente del propio Fondo que dirige un exfuncionario de la institución, son demoledores. Muchos funcionarios consultados mencionaron cosas como "expresar puntos de vista en contra puede arruinarme la carrera"; "había límites al grado de crítica que se podía plantear".
A mi juicio, para entender mejor todo, es interesante señalar algunas de las consecuencias de esa austeridad presupuestaria. No se trata solo de rescatar a los bancos y de la falta de regulación del sector financiero. La austeridad presupuestaria implica allanar el camino para que los países europeos cumplan con el Acuerdo General sobre el Comercio de Servicios (AGCS) de la OMC, el otro pilar del vigente sistema económico.
El objetivo del AGCS es liberalizar todos los servicios, es decir, independizarlos de los gobiernos mediante su privatización y consideración como mercancía. Todos significa incluidos los que satisfacen derechos humanos. En la Unión Europea, el AGCS conducirá -está conduciendo- al desmantelamiento del Estado de Bienestar, que ha costado mucho trabajo en implantar.
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