No hace mucho, unos cinco años, TV2 en la Noche Temática emitió un programa, Agua, alerta incolora, en el que se mostraba que en Detroit (Estados Unidos) diariamente un número no despreciable de domicilios eran desconectados del servicio de agua potable por retraso en el pago de recibos, en muchos casos, debido a enfermedad o pérdida de empleo de algún miembro de la familia. Como consecuencia, los niños no solo podían contraer enfermedades, sino que, también, no querían ir al colegio porque estaban sucios. En esta situación, la Administración dictaminaba que las familias no estaban en condiciones adecuadas para educar a sus hijos y los llevaba internos a un hospicio.
Repito la pregunta que he formulado en entradas anteriores: ¿Se puede considerar civilizado o desarrollado un país en el que, a pesar de ser rico, suceden esas cosas? ¿Dónde ha quedado la Declaración Universal de los Derechos Humanos? No se puede vivir sin comer o sin beber.
Pero no se trata únicamente de Estados Unidos. Los planes de ajuste estructural que se están imponiendo en la Unión Europea caminan en esa dirección: un sistema económico injusto, inhumano e insostenible.
¿Qué decir de la existencia de un pensionista portugués que está intentando que le metan en la cárcel? No tendrá libertad, pero, al menos, no le faltará comida y una cama, algo de lo que carece fuera de la prisión.
En otra noticia se informa de padres -en este caso, españoles- que se han quedado sin trabajo y, por tanto, sin recursos para atender a sus hijos. Es frecuente que, en estos casos, los niños pasen hambre porque sus padres no se atreven a pedir ayuda: temen -quiero pensar que de forma infundada- que ello suponga que los servicios sociales se lleven a sus hijos.
Repito. ¿Dónde está el civilizado Occidente? Nadie puede elegir el lugar de nacimiento. ¿Qué culpa tiene un niño de nacer en un lugar y no en otro? ¿Es justo, humano o civilizado rescatar a los bancos antes que a las personas?
En la Unión Europea se dice que aumentará el Producto Interior Bruto (PIB) y que se está iniciando la senda del crecimiento y la competitividad, pero, la experiencia enseña que eso no acabará con el hambre y desamparo de niños inocentes. La solución solo se encuentra en un cambio de sistema económico.
Este blog se titula Imaginar y crear el futuro, aludiendo a la necesidad de trabajar en pro de un mundo distinto. Las entradas quieren ser "píldoras para pensar", porque, pertenecientes a la especie humana, no debemos quedarnos con la información -eso ya lo hacen muy bien los ordenadores-, sino transformar esa información, primero, en pensamiento crítico y creativo, y, después, en acción, sobre todo en un uso mayor de nuestras neuronas espejos,
3 comentarios:
Tengo miedo de que en el fondo este sistema sea humano, demasiado humano. No representa sino la culminación del espíritu y las acciones humanas a la largo de la historia. Por así decirlo, el último grito de la maldad humana. ¿Y si fuera esto lo que nos caracteriza como especie?
No solo las neuronas espejo, hay que utilizarlas todas, en principio para darnos cuenta que si la evolución las ha generado es porque han sido vitales en nuestra supervivencia como especie. Somos seres sociales y la exclusión social está dinamitando el contrato social, y con ello está llevando a la desintegración social.
Hay dos tipos de miseria, la miseria de quienes la padecen y la miseria de quienes la ejercen. Padecer la miseria repercute en lo que tenemos, pero ejercerla o ser cómplices de ella implica algo mas profundo: cambia lo que somos.
Un saludo
No comparto con Lorenzo la idea de la maldad de la especie humana. Si pertenecemos a la especie humana y no sentinos que nos corroa la maldad ¿qué debemos hacer? ¿no hacer nada por mucho que nos cueste y resignarnos a desaparecer como especie? ¿estudiar los puntos flacos y actuar sobre ellos? Como creo que el ser humano es muy complejo, parte diablo y parte ángel
¿Qué os parece, Lorenzo y Camino a Gaia, intentar contemplar la economía a través del cristal de la empatía?
Un saludo. Muchas gracias por comentar
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