Christian Laval, sociólogo nacido en 1953, profesor de la Universidad de París Ouest Nanterre, y Pierre Dardot, filósofo, publicaron en 2012, La razón del común. (Jeremy Rifkin habría dicho procomún). Ambos sostienen que "el Estado ya no se ocupa de los intereses del conjunto de la sociedad. Se han plegado a las necesidades de las grandes corporaciones [empresas] que imponen sus condiciones (fiscalidad favorable, por ejemplo) y demandan privatizaciones. (...) Los ciudadanos deben reaccionar porque el Estado ya no protege lo que es de todos."
Más recientemente, estos autores han presentan Común (Gedisa, 2015), "un ambicioso ensayo que intenta construir un marco un marco teórico para una nueva alternativa política" y en el que sostienen la "necesidad de una democracia radical".
¿Qué entienden estos autores por democracia radical? A esta pregunta, el profesor Laval, en una entrevista que tuvo lugar después de pronunciar una conferencia en el Museoo Reina Sofia, indicó: "Hoy hay una exigencia de una nueva fase de la democracia, más profunda y real. La democracia representativa, en el fondo, ya no representa nada, solo se representa así misma, a políticos profesionales que constituyen una oligarquía cada vez más ligada a los intereses privados. No lo decimos nosotros, lo dicen los movimientos sociales y una gran parte de la sociedad. El Común [bienes comunes] es aquello que sentimos que se nos escapa, lo que desaparece con las privatizaciones."
Estos autores defienden la gestión de los bienes comunes siguiendo los resultados obtenidos por las investigaciones realizadas por la Premio Nobel, Elinor Ostrom
Según ellos, es necesario retomar esos bienes comunes de que se han apropiado las empresas privadas. Como ejemplo, Laval señala lo que se ha hecho en Nápoles, "donde se remunicipilizó la distribución del agua y se democratizó la gestión haciendo participar a los usuarios." Algunos de nuestros partidos políticos habrían intentado proceder a su nacionalización, es decir, piensan que solo son posibles dos modelos de gestión, público y privado, ignorando los problemas en el caso de recursos que son bienes comunes de la Humanidad e ignorando el trabajo realizado por Elinor Ostrom.
En palabras de Jeremy Rifkin en su libro La sociedad de coste marginal cero. El internet de las cosas, el procomún colaborativo y el eclipse del capitalismo (2014. 202), "si existen recursos, bienes y servicios, que por su naturaleza son públicos, y si la mejor manera de optimizarlos es que sean de acceso y uso público, nadie los sabrá gestionar mejor que la comunidad como un todo". En ese libro, Rifkin recoge los "principios de diseño" que propusieron Elinor Ostrom y sus colegas para que funcione bien este sistema de gestión.
En la entrevista citada, el periodista pregunto al profesor Laval por bienes comunes que no sean de naturaleza material. Laval citó el saber, el arte, la belleza y los conocimientos, "colonizados por intereses privados" y comentó que "en Italia, tras la ocupación del teatro Valle, se hizo una una experiencia de Común. Administradores del teatro, actores y espectadores se asociaron".
Según Christian Laval y Pierre Dardot, "hay que transformar las instituciones democratizando su uso". "Hay que pensar en formas políticas de participación en las elecciones y en su conexión con los movimientos sociales. Estos movimientos necesitan crear nuevas instituciones, en la educación, en la salud, cooperativas. Para ello necesitan el apoyo de los Gobiernos municipales". Con anterioridad, el profesor Laval había citado el ejemplo de un hospital que sus propios profesionales habían reflotado creando una cooperativa.
Por último, Laval y Dardot señalan que el Común no contempla, "en absoluto, la supresión del mercado ni de la propiedad privada. Se trata que el mercado y la propiedad privada sean sometidos a una lógica superior, que sea la del uso colectivo, prudente y cuidadoso de los recursos colectivos". La capacidad inventiva de los actores sociales es lo que nos da la esperanza".
NOTA. Todo lo relacionado con Christian Laval y Pierre Dardot está extraído del artículo Conversaciones con futuro, publicado en El País, 8 de noviembre último.
5 comentarios:
Los mercados dieron un golpe de estado y ahora tenemos una tiranía de los mercados, esos entes intocables, internacionales, que hacen con el mundo lo que les da la gana.
El pasotismo popular histórico, derivado de la represión popular histórica, reduce la velocidad de cualquier transformación, aumentando el frenazo exponencialmente cuanto más importante es la reforma en cuestión. El continuismo, el conservadurismo atávico de todo ser vivo, que prefiere lo conocido a ejercer algún tipo de descubrimiento nuevo; solo un pequeño porcentaje de individuos se atreven a pensar otro mundo
Y como decía aquel pensador, "el que sacrifica libertad por seguridad, no merece ninguna de las dos".
Tenéis razón, pero, aunque con una lentitud que desespera, se están produciendo algunos cambios, pequeños cambios. ¿Que por nosotros no sea!
Un saludo
Sí que es cierto Juliana. Se están produciendo algunos cambios en el pensamiento y la gente va tomando cuenta de ello. Otra cosa es que lleguen a materializarse -la presión de los grandes medios de comunicación de masas en su contra es tremenda-, pero sin duda, el 15M ha resultado un extraordinario revulsivo para la sociedad y ahora estamos viendo sus resultados o, al menos, parte de ellos.
¿Difícil? No, yo diría que dificilísimo. Pero es nuestra mejor oportunidad desde que el Tatcherismo cambio el rumbo de Europa. Aprovechemosla.
Muchas gracias, Felipe.
Estoy de acuerdo contigo, Es muy difícil, porque el enemigo es muy fuerte. Pero, nos jugamos la vida de nuestros descendientes.
Un saludo
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