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jueves, 4 de febrero de 2016

Atención a las personas mayores

     Los historiadores suelen distinguir tres etapas o revoluciones industriales. A través de estas revoluciones se han ido creando máquinas cada vez más sofisticadas capaces de hacer el mismo trabajo que el ser humano, pero en menos tiempo y con más calidad (mayor productividad).
     Con jornadas laborales más reducidas, el ser humano podría sentirse más realizado, pues tendría más tiempo para estar con sus hijos, cuidar de los ancianos o enfermos, pasar más tiempo con los amigos, realizar labores de voluntariado, dedicarse a actividades creativas: música, teatro, escritura, etcétera. No sería una sociedad perfecta (el ser humano no es un ser angélico), pero sería más humana.
     Sin embargo, al imperante sistema económico-social no le interesa el desarrollo humano, la calidad de vida de los ciudadanos, favorecer la creatividad, empatía y solidaridad, solo le interesan las ganancias económicas de sus grandes empresas.  Y así hemos llegado a la situación actual, verdaderamente inhumana.
     Las grandes empresas tecnológicas de la que se ha dado en llamar cuarta revolución industrial no son ajenas a la dinámica anterior. No se diseñan máquinas para que los ciudadanos tengan más tiempo libre, sino para aumentar sus propias ganancias. Y, en convivencia con los Gobiernos; han encontrado "una mina" en las personas mayores.
     En Singapur se ha empezado a emplear un robot que ayuda a las personas mayores a mantenerse sanas y en forma aconsejándoles los ejercicios que deben hacer. Evidentemente, Singapur no es el único país que utiliza la tecnología para enfrentarse al envejecimiento: Japón ha firmado un proyecto con IBM, Apple y Japan Post, Italia tiene un programa de IBM, China está desarrollando Roby Miny, etcétera. Son múltiples las iniciativas que se están desarrollando con el fin de ofrecer compañía, instrucción y diagnósticos sanitarios a personas mayores. Pero, no se trata solo de eso, sino también recoger datos que pueden ser útiles para la empresa. (Fuente. Un artículo periodístico escrito por Evgeny Morozov, autor del libro La locura del solucionismo tecnológico (Katz /Clave internacional)
     La situación, cuando menos, es irónica. Después de habernos amargado la vida,  ahora se empeñan en alargándonos la existencia. Pero, ¿es  "vida" la prolongación de la existencia que nos ofrecen las grandes empresas? ¿Se puede considerar un capricho inalcanzable el deseo de contar con compañía humana?
     En el actual sistema económico-social, no es sorprendente que las necesidades espirituales o las aspiraciones pasen a un segundo plano ante la obligación de reducir el presupuesto nacional y acometer reformas estructurales para aumentar el crecimiento económico.  ¿Se ha olvidado el pasado no tan remoto en el que los mayores podían realmente contar con compañía humana, financiada con los impuestos?  
     Ante el agobio de la empresa privada y la ausencia de ayuda pública, ha surgido, como ya se ha indicado varias veces, la Economía Colaborativa. El objetivo de la economía colaborativa es la creación de redes humanas de interacción y participación sostenidas en unos vínculos de confianza, respeto, solidaridad y equidad. Una de las múltiples iniciativas de la economía colaborativa son los Bancos de Tiempo.  Los Bancos de Tiempo son grupos de personas motivadas que se organizan para intercambiar tiempo, que dedican a tareas puntuales de la vida cotidiana. Una de las tareas que nunca faltan en un Banco de Tiempo es el acompañamiento y/o animación a personas mayores y/o enfermas. Las personas mayores pueden contar con compañía humana.

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