En la feria de móviles de Barcelona, en el
espacio 4 Years From Now (4YFN), zona dedicada a las empresas emergentes y las startups se han presentados multitud de propuestas. Comentaré dos de ellas.
Una se refiere a una empresa que ha creado un
posavasos que actúa como asistente inteligente. “Buscamos mejorar
el nivel de salud de los empleados, midiendo su nivel de hidratación y de
estrés”, dicen sus responsables. El dispositivo calcula cuánto líquido debe
tomar cada persona y le avisa cuando debe beber. Por otra parte, un sistema de
luces también advierte que el empleado no debe ser molestado y le avisa cuando
es conveniente tomar unos minutos de descanso.
¿A quién se le ocurre pensar que ese
posavasos es capaz de mejorar el nivel de salud de los empleados? Mi madre también me decía que debía taparme
la boca con la bufanda para no coger frío; yo nunca me tapaba la boca no sé si
porque no gustaba o como acto de rebeldía. Y ¿quieren que ahora obedezca a un
posavasos cuando me diga que beba?
¿Quién es para decirme que debo beber? Es más, ¿quién es él para decirme que debo descansar? Descansaré cuando
quiera o pueda, pero nunca porque me lo diga una máquina –el posavasos- .El
posavasos, como máquina que es, obedece
fielmente las órdenes que le han dado, pero yo no soy una máquina, soy un ser
humano dotado, entre otras cosas, de
libre albedrío.
Otra startup
presenta un dispositivo que convierte el teléfono móvil en un termómetro
digital de infrarrojos para tomar la temperatura corporal. Es instantáneo.
Además, gracias a una aplicación calcula la dosis de medicamento necesaria,
según peso y edad, e indicaciones del fabricante del medicamento. Está bien que me mida la temperatura corporal
cuando yo lo desee, pero eso de calcularme
la dosis del medicamento…. me
parece ofensivo. No soy una retrasada mental y sé leer las indicaciones del
fabricante del medicamento, y, en
caso de duda, como soy un ser humano prefiero
consultar a –interambiar puntos de vista con- una persona, otro ser humano..
Si la tecnología sigue así, la próxima
generación será una generación de idiotas.
Justo lo que pretenden las élites del imperante sistema económico-social.
No hay nada de sabiduría, solo inteligencia fracasada, fracasada porque no
sirve para mejorar la vida de las personas, sino todo lo contrario:
convertirlas en máquinas.
El 13 de febrero de 2012 publiqué
una “píldora para pensar”, dedicada al libro del destacado psicoanalista,
psicólogo social y filósofo humanista,
fallecido en 1980, Erich Fromm, El arte de amar, Según Erich
From "Toda persona honesta sabe que las características
principales de la sociedad capitalista tiende a producir individuos alineados
de sí mismos, personalidades tullidas a quienes se les ha robado la humanidad,
y que están en una lucha perpetua por expresar el amor empático”.
“El peligro
del pasado era que los hombres fueran esclavos. Pero el peligro del futuro es
que los hombres se conviertan en robots”.
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