El contenido de este blog se ha cedido al dominio público: puede ser copiado, parcial o totalmente, sin previo permiso de la autora.


domingo, 5 de marzo de 2017

Gestión privada

     El sistema económico-social, en el que estamos inmersos, supone que los mercados, sean de bienes o servicios, deben ser de gestión privada y para que funcionen bien no deben sufrir ningún tipo de interferencia. El Premio Nobel de Economía, Joseph E. Stiglitz, en su libro El malestar en la globalización (2002:62), escribe: "Dado que según el fundamentalismo del mercado -en el cual los mercados funcionan perfectamente y la demanda debe igualar a la oferta, sea de trabajo como de cualquier otro bien o factor- no puede haber desempleo, el problema no debe estar en los mercados. Debe provenir de otra parte de sindicatos codiciosos y políticos que interfieren en la acción de los mercados libres demandando -y consiguiendo- salarios excesivamente altos. El corolario de política es obvio: si hay paro se deben reducir los salarios".
     La manera más fácil de instalar este sistema económico es una crisis financiera y las posteriores recetas del FMI. Estas recetas, siempre, son austeridad presupuestaria y reformas estructurales. Ambas obligan a los Gobiernos a privatizar la gestión de todos los bienes y servicios.
     ¿Cómo es una gestión privada funcionando sin ningún tipo de interferencia? Hace unos días, en El País del 2 de  marzo, se informaba de lo que estaba sucediendo con la privatización de los servicios de vigilancia de edificios públicos. Antes de la privatización, el vigilante de un centro de atención al refugiado cobraba casi 1.100 euros, pero después de privatizado su sueldo bajó a algo más de 700 euros. "De repente tenemos que vivir con un 40% menos de sueldo" se lamentaba uno de los vigilantes. "Dos compañeros le escuchan en una cafetería de Madrid y cuentan los problemas que van a tener a partir de ahora para llegar a fin de mes".
     En la misma noticia se indica que "el mismo shock se vivió hace meses en las instalaciones del BOE". Uno de los vigilantes señaló: "El día que me llegó la primera nómina lloraba como un niño". .
     Según los periodistas, autores del artículo, la empresa a la que se ha adjudicado estos servicios de vigilancia funciona "como muchas otras empresas multiservicios, que, tras la reforma laboral de 2012, han multiplicado su actividad en limpieza, hoteles o grandes almacenes". 
     En esa noticia, se habla de un "polémico empresario". Sin embargo, nada más erróneo que pensar que ese empresario es el culpable. Si fuera así, ¿cómo explicar lo que  sucedió con la privatización de las lavanderías de los hospitales públicos: salarios más bajos, jornadas de trabajo más prolongadas y uso de detergentes poco adecuados para un hospital o lo que sucede en otras empresas multiservicios? El verdadero culpable es el  sistema económico; mejor dicho, los verdaderos culpables son los que dirigen el sistema.
     El mercado va perfectamente, si no sufre ninguna interferencia. Y la ética es una interferencia. Uno de los expresidentes de Elf llegó a afirmar categoricamente que ""ética y economía son incompatibles"..
     En 2003, Jesus Conill Sancho, profesor de Filosofía Moral en la Universidad de Valencia, impartió una conferencia, en la Universidad de Valladolid, bajo el título Horizonte ético de la economía. En esa conferencia, el profesor Conill indicó que la separación entre ética y economía "ha sido fruto de un haz de decisiones y de acuerdos internacionales" y que es responsabilidad del ciudadano aprovechar cualquier situación para incorporar "el sentido ético a la economía" y castigar a los culpables, para "evitar que hagan más daño en el futuro inmediato". No hay que pensar que "así es la vida", porque así no es la vida: así la han fabricado otros.

No hay comentarios: