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domingo, 12 de marzo de 2017

Prohibir la fabricación de armas

     ¡Qué utopía! Victor Hugo proclamó: "No existe en el mundo nada más poderoso que una idea a la que ha llegado  su momento". A pesar de lo complicado que se ha vuelto el presente: crisis económica, crisis ecológica y crisis de valores o crisis de derechos humanos, o precisamente por eso, quiero creer, junto con Boutros Ghali, ex Secretario General de Naciones Unidas, que "la instauración de la paz entre las naciones, basada en una democracia global, es una de las utopías posible y factible". Sería bueno, como aconseja Ghali, que nos parásemos un momento en la relación entre realidad y utopía. ¿Acaso no fue utópico en los momentos de la esclavitud, imaginar que, en algún día, esta se llegaría a abolir?
     Desde mi punto de vista, es inaudito que no se prohíba la fabricación de armas, después de abolida la esclavitud, la Primera y Segunda Guerra Mundiales y la Declaración Universal de Derechos Humanos que en su artículo 1 (versión de 1948) dice: "Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y, dotados como están de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los otros."
     ¿Cuál es la primera lección que deberíamos aprender tras la llegada de multitud de hombres, mujeres, niños y niñas que llegan a Europa huyendo de la guerra? La primera lección es tomar conciencia de que la guerra nunca la sufren los políticos que la declaran; siempre la sufren seres humanos todos inocentes.
     En la contraportada del libro de Demetrio Casado Perfiles del hambre (1967, Madrid, Edicusa) se puede leer: "Es curioso y triste constatar que se ha alcanzado la posibilidad de destruir la humanidad entes de construirla mínimamente. Los avances científicos, técnicos y económicos tienen su expresión extrema [...] en la provisión de arsenales de armas capaces de destruir la vida sobre la Tierra. Mientras tanto, la vida sobre la Tierra apenas ha comenzado a organizarse con sentido de humanidad." Demetrio Casado se estaba refiriendo al descubrimiento de la energía nuclear y su utilización en la fabricación de bombas, pero la investigación armamentística no se ha detenido.   ,
     Aunque, a veces, se trate de armas obsoletas, de acuerdo con las más recientes estadísticas del Instituto Internacional para la Paz de Estocolmo (SIPRI, por sus iniciales en inglés), en los últimos cinco años, el volumen de transferencias de los principales sistemas de armamento aumentó alrededor del 14% en comparación con el período comprendido entre 2006 y 2011. Según este mismo Instituto, España es el séptimo mayor vendedor de armamento. Como otros países, España, además, de vender también compra armamento: el Estado español ha recortado hasta una mínima expresión los presupuestos de salud y educación, pero sigue destinando miles de millones en la adquisición de armas. ¿Con qué objetivo?  Los dirigentes de todos los países dicen que para defenderse de posibles enemigos; sin embargo, la realidad es que se trata de enemigos productos de su imaginación, una excusa para demostrar que son los más poderosos.

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