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sábado, 26 de octubre de 2019

Física y crisis de valores


Hace siete días – el 4 de octubre- presenté la opinión de estudiosos de varias ramas del saber acerca las crisis financiera, ecológica y de valores en que la humanidad de encuentra en estos momentos y presenté la opinión de Claudio Magris sobre la exigencia de que escrutemos el mundo hasta el fondo, “El mal radical, la radical insensatez con que se presenta el mundo, exige que lo escrutemos hasta el fondo, para poderlo afrontar con la esperanza de superarlo”. “El mal radical, la radical insensatez con que se presenta el mundo, exige que lo escrutemos hasta el fondo, para poderlo afrontar con la esperanza de superarlo”.
En ese escrutinio voy a empezar por el libro de Willis  Harman El cambio de mentalidad. La promesa del Siglo XXI (1998, Centro de Estudios Ramón Areces). Willis Arman fue un ingeniero futurista y autor estadounidense asociado con el movimiento del potencial humano. Estaba convencido de que la revolución industrial tardía se iba a enfrentar a un período de gran crisis cultural que exigiría una profunda transformación de la conciencia humana. Para Harman todas las sociedades se apoyan en algún conjunto de supuestos básicos, tácitos en su mayor parte, sobre quiénes somos, en qué tipo de universo estamos y qué es, en última instancia, lo que es importante para nosotros. Algunos de estos conjuntos de supuestos los encontramos subyacentes a las instituciones y tradiciones, patrones de ideas y sistemas de valores, que caracterizan a una sociedad. Normalmente, no se formulan ni se enseñan porque no hay necesidad de hacerlo; cada persona nacida en esa sociedad los absorbe, como por ósmosis. Se aceptan como dadas, como obviamente ciertas. A lo largo de la historia, apenas han sido cuestionadas por la mayoría.  Por eso es necesario analizar nuestro sistema de valores. Y, según él,  “La historia nos enseña que los cambios verdaderamente fundamentales en las sociedades no han sido provocados al dictado de los gobiernos o de los resultados de las batallas, sino a través de una multitud de personas anónimas que han cambiado su mentalidad, y en ocasiones solamente en una pequeña parte”.
En la contraportada del libro citado se puede leer: “Vivimos inmersos en una de las transiciones más críticas de la historia de la humanidad: el cambio de sistema de valores de la sociedad occidental. Ni el poder político, ni el económico, ni el militar pueden compararse al poder de un cambio de mentalidad. Al cambiar, deliberadamente, sus imágenes de la realidad, los seres humanos transformamos el mundo. […] Algo tan moderado y tranquilo como el cambio  de mentalidad emerge de la profundidades del inconsciente y se extiende a lo largo y ancho del mundo cambiando todo”.
María Novo, Directora de la cátedra UNESCO de Educación Ambiental y Desarrollo Sostenible de la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED, España), dedica el primer capítulo de su libro El desarrollo sostenible. Su dimensión ambiental y educativa (2006, Pearson Educación) a que analizar la forma cómo el modelo científico dominante en Occidente, en la época de la Modernidad, ha llevado el mundo a las crisis ambiental y de valores del presente.
María Novo nos muestra, en este capítulo, los pilares de la Modernidad a  través de, principalmente, Descartes, Bacon, Galileo y Newton. En la doctrina de estas personas es en donde se encuentra “el conjunto de los supuestos básicos” sobre los que se apoya nuestro actual sistema económico-social: “quienes somos, en qué tipo de universo estamos, qué es, en última instancia, lo qué es importante para nosotros”. En ellos se encuentran las bases sobre las que se asienta la conducta occidental de los últimos siglos en relación con la naturaleza y el ser humano.
El pensamiento cartesiano plantea una visión matemática de la realidad física. Las matemáticas representan para Descartes el orden total. La economía es o debe ser una ciencia  social y, sin embargo, en nuestro sistema la economía es una ciencia matemática que resuelve prácticamente todos los problemas mediante la utilización de hojas de cálculo.
Según la noticia “El FMI plantea a España una rebaja de sueldos de hasta un 10% para crear empleo” (El País, 2 de agosto de 2013), “los técnicos del fondo han metido la rebaja de sueldos del 10%, junto con otras medidas, en sus hojas de cálculo y el resultado que les da es que se impulsaría el crecimiento, se crearía empleo y se reduciría el déficit”.
En noviembre de 2010, Esperanza Aguirre, entonces presidenta de la Comunidad, en la inauguración de XX Encuentro Financiero Internacional de Caja Madrid, dijo que los mercados financieros “están gobernados por leyes tan insobornables como las leyes de la física, la química y la biología. Quienes hablan de la dictadura del mercado no se dan cuenta de que cometen el mismo error que los que pretenden abolir por decreto la ley de la gravedad”.
Soledad Gallego, en La gran evasión como daño colateral (El País, 15 de febrero de 2015) recuerda el papel de las matemáticas en el imperante sistema económico-social y señala “a las matemáticas no se les pide moral y trasmiten a los profanos una rotunda sensación de cosa inapelable”. Debido a que a las “matemáticas no se les pide moral”, en nuestro sistema económico la ética se considera una interferencia en el funcionamiento de los mercados.
Alfredo Pastor, que fue profesor del Instituto de Estudios Superiores de la Empresa (IESE) y con una gran experiencia docente en aulas de varias universidades, escribió un libro titulado La ciencia humilde. Economía para ciudadanos en el que, según él, pretendía demostrar cómo la economía está al servicio del ciudadano”. Evitando las demostraciones difíciles y prescindiendo de muchos detalles, este profesor hace que el lector vea “más fácilmente cuáles son los límites de la economía” y da a entender que “el vasallo es la economía y el señor el ciudadano”, de hecho, Pastor, inicialmente, había pensado en otro título: El buen vasallo.
Como indiqué el día 17 de este mes, la Academia Sueca, a la hora de conceder el Premio Nobel de Economía 2019, mostró su rechazo a la consideración de que la economía era una ciencia matemática.
Si nos fijamos en Descartes, encontramos una visión del mundo en la que lo verdaderamente importante es lo que haga nuestra mente a través de operaciones intelectuales que han quedado desprovistas del influyo de las emociones y los sentimientos. De acuerdo con esa visión del ser humano, el vigente sistema económico-social supone que el ser humano se comporta como una “máquina de calcular”, Homo economicus. Amartya Sen, Premio Nobel de Economía, en un libro titulado Los tontos racionales. Una crítica sobre los fundamentos conductivistas de la teoría económica, sostiene que los principios de este Homo economicus son los de “un imbécil social, un tonto sin sentimientos, un ente ficticio sin moral, dignidad, inquietudes, sin compromisos”. ¿Dónde han quedado los resultados de las investigaciones en Psicología y Neurociencia? ¿Dónde las neuronas espejo? El Homo economicus carece de solidaridad, de empatía, de ética, …
En cuanto los animales, según Descartes, son una especie de autómatas que funcionan simplemente por reacción mecánica a los estímulos, del modo que lo haría una máquina. Consecuentemente, el conocimiento matemático  de los mecanismos de funcionamiento de estas “máquinas”  por parte de los seres humanos daría a estos la posibilidad de manejar a todo lo vivo a su alcance. De aquí la poco, o nula, preocupación por el medio ambiente.
“En el año 1727 moría Newton, reconocido y venerado por todo el mundo científico. En esos momentos, de forma generalizada y especialmente en Inglaterra, sus planteamientos desbordaban ya el propio ámbito de la Ciencia y eran considerados como una evidencia que bien podía guiar la visión general del mundo. La mayor parte de los científicos y filósofos que le sucedieron siguieron defendiendo, en líneas generales, su visón mecanicista y la consideración de la naturaleza como una máquina”. “Pero, como la historia nos demuestra, las ideas científicas no se convierten en visones del mundo, salvo cuando encuentran acogida en los procesos sociales y políticos. […] Esto ocurrió con los planteamientos cartesianos, con el empirismo y con el reduccionismo mecanicista. Su extensión se hizo efectiva cuando atravesaron las barreras de la filosofía y de la ciencia y fueron bien acogidos en los territorios de la sociología y de la economía”. (M. Novo, 2006:13)
Se explica así el lento avance en alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Es urgente cambiar de mentalidad si queremos dejar a nuestros descendientes un planeta habitable.

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