Forman parte del G-20 los jefes de Estado (o Gobierno), gobernadores de
bancos centrales y ministros de financias de los siete países industrializados,
(Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Italia, Japón, y Reino Unido), más
Rusia, más once países recientemente industrializados de todas las regiones del
mundo (países emergentes) y Unión Europea.
Teóricamente, es un foro de cooperación y
consulta en temas relacionados con el sistema financiero internacional, estudia,
revisa y promueve discusiones sobre temas de alcance mundial, con el objetivo de mantener la estabilidad financiera y
económica internacional, y de tomar decisiones consensuadas que repercutirán globalmente,
Existiendo los problemas que, en la
actualidad, tiene la Humanidad: cambio climático, bolsas de pobreza junto a
inimaginable, conflictos armados de todo
tipo, refugiados, problemas en el sector financiero, etc. ¿quién no esperaba “algo” de esta reunión?
Pero la realidad ha sido decepcionante. Los
miembros del G-20 no han hecho nada
salvo comprometerse a utilizar “todas las herramientas posibles para fortalecer
el crecimiento global”, Sin embargo, no se han puesto de acuerdo en cuáles son
esas “herramientas posibles”. “El G-20
no descarta ninguna opción que permita impulsar el débil crecimiento mundial,
pero tampoco aporta una respuesta concreta para lograr tal fin”. “Tanto el FMI
como la OCDE advirtieron por su parte de la apremiante
necesidad de que los Estados miembros avancen en la senda de las reformas.
Tenemos que hacer más para lograr nuestros objetivos comunes de crecimiento global”.
(Fuente: “Las potencias discrepan en las recetas para reactivar la economía”, El País 28 de febrero de 2016). Siempre el crecimiento económico y las reformas.
No han sido capaces de mencionar la
necesidad de evitar o paliar las
crecientes desigualdades sociales, ocasionadas por algunas de esas
“herramientas posibles para fortalecer el crecimiento global”. Y, sobre todo,
no han ni siquiera recordado la promesa solemne que hicieron en 2008 de eliminar
sin tardar los paraísos fiscales, ahora más colmados que nunca. Los grandes fondos y empresas son tan
influyentes como indiferentes.
Se puede esperar cualquier barbaridad o
disparate de estas instituciones, según Federico Mayor Zaragoza (blog , 10 de
septiembre de 2013) oligárquicas (el
poder supremo es ejercido por un reducido grupo de personas que pertenecen a
una misma clase social) y plutocráticas (predominio de la clase más rica de un
país) que inventaron los “globalizadores”. Jeans Ziegler, que fue Relator
Espacial de Naciones Unidas para la Alimentación, hubiera hablado de “feudalismo”.
En ese post de su blog, Federico Mayor decía:
“Hay que actuar sobre el pueblo para que tome conciencia de las nuevas formas
de dominación y confíe en su potencial como agente transformador”. Ahora, en
2016, hay que decir que el pueblo ha tomado conciencia de la situación y, a
pesar de todas las dificultades, ha empezado a hacer uso su espíritu combativo
ante la adversidad.
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