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viernes, 11 de mayo de 2012

Duplicar el bienestar con la mitad de los recursos y los mercados

    Los autores del informe al Club de Roma, Factor 4. Duplicar el bienestar con la mitad de los recursos, después exponer medio centenar de ejemplos de eficiencia en el uso de los recursos naturales, se preguntan si el actual sistema económico-social puede convivir con los propósitos "adelgazantes" de la eficiencia.

     Según ellos, uno de los grandes obstáculos reside, precisamente, en lo que se puede calificar de columna vertebral del actual sistema económico-social: la creencia de que los mercados funcionan bien cuando no está regulados, es decir no "padecen" la intervención del Estado. La exigencia de no intervención del Estado se debe a la creencia de que los mercados son perfectos.

     José Luis Sampedro dedica a este tema una parte importante de su libro El mercado y la globalización. Indica, primero, las condiciones que deben cumplirse para que, teóricamente, un mercado sea perfecto; y, después, señala las razones por las cuales, en la realidad, los mercados distan mucho de ser perfectos. (El premio Nobel de Economía, Joseph E. Stiglitz en la página 103 de su libro El malestar en la globalización, indica que uno de los grandes logros de la economía moderna ha sido demostrar que las condiciones que se deben dar para que un mercado sea perfectos son tan "sumamente restrictivas" que no se dan en la realidad).

     Además hay que tener en cuenta que, por su propia naturaleza, el mercado busca "el máximo beneficio privado a costa de quien sea o de lo que sea", mientras que "el interés común busca fines más variados (...); fines como la salud pública, la mejora de la sociedad mediante la educación, el respeto a la naturaleza, la observancia de ciertos valores inmateriales, el cultivo de actividades estéticas, la cohesión social y, sobre todo, el acatamiento de unas normas éticas de convivencia, entre otras manifestaciones del progreso humano" (págs. 46-47)

     Sin embargo, utilizando esta vez las palabras de Vidal-Beneyto, "el integrismo del mercado, que ha adquirido carta de naturaleza en las dos últimas décadas, nos ha llevado a generalizar su uso para todo tipo de objetivos y causas".  (Según el diccionario de la RAE, "integrismo" es la "actitud de ciertos sectores religiosos, ideológicos o políticos, partidarios de la inalterabilidad de las doctrinas". En esa situación estamos ahora, gracias al actual sistema económico-social).

      Los autores de Factor 4 se quejan de esta situación diciendo (pág. 215): "Este dogma fatalista poco tiene que ver con una buena economía. No obstante, siempre lo sacan del baúl cuando se trata de condenar alguna  intervención susceptible de influir en el mercado. Es un truco cómodo para eximirnos aparentemente de la responsabilidad de crear un marco moral, legal o incluso económico para el mercado. (...) Estas condiciones de mercado perversas y totalmente injustas con la eficiencia propician que se genere un despilfarro de cientos de miles de millones de dólares anuales".

     Vidal-Beneyto manifiesta su rebeldía al escribir: "De lo que se trata es de impedir que la economía de mercado conduzca inexorablemente a la sociedad de mercado, y con ella, a la total mercantilización de todos los procesos y actividades humanas".

4 comentarios:

Óscar Gartei dijo...

El sistema mercantil no puede funcionar libremente, sin una vigilancia por parte del Estado o de las personas que integran un grupo de individuos. Porque si no se vigila, ese sistema llegará a prescindir de toda consideración moral y buscará el beneficio a costa de naciones y familias sin pestañear.

Eso por no decir que la economía, bien entendida, es una ciencia que busca la eficiencia de los recursos. ¿En dónde encaja la obsolescencia programada, el consumismo ciego, la contaminación...? Digamos que nos hemos perdido por el camino, y es hora de volver al redil.

Un saludo.

J. Felipe dijo...

Es obvio y la historia lo demuestra una y otra vez que debe existir una cierta regulación y control por parte del estado y en general de las administraciones públicas sobre las actividades propias de la industria el comercio, etc. Y no hay dato más irrefutable que las consecuencias de la falta de ese control que las derivadas de los Felices 20 y la década comprencida entre 1997 y 2007 que, en ambos casos, han dado lugar a las dos mayores crisis sociales y económicas de nuestro tiempo.

Sin embargo, lo que pretende esa misma industria es hacer creer "a su masa electoral" que lo que llamamos control y regulación es lo mismo que totalitarismo en un claro deseo de desvirtuar la verdad en beneficio propio. Apoyándose para ello, como ya hemos recalcado en numerosas ocasiones, en todo el poder de su industria mediática.

Un saludo.

JOSE-MARIA dijo...

De acuerdo. Me parece muy interesante. Saludos, JM

Juliana Luisa dijo...

De acuerdo. Pero ... ya me conocéis ¿cómo llevar a cabo esa regulación? ¿bastará con algunas pequeñas modificaciones o será necesaria un cambio? ¿quién o quiénes llevarán a cabo esas modificaciones o cambios?
Conocéis mi respuesta. Los ciudadanos (los gobiernos está secuestrados) ¿Cómo? Haciendo algo, más vale confundirse y corregir que no hacer nada.

Un saludo