Siempre se ha pensado que ciencia y sociedad se influyen mutuamente. Pero el más completo estudio en paralelo, por una parte, de la historia de la ciencia desde los orígenes mismos de la sociedad humana y, por otra, de su historia social y económica, fue realizado por el científico irlandés, destacado por su labor pionera en el ámbito de la cristalografía de rayos X y Premio Lenin de la Paz, John D. Bernal (1901-1974).
John D. Bernal, en el prefacio de su obra Historia Social de la Ciencia, escribe: "(...) mi propósito es destacar una vez más en qué medida el progreso de la ciencia natural puede ayudar a determinar el de la sociedad misma. y esto no solo en los campos económicos suscitados por la aplicación de los descubrimientos científicos sino también por las consecuencias del efecto que produce en la estructura general del pensamiento". En efecto, en esta obra John D. Bernal ha puesto, de forma clara y rotunda, que el impacto que genera el desarrollo científico en una sociedad es enorme: no se trata solo de su impacto sobre el desarrollo económico, sino que actúa directamente sobre la cultura.
Actualmente, ya ha empezado a jugar un papel muy importante, en la cultura, los recientes descubrimientos en el campo de las neurociencias, entre ellos, los relacionados con las neuronas espejo. El concepto de empatía figura en cada vez más programas de educación.
En relación con la empatía, Jeremy Rifkin indica: "La capacidad de reconocernos en el otro y de recoocer al otro en nosotros es profundamente democratizadora. La empatía es el alma de la democracia. (...) Cuanto más empática es una cultura, más democráticos son sus valores y sus instituciones de gobierno". (La civilización empática. La carrera hacia una conciencia global en un mundo en crisis, pág. 159)
Por otra parte, las nuevas Tecnologías de la Información y la Comunicación están permitiendo que el ser humano quede liberado de múltiples tareas, con lo que dispondrá de más tiempo para pensar sobre la abundante información que estás tecnologías ponen a su disposición. Como defiende Amartya Sen, en esas condiciones, una democracia implica que el ciudadano participe "activamente en la deliberación política".
Como era de esperar, en el proyecto de Declaración Universal de la Democracia, presentado en el Foro Mundial celebrado en octubre, se hace referencia al papel que pueden ejercer la Tecnologías de la Información y la Comunicación. "Las modalidades de participación que ofrecen las nuevas tecnologías de la comunicación y la información contribuirán sin duda a ampliar la capacidad de los ciudadanos para expresarse libremente, reafirmando de este modo una democracia auténtica", dice en el art. 3.3.
En resumen. A pesar de los muchos logros de la democracia representativa, hay que reconocer que el mundo de ahora no es el de hace unos años. En los últimos años, han tenido lugar descubrimientos cientificos, y aplicaciones técnicas de esos descubrimientos, que obligarán a introducir algunas modificaciones en el sistema.
2 comentarios:
El hecho de construir la democracia y globalizada lo considero antagónico. El gobierno del pueblo debe ceñirse a ámbitos muy reducidos y sin traspasar los límites de unas comunidades de individuos capaces de entenderse entre sí. La tecnología nos podría liberar de la dependencia del resto del planeta y evitar el impacto material tras democratizarnos.
Estoy de acuerdo en que una democracia participativa o por consenso no puede ser global. Además en el mundo hay otras culturas no occidentales que debemos respetar.Pero todos debemos formar un equipo, dispuesto a sobrevivir, lo mismo que en el fútbol cada jugador juega de forma distinta pero todos saben que deben colaborar para ganar.
Un saludo
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