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domingo, 27 de septiembre de 2015

Migraciones

     En una noticia he leído: "Dada la creciente inestabilidad de l ya zona, y especialmente en Libia, Egipto ha decidido rearmarse y Francia se ha convertido en un gran proveedor. En febrero ya vendió a El Cairo 24 cazabombardeos Rafale, una fragata y misiles. Según el titular de la noticia, "Francia vende a Egipto dos navíos que negó a Rusia" (El País, 24 de septiembre último)
      En una noticia anterior (El País, 23 de septiembre último), titulada "La oleada migratoria amenaza con aumentar por las guerras", se decía: "Esta crisis sin precedentes perdurará e incluso puede aumentar en breve porque no hay perspectivas de solución en los conflictos en los países de los que parten los refugiados y migrantes" Y añade: "Las encuestar que maneja la organización (OCDE) indican que entre el 20% y el 40" de las poblaciones de una docena de países pobres o en conflicto emigrarían si pudieran". (La OCDE está hablando, simultáneamente,  de los refugiados que huyen de la guerra y los que huyen del hambre).
     La solución al problema de los refugiados que huyen de la guerra es evitar las guerras  y las guerras no se evitan fabricando y vendiendo armas, y en el caso de los refugiados que huyen del hambre la solución está en la ayuda al desarrollo de los países de los que proceden.
     Según Federico Mayor Zaragoza, que fue Director General de la UNESCO y, en la actualidad, es presidente de la Fundación Cultura de Paz, ambas soluciones van unidas. Federico Mayor no se cansa de decir en su blog que "cada día se gastan más de 3.000 millones de dólares en armas y gastos militares al tiempo que mueren de hambre unas 20.000 personas, la mayoría niñas y niños de uno a cinco años".
     Estoy de acuerdo con María Novo cuando en su libro El desarrollo sostenible (2006: 99) dice: "Hay que hacer una decidida defensa al derecho a no emigrar, es decir, de algo tan simple como la posibilidad de tener todo ser humano de vivir en su comunidad de manera digna y saludable, de disponer de una vivienda agua potable, educación, sanidad, trabajo ... opciones éstas hace tiempo reconocidas en la Declaración Universal de los Derechos Humanos y que, sin embargo, se conculcan cada día en miles de hogares en todo el mundo".

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