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sábado, 6 de febrero de 2016

Fabricación de armas

     Gracias a una Organización No Gubernamental (ONG), Amnistía Internacional, me he enterado de que "el ISIS dispone de 100  modelos de armas de 25 países".
    ¿Están locos nuestros dirigentes políticos? ¿A quién se le ocurre vender armas a terroristas a los que, después, se declara la guerra? ¿Qué juego es ese en el que mueren o terminan mutilados muchos seres humanos inocentes?  No es un juego, es un crimen de lesa humanidad. ¿No existe ningún tribunal internacional con autoridad suficiente para castigar a quienes cometen esos crímenes?
     El dinero que se gasta en la fabricación de armas se podría utilizar para corregir la enorme desigualdad económica entre países y dentro de un mismo país, principal origen del mayor número de conflictos en la actualidad.
     Se podría, pero hay un inconveniente.  En la actualidad, las élites han convertido en dios una figura o concepto que, como todos los dioses, exige sacrificios humanos al mismo tiempo que colma de riquezas a sus sacerdotes. Me refiero al crecimiento económico. La fabricación y posterior venta de armas contribuyen al aumento del PIB (Producto Interior Bruto), parámetro utilizado para medir el crecimiento económico.
     En el libro Libres. Ciudadanas del mundo (Aguilar, 2004), su autora, Carmen Alborch, dedica el último capítulo a la figura de Marilyn Waring, economista neozelandesa. En ese capítulo, Carmen Alborch escribe: "... nos produce estupor las conversaciones sobre las repercusiones o las motivaciones económicas de las guerras" (...) "Quizás habría que preguntar a aquellos que han obtenido u obtendrán beneficios económicos de ese cruel despropósito cuál es el valor de la muerte, del dolor, de la desolación" (...) ¿Cuánto vale la tortura, la humillación, la indignación y la indignidad?  (...) ¿Cómo contabilizar el terror de una niña frente a las bombas? (...) ¿Cómo contabilizar el terror de una niña frente a las bombas? ¿Cuánto vale la pierna mutilada de un joven?. Simplemente, los llamamos daños colaterales,  no entran en el balance."
     ¡¡¡PROHIBIDA LA FABRICACIÓN DE ARMAS!!!



3 comentarios:

Anónimo dijo...

No son solo las ganancias. Es el deseo de destrucción y de que haya guerras, el hecho de "jugar" con los aviones y con los barcos y los carros de combate, unido al hecho del poder que se tiene cuando se abate a un ser humano. Quitar la vida es cuestión de dioses y los que matan, en general, al hacerlo se siente superiores, por encima del bien y del mal. Si la vida da la vida, sienten cuán grande es una persona que la deshace, la ilusión del poder, no es otra cosa.
Las guerras y la destrucción de la vida en el planeta son la misma faceta de la misma idea que anima a la humanidad.

Juliana Luisa dijo...

No creo, en absoluto, que "la idea que anima a la humanidad" sea "la destrucción de la vida en el planeta". Si fuera así la especie humana ya habría desaparecido del planeta Tierra. Acepto que "no son solo las ganancias", pero creo que pueden jugar un papel. La razón de las guerras tiene que ser otra. Creo que, en el siglo XXI, los ciudadanos, la sociedad civil debe ser protagonista, hacer realidad el concepto de democracia. ¿Qué ciudadanos han dicho a Hollande que no tiene autoridad suficiente para declarar la guerra, sin contar con nadie. Solo es un ejemplo.

Gracias por tu comentario. Un saludo

Unknown dijo...

El tema del ISIS es mucho más complejo de lo que parece a simple vista y donde se cruzan numerosos intereses. Y como no, uno de ellos, los de la industria de las armas. No digo, ni mucho menos, que sea lo mismo pero recordemos el Irangate, cuando los americanos declaraban con una mano país non grato a Irán con una mano, mientras con la otra le vendía armas a través de terceros.

La industria de armanento se limita a una visión cortoplacista del asunto, la mayoría de los casos. Es negocio puro y duro. De lo que venga después si puede sacar tajada mejor. Pero lo que menos le importa es el sufrimiento de la gente.

Un saludo