Enfrentados, como estamos, a importantes problemas globales
que requieren una urgente solución, es incomprensible que los últimos adelantos
técnicos estén dirigidos hacia dotar de inteligencia a las máquinas. Desde la
invención del hacha de piedra, toda tecnología tiene un doble filo: puede
usarse para aliviar el sufrimiento humano o para intensificarlo. Está claro que
no se puede desinventar lo inventado, pero debemos confesar que cada vez nos es más
difícil encontrar el filo bueno de la inteligencia artificial; quizás la
cuestión resida en la manera de utilizarla, algo muy relacionado con el sistema
político y social en el que se está desarrollando.
Según Rosa Montero en “El camino al futuro” (El País Semanal del 30 de julio de
2017), en 2015 más de mil científicos, entre ellos Hawking, firmaron una carta
abierta contra el desarrollo de robots militares autónomos que no precisen el
control humano. (Rusia ya ha anunciado
la creación de un robot capaz de disparar armas con precisión milimétrica).
El horror provocado por la explosión de las bombas de
Hiroshima y Nagasaki, hace algo más de setenta años, deberían haberse
convertido en pacifistas todos los
gobernantes. Sin embargo, los gobernantes siguen dedicando dinero para la
investigación, fabricación y compraventa de armas. El actual sistema político tiene como fin en
sí mismo el crecimiento económico, algo que aumenta cuando el país fabrica y
exporta armas. ¿Cómo es posible un sistema económico-social que considera
riqueza de un país la fabricación y venta de armas?
En el periódico El País
del 22 de agosto de 2017, se puede leer que un grupo de 116 expertos y
líderes empresariales de todo el mundo han enviado una carta a Naciones Unidas
en la que pedían prohibir el desarrollo de robots dedicados a la guerra. Los
especialistas en robótica e inteligencia artificial advierten en el documento de la posibilidad
de una “tercera revolución bélica” que podría hacer que aumentaran las guerras.
¿Ignoran estos expertos y líderes empresariales la carta abierta escrita, con
anterioridad, por más de mil científicos?
Da la sensación de que los líderes empresariales se creen que
son ellos los que, en estos momentos, gobiernan el mundo. Es hora de que los
ciudadanos demuestren que pasaron los años del feudalismo y las dictaduras; en
estos momentos, el futuro será construido por los ciudadanos, sobre todo los
intelectuales. En una “verdadera” democracia no son posibles las guerras. En
realidad, los líderes empresariales lo saben y por ello utilizan todas las
herramientas –entre ellas, la inteligencia artificial- para que los ciudadanos
no sientan empatía y no piensen. EL ROTO, humorista gráfico, en una de sus
viñetas presentaba a dos personas que estaban observando porque no funcionaba
lo que parece una complicada máquina. Dice una de ellas: “¡Otra vez la
conciencia dando problemas!”. Contesta la otra: “Habrá que desconectarla”. Eso es lo que el sistema está haciendo ahora.
Es urgente cambiar el sistema.
2 comentarios:
Cañones o mantequilla.La economía es una excusa más para hacer daño.
Estoy de acuerdo contigo. La economía es siempre una excusa. El objetivo último del actual sistema es el crecimiento, en su altar se debe sacrificar cualquier vida humana.
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