En el suplemento Negocios de El País del 12 de septiembre de 2017 se publicó un trabajo de
Rebeca Grynspan, responsable de la Secretaria General Iberoamericana, titulado
“El cuarto sector; ¿otra economía es posible?”.
Grynspan menciona que está
ganando terreno el “producir con sostenibilidad ambiental y para el bienestar
social”: en torno al 70% de los jóvenes aceptaría un salario más bajo a cambio de
trabajar por una buena causa. “Es cierto que tienen (los jóvenes) la mirada
fija en la pantalla del móvil y dedican
varias horas de su día a las redes sociales. Pero también quieren frenar el
cambio climático, mitigar la creciente desigualdad, y vivir de acuerdo a una
ética que no esté reñida con las ganancias”. Grynspan está hablando de “empresas sociales”. Señala que las empresas sociales “en muchos países suponen ya el 10%
del producto interior bruto (PIB) y que emplean a una proporción considerable
de trabajadores” y ello, añade, nos ayudarán a solucionar los principales
problemas de nuestra era, permitiéndonos cumplir los Objetivos de Desarrollo
Sostenible, que todos los países del mundo se han comprometido a alcanzar para
el año 2030”. Grynspan señala la necesidad de que la ciudadanía conozca las oportunidades que ofrecen estas empresas
(empresas sociales) y la necesidad de “ayudar a los distintos gobiernos a
generar un ecosistema propicio para su crecimiento, con un marco regulatorio e
instrumentos financieros adecuados”. Según ella, “se estima que para el año
2030, tres cuartas partes de las 500 empresas del mundo habrán desaparecido o
habrán sido sustituidas por otras. Las empresas que sobrevivirán serán las que
logren alinear sus intereses económicos con los valores de la sociedad”. Señala
la necesidad de caminar hacia una “economía global renovada” Una economía más
social, más justa y más sostenible. “Nuestra juventud lo demanda, pero
sobretodo lo merece”.
El tema de las empresas sociales se ha convertido en uno de
los temas más populares en muchas universidades. En España, la Universidad Nacional
de Educación a Distancia (UNED) imparte un curso diseñado para fomentar la
creación de empresas sociales y su posible financiación a través de la banca
ética o el micromecenazgo. En Internet
existen muchas páginas dedicadas a este tema. Bill Drayton, Premio Príncipe de
Asturias, es una de las figuras más destacadas del movimiento de la empresa
social, es uno de los fundadores de Ashoka, una entidad que organiza encuentros
que atraen a empresarios sociales de todo el mundo. Juan Cerro, fundador de
Disruptivo.tv y promotor del emprendimiento social, es autor de un libro ¿Qué es el emprendimiento social? Negocios
que cambian el mundo. La motivación del empresario social es “hacer el
bien” en lugar de “ir bien.
Jeremy Rifkin, sociólogo, economista, escritor y asesor
político, en su libro La sociedad de
coste marginal cero considera que las empresas sociales pueden contribuir,
de forma importante al “eclipse del capitalismo” (2014:325-330)”. En muchas de
las economías industriales más avanzadas del mundo, estas empresas, como parte
del sector sin ánimo de lucro, es el que genera más empleo: “es probable que
estos porcentajes (empleo) aumenten a un ritmo constante en los próximos
decenios a medida que el empleo pase de una economía de mercado muy
automatizada a una economía social que requiere mucho trabajo humano. (Extraído
de la revista Econométrica 6(3),
julio de 1938, pág. 258).
Rifkin (2014: 332) indica que la proliferación de empresas
sociales y organizaciones no gubernamentales hacen realidad el pronóstico de John
Maynard, uno de los economistas más influyentes del siglo XX. Keynes imaginaba
un mundo donde las máquinas habían liberado al ser humano de la dureza del
trabajo en el mercado para que se pudiera dedicarse a actividades más nobles y
elevadas; en la actualidad, a actividades relacionadas con la mejora del medio
ambiente y aumento del bienestar social.
Afirma este sociólogo y economista que es previsible que ello
de origen a “un orden económico tan distinto del capitalismo de mercado como
este lo fue en su día de los sistemas feudales y medievales de los que surgió”.
Todo depende de los ciudadanos, sobre todo de los jóvenes.
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