En los centros de enseñanza que conozco se han empezado a dar
conferencias y charlas sobre acoso escolar y/o violencia machista, conscientes
de la importancia que, en la actualidad, tienen esos temas. Por la misma razón,
como indica Ana Merino (El País, 4 de
diciembre de 2017), “¿y si hacemos que la empatía sea una asignatura en los
institutos de enseñanzas secundarias?”
Según el Diccionario de la Lengua Española (DEL), “empatía” es sentimiento de
identificación con algo o con alguien, o capacidad de identificarse con algo o
con alguien. El objetivo de esa nueva
asignatura sería, en palabras de Ana Merino, “ayudar a nuestros adolescentes a
desarrollar la emocionabilidad de la empatía”.
Esta asignatura obligatoria tendrá una parte teórica y una
práctica. Ana Merino se detiene en la parte práctica. “La primera lección
duraría tres
semanas y les tocaría vivir en la calle con indigentes. […] Buscar en
las miradas de esos rostros arrugados
algún vestigio de la luz de su primera juventud”. A esa primera lección
práctica se añadirían otras como visitas a comedores sociales, centros de
acogida de mujeres maltratadas, centro de acogida de emigrantes, indagar la vida que llevan los niños de las familias
pobres, etc. Aquí se pueden añadir las conferencias y charlas sobre acoso
escolar y violencia machista.
En las lecciones teóricas se les explicará que los
descubrimientos recientes en el ámbito de las neurociencias y el desarrollo
infantil nos obligan a cuestionar la creencia,
tan arraigada, según la cual los seres humanos son agresivos,
materialistas, utilitaristas y egoístas por naturaleza. Jeremy Rifkin, uno de
los pensadores sociales más célebres de nuestra época, en su libro La civilización empática (2010, Paidós
Ibérica, Barcelona), indica que "los
descrubrimientos más recientes en el
ámbito de las neurociencias y en el del desarrollo infantil nos indican que somos una especie fundamentalmente
empática y que ello tiene unas implicaciones profundas y de largo alcance para
la sociedad".
El problema reside en la capacidad de nuestro sistema
económico-social para evitar la expresión de nuestras neuronas espejo. Nuestro sistema económico social se apoya en
la creencia de que el ser humano es como una máquina de calcular los beneficios
o perjuicios que le reporta cada acción (teoría de la elección racional). Sin
duda, hace falta un replanteamiento radical de nuestro modelo económico y
social. “Radical” porque, junto a la necesidad de tener en cuenta la empatía
del ser humano, hay que tener en cuenta las características del planeta que
habitamos.
Jeremy Rifkin señala (2010:14) que nos hallamos en la cima de
una transición importantísima hacia el inicio de una nueva era caracterizada
por la empatía y una conciencia de la biosfera.
“La edad de la razón está siendo eclipsada por la edad de la empatía”. Y
añade: “Quizá la cuestión más importante a la que se enfrenta la Humanidad es
si podremos lograr la empatía global a tiempo para salvar la Tierra y evitar el
derrumbe de la civilización”.
No cabe duda de la
necesidad de incluir esta asignatura en los programas de enseñanza
obligatorios.
NOTA. Debo indicar que he publicado la segunda edición de mi libro Imaginar y crear el futuro. Consideraba obligatorio, por una parte, corregir algunos aspectos de la primera edición y, por otra, incluir nuevos acontecimientos que consideraba imprescindibles analizar para imaginar y crear un futuro mejor. Esta segunda edición ha sido editada por Bubok Publishing S.L.
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