El
análisis de la forma como los países ricos se abastecen de los recursos que
necesitan para mantener su nivel de vida conduce a una pregunta fundamental,
ajena a su influencia, ya descrita, sobre lo pobreza de los países ricos en
esos recursos. ¿Se ha pensado que se
trata de recursos naturales limitados, y que haciendo el uso de que de ellos se
está haciendo, terminarán agotarse?
Es inaceptable indecente agotar un recurso concedido gratuitamente a la
Humanidad entera.
Analizando
las características del vigente sistema económico, en 1968, el biólogo
Garret Hardin, llegó a la conclusión, expuesta en la revista Science en un trabajo titulado La tragedia de los comunes, de que el
fundamentalismo del libre comercio lleva al agotamiento de cualquier recurso
que se esté usando.
Para los fundamentalistas del libre mercado, todos los
mercados, sean de bienes, de servicios y de capitales, funcionan perfectamente
con la condición de que no sufran ningún tipo de interferencia. José Luis
Sampedro, economista y escritor, en su libro El mercado y la competencia (2002: 22), señala el papel de la
competencia y el hecho de que, en la
realidad, no es posible la existencia se mercados perfectos. (Algo demostrado,
más tarde, por dos Premios Nobel).
Un aspecto muy importante, que explica el comportamiento de
las empresas, siempre, en busca de las máximas ganancias económicas posibles,
es la consideración de la ética como una interferencia en el funcionamiento de
los mercados.
Para completar este resumen de las características del
sistema de libre mercado, conviene indicar que, el sistema, transformó todas
las actividades humanas, incluida la creatividad y los derechos humanos, en
mercancías.
El profesor Jesús Conill, en una conferencia impartida en la
Universidad de Valladolid y recogida en el libro Ética para la sociedad civil (2010, Secretaria de Publicaciones e
Intercambio Editorial) dijo que la separación entre ética y economía “ha sido
fruto de un haz de decisiones y de acuerdos internacionales” y que, por ello,
sería necesario “detectar puntos neurálgicos y proponer alternativas viables”.
En el tema de la gestión de recursos una alternativa viable es
la descrita por Elinor Ostrom, Premio Nobel de Economía 2009, producto de un exhaustivo
trabajo empírico a través del cual puso de manifiesto la existencia de un modelo
de gestión alternativo, que permitía un uso ilimitada,
sin pérdida de ninguna de sus características. La Real Academia de las Ciencias de Suecia
afirmó que el trabajo de Elinor Ostrom demostraba como los bienes comunes –recursos
naturales- pueden ser “administrados de forma efectiva por un gr de usuarios”.
Frente a la imposibilidad de mantener
los recursos mediante una gestión privada o mediante la gestión pública, Elinor
Ostrom, ha demostrado –a través del estudio de diversas sociedades que han
preservado los recursos comunes y evitado el colapso ecológico- que grupos
descentralizados pueden desarrollar varios sistemas de reglas que permiten
hacer surgir la cooperación social a través de la asociación voluntaria y
llevar a cabo una adecuada gestión de los recursos.
¿Qué dificultad o dificultades existen para que se adopte ese alternativo sistema de gestión de recursos, más teniendo en cuenta la necesidad de evitar un colaposo ecológico? Tantas como para, con urgencia y sobre todo en contra de todos los lobbies, empezar a caminar, como indicaba Paul Collier, hacia un gobierno mundial.
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