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miércoles, 8 de junio de 2022

Manifiesto para la supervivencia

 Antes de que Brundtland y su equipo presentaran a la Organización de Naciones Unidas el informe Nuestro Futuro Común, se publicó, en 1972, el llamado  Manifiesto para la supervivencia, “un verdadero programa para frenar la carrera de la humanidad hacia un caos ecológico”. Este programa fue elaborado por miembros y colaboradores de la revista The Ecologist y al que se adhirieron cerca de cuarenta científicos británicos (varios de ellos galardonados con el Premio Nobel), en pro de la adopción de medidas urgentes y drásticas que impidieran “en suicidio de la humanidad”.

En la introducción del libro en el que se presenta el citado manifiesto (1972, Alianza editorial) se indica que el defecto fundamental del modo de vida industrial es el de ser insostenible  y que “podemos asegurar desde ahora que este acontecimiento se producirá  o bien contra nuestra voluntad, tras una serie de epidemias, hambre, crisis sociales y guerras,  o bien con nuestro asentimiento (es decir, porque queremos crear una sociedad en la que nuestros hijos no estén expuestos a ninguna clase de dureza ni crueldad) y como consecuencia de una de cambios delibrados, medidos y concebidos por el hombre”. ¿No recuerda  a la forma como se diseñó la Agenda 2030?

A continuación, en el mismo párrafo, se indica: “Nuestra opinión es que cada día hay un número de personas conscientes de esta disyuntiva y que se interesan por nuestras propuestas  para la creación de  una sociedad que pueda sostenerse, más que por las razones que aconsejan este modo de proceder”.   

Esas razones son, según el manifiesto:       

1.- Los aumentos de población y del consumo per capita que se observan en la actualidad destruyen los ecosistemas, agotan los recursos naturales y, por ende, desintegran los fundamentos mismos de la supervivencia”.

2.- No existe ningún indicio de que el crecimiento económico se encuentre próximo  a su fin; es más, las economías  industriales parece que son propensas a hundirse en el momento en que dicho crecimiento cesa o incluso disminuye.

3.- El efecto combinado de las cifras demográficas  y del consumo per capita ejerce un impacto considerable sobre el medio ambiente: en primer lugar, por los recursos que les robamos; y en segundo lugar, por los elementos contaminantes que vertemos en él

4.- Un aumento indefinido, sea del tipo que sea, no puede ser sostenido por unos recursos finitos.

5.- El hombre se compota como si no supiese nada del medio ambiente y no tuviese noción de su carácter predecible. Es más, le dispensa un trato brutal e inadecuado, como se fuese un esclavo estúpido y voluntarioso.

Fuente. Edward Goldsmith, Robert Allen, Michael Allaby, Sam Lawrence, MANIFIESTO PARA LA SUPERVIVENCIA. 1972, Alianza Editorial                                                                                                                     

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