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miércoles, 1 de junio de 2022

Población humana y consecuencias

 Si contamos desde el nacimiento de la agricultura, la humanidad  tardó unos 20.000 años en alcanzar los 100 millones de habitantes (alrededor  de la época del Imperio  romano). Hacia 1500 se llega a la cifra de 500 millones y para 1820 se supera por primera vez la cifra mágica de 1.000 millones. A partir de aquí, con la revolución industrial, el número se dispara: en un siglo se duplica. En 1070 se llega a los 3.000 millones y bastaron solo otras cuatro décadas para que se volviera a duplicas superando los 6.000 millones  de habitantes y, según las proyecciones de las Naciones Unidas, alcanzaremos la barrera de los 10.000 millones alrededor de 2050.

Jeffrey Sachs, una de las principales autoridades en economía y política sanitaria, es autor de un libro titilado Economía para un planeta abarrotado (2008, Random House Mondadori). En el prólogo, escrito por Edward O.  Wilson, investigador emérito de la catedra Pellegrino de la Universidad de Harvard y  responsable de entomología del Museo de Xoologia Comparada, se dice: “Las evidencias son rotundas: tenemos que diseñar de nuevo nue””tra política social y económica antes de que destrocemos este planeta. Está en juego la única oportunidad que le queda a la humanidad de alcanzar un futuro resplandeciente”.

Y, añade: “La humanidad ha consumido o transformado lo bastante los recursos irreemplazables de la Tierra para estar mejor que nunca.  Somos lo bastante inteligentes y, confiaría uno, estamos ahora lo bastante bien informados para llegar a nosotros mismos como especie unificada. Si escogemos la senda del desarrollo  sostenible, podemos asegurar nuestro progreso material al tiempo que evitemos catástrofes que parecen ser cada vez más inminentes”.

“Todavía podemos enderezar el rumbo, pero no nos queda mucho tiempo para hacerlo”.

“Casi todas las crisis que han aquejado a la economía mundial son, en última instancia, de origen medioambiental: entre ellas sobresalen el cambio climático, la contaminación, la escasez de agua, de cultivo, el agotamiento de los caladeros marinos, la persistencia de bolsas de pobreza extrema, la amenaza de las  pandemias y una peligrosa disparidad de apropiación de recursos tanto en el interior de las naciones como entre ellas”, añade.

“Lamentablemente, aunque los dirigentes políticos comprenden hasta cierto punto todos y cada uno de estos problemas, por regla general continúan abordándolos como si fueran asunto independientes.  Pero Sachs nos muestra que el mundo apenas tiene posibilidad alguna de resolver cualquiera de ellos hasta que comprenda que todos están conectados por relaciones de causa y efecto. Nos comportaremos con la debida sensatez si nos vemos como una única especie y diseñamos estrategias más realistas y pragmáticas para abordar todos los problemas en su conjunto”. Esto es lo que se ha hecho al diseñar la Agenda 2030. “El tema es básico y universal. Trasciende todas nuestras diferencias religiosas y de ideología política”

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