De todos los puntos de vista desde los que debe examinarse la conveniencia o no conveniencia de que los países del Tercer Mundo adopten un tipo de agricultura que, aunque muy lentamente, se está abandonando en los países ricos, considero conveniente dar unos datos relacionados con el aspecto estrictamente económico.
¿De dónde obtener el dinero necesario para comprar las semillas, fertilizantes y fitosanitarios? Sin duda ninguna de los bancos.
Joseph E. Stiglitz, en el libro ya citado, hace un análisis detallado de cómo y por qué el proceso de liberalización de los mercados de capitales. Entre otras cosas, este premio Nobel de Economía indica en la página 94: "no siempre acarreaba (la liberalización del los mercados financieros) el beneficio prometido de unos tipos de interés más bajos. En vez de ello, los agricultores comprobaban en ocasiones que debían pagar tipos más altos, lo que dificultaba sus compras de semillas y fertilizantes para alcanzar a duras penas la subsistencia".
A esa dificultad para conseguir el dinero necesario para la compra de semillas y fertilizantes hay que añadir su precio fijado por multinacionales que funcionan en régimen monopolístico, y las condiciones fijadas en los contratos de compra, entre ellas, que la empresa no se hace cargo del funcionamiento de los productos que vende, a pesar de que las semillas y los pesticidas pertenecen a la misma empresa. Lo anterior condujo a situaciones como las que describen, entre otros, Carmen Alborch, profesora de Derecho Mercantil en la Universidad de Valencia, Vandana Shiva, científica, filósofa y escritora hindú, merecedora del Premio Nobel Alternativo en 1993; y Jeans Ziegler, que fue Relator Especial de Naciones Unidas para la Alimentación.
Carmen Alborch, en su libro Libres. Ciudadanas del mundo (ed. Santillana, Madrid, 2004) indica, en la página 237: "Miles de campesinos hindúes se suicidaron en 1998 ante la imposibilidad de continuar sus producciones tradicionales. Estos terribles acontecimientos de denominan suicidios FMI".
Vandana Shiva, en el libro Cosecha robada, El secuestro de suministro mundial de alimentos (Paidós, Barcelona, 2003, págs 21-22) explica que "hubo agricultores, sumidos en la mayor de las pobrezas, que compraron a crédito las semillas y los productos químicos a la misma compañía. Cuando los cultivos se malograron debido a un fuerte azote de las plaga o a un fracaso a gran escala de las semillas, muchos campesinos se suicidaron consumiendo los mismos pesticidas con los que se habían endeudado en un primer momento. En el distrito de Warangal, cerca de cuatrocientos cultivadores de algodón se suicidaron debido a la pérdida de la cosecha de 1997 y docenas más siguieron su ejemplo en 1998".
Jeans Ziegler, el El imperio de la ... verguenza (ed. Santillana, Madrid, 2006, pág. 295) recoge lo que ministro indio de Agricultura, Raghuveera Reddy, dijo en una entrevista publicada en octubre de 2004 en la revista Frontline: "Indicaba que en Andra Pradesh, uno de los principales Estados miembros de la Unión India, más de 3.000 campesinos sobreendeudados con las sucursales locales de las empresas transnacionales que comercializan las semillas y los pesticidas se habían suicidado durante el período 1998-2004".
1 comentario:
Así de triste. Y los criminales siguen impunes, sin que nadie castigue sus delitos.
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