La mayor parte de los medios de comunicación, en lugar de hablar de "responsabilidad social de la empresa", hablan de "responsabilidad social corporativa". Sin embargo, según el diccionario de la RAE. una "corporación" es una "entidad creada por la ley", generalmente, de "interés público". Según Alex Grijelmo, escritor y periodista, nombrado en 2004 presidente de la agencia Efe, señala, en su obra La seducción de las palabras. Un recorrido por la manipulación del pensamiento (Taurus, Madrid, 2000) que el hecho de que los medios de información empleen el término "corporación" da la "medida del bloqueo mental en que han caído los serviles difusores del lenguaje del poder, y mal puede la sociedad defenderse de esas manipulaciones si quienes conducen el lenguaje del poder se convierten en sus catalizadores". Emilio Lledó, filósofo español, habla de "manoseos esterilizadores del lenguaje" que necesitan "ser enterrados".
Lo anterior viene a cuento porque, hace unis días, apareció en la prensa un artículo que llevaba por título El voluntariado corporativo toma cuerpo en España, aunque se refería al voluntariado en las grandes empresas. Pero, dejando a un lado el uso de "corporativo" en lugar de "empresarial", ¿qué relación existe entre el voluntariado y las grandes empresas?
Según el artículo las grandes empresas están interesadas en realizar actividades de voluntariado. "Las empresas pueden ofrecer a sus empleados participar en proyectos concretos dedicándoles algo de tiempo dentro de su horario laboral o fuera de él, y también organizar jornadas más destinadas a acciones concretas". Jackie Norris, directora ejecutiva del Instituto Corporativo de Puntos de Luz, apunta a "que se debe ofrecer a los empleados distintas actividades según sus habilidades o disposición". "Quizá algunos pueden solo dedicar un día a alguna actividad como ir a pintar paredes en una escuela y otros utilizar sus capacidades profesionales para colaborar en alguna organización [ONG]". (...) "Kenn Allen, autor de La gran carpa. Voluntariado en la era global, cree que, a veces, las organizaciones sin ánimo de lucro [ONG] se sienten explotadas por las compañías que solo quieren lavar su imagen".
En otro artículo, Cambiar el mundo con traje y corbata, se abunda en la creencia de Kenn Allen diciendo: "La mayoría [de las grandes empresas] lo hace para mejorar su imagen de cara al exterior y al interior de la organización".
¿Excusa para ganar clientes, y para no cumplir con las normas relativas a la Responsabilidad Social de la Empresa (RSE) ? Sin duda, sí. Y eso es lo que me ha impelido a escribir estas líneas. A una de las empresas que se indican en el primer artículo -no considero conveniente indicar el nombre, porque para ser justa debería referirme a todas las empresas citadas- se le imputa persecución contra los sindicatos con "escuadrones de la muerte", explotación, trabajo infantil y discriminación racial: además contaminó grandes superficies agrícolas en el sudoeste indio con productos altamente tóxicos y provocó, con su exagerado consumo de agua, una sequía con consecuencias catastróficas para la agricultura local. En las protestas contra la multinacional fueron detenidas 300 personas.
Estos últimos datos han sido extraídos de la obra El libro negro de las marcas. El lado oscuro de las empresas globales (Random House Mondadori, 2004) de Klaus Werner y Hans Weiss, escritores y periodistas. En el prólogo del libro sus autores indican que cuando en septiembre de 2001 apareció la primera edición alemana, no imaginaban que fuera a producir tanto revuelo y recogen la opinión de dos periódicos alemanes. "Es difícil que este libro no consiga los efectos propuestos -escribía el Spiegel-, ya que ataca a las multinacionales en su punto más sensible: su prestigio". El Frankfurter Rundschau opinaba: "La función que cumple este libro debería convertirse en el futuro en una rutina, al menos en las sociedades democráticas".
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