Como indica Ramón Tamames, Catedrático de Estructura Económica de la Universidad Autónoma de Madrid, en un artículo de opinión publicado en el nº 9 (septiembre de 2011) de la revista Economistas (editada por el Consejo General de Colegios de Economistas de España), fue el economista inglés Kenneth Boulging (1910-1993) el padre de la expresión "nave espacial Tierra". Nuestro planeta se comporta como una nave espacial "con un conjunto de circuitos cerrados y un solo input exterior: la energía solar, más una sola fuerza motriz, la gravedad; sobre las cuales no es posible actuar". (Palabras de Tamames)
De acuerdo con lo que se indica la ciencia y la Declaración Universal de los Derechos Humanos, en esa nave no hay asiento de primera clase y asientos de tercera clase: todo los asientos, cada uno de un color y diseño, según las preferencias de sus ocupantes, son, en esencia, iguales: ofrecen las mismas comodidades, servicios de suministro de alimentación, educación, sanidad, etc.
Otra importante característica de esa nave espacial es que en ella tampoco hay diferencia entre tripulación y pasajeros: todos los que en ella viajan son tripulación y, por tanto, todos son responsables del rumbo que tome la nave.
El profesor Tamames escribe: "El viaje es indefinido a través del universo, con nutrido pasaje humano y otros espacios, que podrán sobrevivir por mucho tiempo, o indefinidamente, pero que también, podría perecer en lo que a la humanidad se refiere, si en un momento dado las potenciales fuerzas destructivas no se concilian entre sí (...), cabe decir que, aún no se ha tomado conciencia de que siendo la especie dominante en la creación evolutiva, la humanidad tiene todas las responsabilidades respecto al planeta, sus seres vivientes y sus ciclos".
Nadie duda de que estemos en ese momento en que, como menciona Ramón Tamames, "las potenciales fuerzas destructivas no se concilian entre sí", porque estas fuerzas destructivas son consecuencia de un sistema económico-social que, como la lepra, se ha extendido prácticamente por toda la nave.
Pero, en contra de lo que dice este profesor, hay grupos humanos que "han tomado conciencia" de su responsabilidad como tripulación de la "nave espacial Tierra". En un principio fue el, llamado, movimiento social alternativo; ahora está el movimiento político, económico y social del decrecimiento, cuyo objetivo es "la protección dela naturaleza y de los seres humanos como parte de ella". El mismo objetivo persigue la Economía del Bien Común, difundida por Christian Felberg.
Puesto que todos los seres humanos no somos iguales, es natural que el grupo de los decrecentistas y el equipo de Christian, empleen distintas estrategias para conseguir el mismo objetivo. Los dos, junto con otros movimientos aún no citados en este blog, constituyen la esperanza de la humanidad "asuma sus responsabilidades respecto al planeta, sus seres vivientes y sus ciclos". Únicamente falta que su tamaño sea suficientemente grande y fuerte para competir con las "potenciales fuerzas destructivas", a las que alude Ramón Tamames.
2 comentarios:
Y los movimientos alternativos crecerán, es cuestión de tiempo. Hoy por hoy nos dominan pequeños grupos; ellos conducen la nave directos a una zanja o contra un muro, pero hay que mantener la esperanza de que si nos esforzamos, podremos evitarlo y reconducirla a un estado más propicio para la vida y todas sus implicaciones.
Un saludo.
Me agrada tu esperanza.
Un saludo
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