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domingo, 20 de mayo de 2012

Responsabilidades

     ¿Somos los ciudadanos los culpables -aunque sea en una mínima parte- de esta crisis financiera y, dentro de ella, del "desplome" de Bankia?

     Para saber de qué hablamos, nada mejor que un ejemplo. Una persona quiere dedicarse a los negocios y, para empezar, decide abrir una zapatería. Para aumentar el número de clientes, decide vender zapatos a crédito, sin tener en cuenta la solvencia de las personas a las que vende. Todo lo anterior de acuerdo con un grupo gestor, que "premia" con muy generosas remuneraciones económicas. Pero el negocio fracasa. ¿Conseguirá que el gobierno se haga cargo de las deudas contraídas, alegando que la culpa es de quienes aceptaron sus zapatos? Sin duda, no.

     Si quería hacer dinero, se confundió: debió abrir un banco. En ese caso, si hubiera fracasado, no solo por prestar dinero a personas no solventes, sino, además, por haber llevado a cabo, junto con su equipo gestor, todo tipo de extrañas operaciones no siempre legales, el gobierno hubiera decretado que todos los vecinos, excepto los que formaban parte del equipo gestor y los que poseían una gran fortuna, debían hacerse cargo de esas deudas.   En la realidad, eso es lo que parece ha sucedido con Bankia.

     "El episodio -en palabras de Antonio Elorza, historiador, ensayista y catedrático de Ciencias Políticas en la Universidad Complutense de Madrid- viene a probar de nuevo que la desregulación favorece la formación de una casta de gestores, fabulosamente pagados, cuyos intereses, ligados a esas remuneraciones, les distancian incluso de la institución que dirigen. ¿Importa mucho que esta quiebre si los ingresos e indemnizaciones que se han atribuido a sí mismos son puntualmente pagados?  Ni Rato, ni ninguno de los gestores implicados en peripecias comparables, piensan por un momento en la exigencia moral de devolver a la sociedad los beneficios obtenidos en el curso de sus fracasos".

     "Lo único cierto es la decisión de salvar una banca, protagonista  en la gestación de nuestra crisis, con el dinero de todos y sin que nadie rinda cuentas"

     "La indignación es lógica, pero de nada sirve si no se exigen responsabilidades"

     NOTAS: Con el ejemplo de la zapatería solo he querido poner de manifiesto lo incomprensible del hecho de que,  en el actual sistema económico, haya actividades -la más importante de todas, el comercio de capitales- que no solo carecen de regulación sino que, además, cuando tienen problemas los ciudadanos están obligados a pagar las deudas.
     Del pago de la deuda he excluido a los que poseen una "gran fortuna", porque he recordado el proyecto de amnistia fiscal.

2 comentarios:

J. Felipe dijo...

Efectivamente Juliana no tiene ninguna justificación lógica tal desatino. El problema radica otra vez en la casta política. Las Cajas eran entidades semipúblicas gobernadas y dirigidas por personas situadas allí por los dos principales partidos políticos. De ahí que la implicación de ambos en tal desaguisado hace que tanto uno como otro miren hacia otro lado ante la exigencia de las responsabilidades que se les exige desde numerosos foros. Al final, una serie de personas han arruinado las Cajas, se han enriquecido a costa de ellas y se han marchado de rositas. Ver para creer. ¿Dóne está ahora esa supuesta justicia independiente que se supone ha de ser una de las patas principales del estado democrático?

Juliana Luisa dijo...

Coincido con lo que dices.
En cuanto a tu pregunta, no respuesta es que no hay "justicia independiente" porque no hay "estado democrático". El sistema económico-social se ha encargado de absorber todas las actividades, el primero de ellos, el ejercicio de la democracia. Al principio puede parecer exagerado, pero no es así: el sistema económico que tenemos es incompatible con la democracia. No lo digo yo, sino importantes expertos, incluídos algunos economistas. Lamento no poder citarte de memoria algunas de ellas.

Un saludo