El contenido de este blog se ha cedido al dominio público: puede ser copiado, parcial o totalmente, sin previo permiso de la autora.


viernes, 15 de junio de 2012

Inteligencia y sabiduría

     Hace unos días, en la televisión, se anunció la instalación, por parte de la empresa Abengoa, de una gran central solar fotovoltaica en el sur de California. Cubrirá una superficie equivalente a 75 campos de fútbol y podrá proporcionar electricidad a unos 7.000 hogares. No es la única construcción de una gran central solar fotovoltaica, pero creo que la única publicitada en España, quizás por tratarse, precisamente, de Abengoa.

     Ante este anuncio es, a mi juicio, necesario plantearse la distinción entre inteligencia y sabiduría. Para la inteligencia humana son posibles muchas cosas, algunas de las cuales la sabiduría puede aconsejar no hacer realidad; se podría decir que la inteligencia distingue entre lo posible y lo imposible, mientras la razón debe distinguir entre lo sensato y lo insensato. Y no siempre lo más grande es lo más sensato. Un profesor de Filosofía, José Antonio Marina, en su libro La inteligencia fracasada. Teoría y práctica de la estupidez (Ed. Anagrama, Barcelona, 2004, pág. 11) emplea el término "inteligencia fracasada".

     Cualquier descubrimiento o avance científico puede utilizarse para el bien o para el mal, y es en la fase técnica, es decir, a la hora de encontrar aplicaciones, donde se debe distinguir entre lo sensato y lo no sensato, en otras palabras, donde debe hacerse uso de la sabiduría. Sin embargo, debido al actual sistema económico, estos momentos son muy poco -o nada- propicias para la sabiduría. ¿Por qué?

     Porque el sistema ha propiciado el que la ciencia se haya convertido en lo que la técnica ha sido siempre, es decir, en una parte indispensable de la economía, es decir, que su desarrollo va unido a la búsqueda de ganancias económicas. En estos momentos, la interacción entre ciencia y técnica es tan fuerte y penetrante que incluso se ha acuñado un nuevo término, "tecnociencia", protagonizada por grandes empresas multinacionales. En consecuencia, solo se presta atención a aquellas cosas que proporcionan más beneficios económicos a las empresas y no a aquellas que pueden aumentar el bienestar del conjunto de la humanidad. Sabiduría y ganancias económicas son conceptos incompatibles.

     En este caso, quiero decir, en el aprovechamiento de la energía solar para la obtención de energía eléctrica a través de la construcción de grandes centrales fotovoltaicas, no hay nada de sabio, ni sensato, sino todo lo contrario: es una auténtica barbaridad que únicamente sirve para que las grandes empresas conserven el control del suministro de energía eléctrica.

     Ernst F. Schumacher, un intelectual y economista de gran infuencia a nivel internacional, muy preocupado por el empleo de los poderes creativos de la ciencia y la técnica bajo el control de la sabiduría, dice en su libro Lo pequeño es hermoso -uno de los cien libros más influyentes desde la Segunda Guerra Mundial- : "El hombre es demasiado inteligente, para ser capaz de sobrevivir sin sabiduría". Según él, "en el momento presente hay muy pocas dudas de que la humanidad está en peligro mortal, no porque carezcamos de conocimientos científicos y tecnológicos, sino porque tendemos a utilizarlos destructivamente, sin sabiduría" (Lo pequeño es hermoso, Ed. Orbis, Biblioteca de Economía, Barcelona, 1983, págs. 33 y 84, respectivamente).

2 comentarios:

Óscar Gartei dijo...

Muchas veces lo he dicho, la ciencia -o la tecnociencia, ya puestos-, va mucho más rápido que nuestras consideraciones morales.

Científicos como Nikola Tesla, que querían electricidad gratis para todo el mundo, vieron sus investigaciones expropiadas por gobiernos y empresas, que veían un buen negocio en la comercialización de energía eléctrica. Y esto ocurre a diario con cientos de adelantos.

Si hay beneficio económico, se lleva a cabo y se deja en manos de unos pocos. Si hay beneficio social, pero no económico, entonces no se hace.

¿Cuándo entenderemos que la economía es solo un medio y no un fin, y que lo que importa son las personas?

Juliana Luisa dijo...

Elemento Cero, estoy de acuerdo contigo.

Un saludo