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miércoles, 15 de agosto de 2012

Regulación


     Continúo con el análisis de la exigencia del Banco Central Europeo (BCE) a los gobiernos para que reformen "el sistema judicial y regulatorio para hacerlo más favorable a los negocios". Hoy voy a centrarme en el aspecto "regulatorio", que, en atención a la RAE (Real Academia Española), voy a sustituir por "regulación".

     ¿Qué significa eso de que el sistema de regulación sea más favorable para los negocios? El significado está relacionado con las normas o acuerdos de la Organización Mundial de Comercio (OMC). La OMC no distingue dos productos por sus medios de obtención, es decir, no considera oportuno que un producto, obtenido atendiendo al medio ambiente y tratando a sus trabajadores como se merecen (no sometiéndoles a unas condiciones de trabajo cercanas a la esclavitud), sea tratado de forma distinta que otro producido sin tener en cuenta ni el medio ambiente ni los trabajadores.

     Esa no-distinción hace que  las empresas se trasladen hacia los países cuyo sistemas de regulación sean más lasos o no existan: Por esa razón, ha tenido lugar el proceso de deslocalización que tanto ha perjudicado a los países ricos como a los países pobres.

     Ante la falta de obstáculos por parte de la OMC, el cumplimiento de esa exigencia aumentará la competitividad de las empresas y, por consiguiente, permitirá el crecimiento económico del país. Otra vez,  el crecimiento económico. Considero oportuno apuntar que esa forma de buscar el crecimiento económico supone no tener en cuenta a las generaciones futuras y, en ocasiones, ni a la Declaración Universal de los Derechos Humanos.

     En la corta historia de la OMC -"programada en los acuerdos de Marraquech en 1994, que se instala en Ginebra en los locales del GATT para continuar y completar sus actividades, extendiendo su competencia más allá de los productos industriales y estableciendo un órgano para la resolución de conflictos y desavenencias cuyas decisiones son obligatorias"- existen muchos casos de resolución de conflictos o desavenencias surgidos por normas de regulación, establecidas en un país, y consideradas por la OMC obstáculos técnicos al comercio. Imposible citarlas en unas pocas líneas.

     No se trata de cuestionar el sistema de mercado, se trata de que funcione lo mejor posible, para lo cual son necesarias adecuados sistemas de regulación; lo demás es integrismo.    

     NOTA. El entrecomillado en el que se alude al nacimiento y características de la OMC pertenece a un artículo periodístico escrito por José Vidal-Beneyto que fue, entre otras cosas, catedrático de Sociología en la Universidad autónoma de Madrid, director del Colegio de Altos Estudios Europeos "Miguel de Servet" y secretario general de la Agencia Europea para la Cultura y el Consejo Mediterráneo de la Cultura, ambos dependientes de la UNESCO. De ese párrafo interesa subrayar la expresión "cuyas decisiones son obligatorias" por lo que supone de atentado a la democracia. El actual sistema económico, aunque hasta ahora no nos hayamos dado cuenta, es incompatible con la democracia.