¿Qué ha sucedido para que a estas alturas, cuando hemos aceptado el voto de las mujeres y el matrimonio homosexual, unas personas se estén trabajando en el diseño de un Acuerdo, Acuerdo Transatlántico de Comercio e Inversiones, en el cual, entre otras cosas, se propone la privatización o liberalización de los servicios sanitarios?
Puesto que en el artículo 43.1 de la Constitución española, se indica: "se reconoce el derecho a la protección de la salud", en España habrá dos sistemas sanitarios, uno público y otro privada, con muy diferentes recursos.
¿Conocen estas personas la Declaración Universal de los Derechos Humanos, ratificada en 1948? En su primer artículo se dique que "todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos...". Es decir, todos los ciudadanos son iguales y tienen derecho a los servicios sanitarios de mayor calidad; no puede haber diferencias por razones de capacidad adquisitiva.
¿A quien o quienes beneficia esa injusticia? ¿Quién sale ganando con la privatización de la sanidad? La sanidad no es una mercancía que se pueda vender y comprar.
Sabemos a quien beneficia y cuales son los culpables. Beneficia a las grandes empresas del sector y son culpables sus directivos y los que dirigen o son partidarios del actual sistema económico-social, calificado por Jeans Ziegler, antiguo Relator Especial de la Alimentación en la ONU, como sistema asesino.
Para hacer frente a la última crisis financiera, entre las acciones decretadas por el Fondo Monetario Internacional (FMI) figuraba el mandato de realizar reformas estructurales en sanidad. Esas reformas consistían en privatizar la sanidad, a pesar de que se había decretado una austeridad presupuestaria y un amplia experiencia ha puesto de manifiesto que el sistema de salud más barato es el público.
Hubo sonadas protestas protagonizadas por todo el personal sanitario, algunos médicos se declararon en situación de desobediencia civil) y ciudadanos de todas clases se agruparon en "plataformas" que se reunían periódicamente en busca de soluciones. Pero el sistema es fuerte y posee recursos suficientes para no modificar su actitud. Ello no quiere decir que los ciudadanos, la sociedad civil no pueda parar la aprobación del Acuerdo Transatlántico para el Comercio y la Inversión, como detuvo en Seattle el Acuerdo Multilateral de Inversiones, que, de una forma más o menos velada, se incluye en este nuevo Acuerdo.
"¿El siglo XXI, siglo de la gente? Para ello es imprescindible no guardar silencio. Es imprescindible participar.La voz del pueblo." (Federico Mayor Zaragoza, El País, 2 de diciembre de 2007).
3 comentarios:
El pueblo como usted le llama , por cierto vaya nombrecito , prefiero los ciudadanos de este país NO pueden parar ni al FMI ni el Acuerdo Transatlántico para el Comercio y la Inversión ni nada a esos niveles , para empezar no pueden parar los desahucios , el hambre , la enfermedad , la corrupción de todo tipo etc etc que están pasando AHORA mismo miles de ciudadanos de este país , por lo tanto no miremos TAN LEJOS ni malgastemos energías que por otra parte no nos sobran en acciones MUY LOABLES pero MUY fuera de nuestro alcance , ya seria una GRAN victoria si al menos mejoráramos ALGO lo que esta pasando en nuestro hospitales , en nuestro colegios / barracones etc etc etc esa lucha si que depende ALGO de nosotros mismos . Un saludo
Todo está interrelacionado, la lucha es la misma, combatir los desahucios es también combatir al FMI y su política asesina. Cuando los ciudadanos entendamos esto, nos irá sin duda mejor. Solo la unidad y la movilización podrán salvarnos de los parásitos-depredadores que gobiernan el mundo.
La sociedad se divide en dos grupos: la mano de obra, que es el 99%, y los poderosos, que son el 1% restante y, por contra, ordenan y rigen la vida de sus esclavos, de forma directa o indirecta. Ese 1% tiene claro que el dinero les da poder y legislarán para conservarlo y multiplicarlo; la sanidad es un negocio, porque todas las personas son clientes potencial, de ahí que insistan en la privatización. Porque, dicho de otro modo, el que tiene dinero interesa, y será curado, y el pobre morirá sin remisión, pues no consume y no cuenta.
No sé si se pueden parar acuerdos de esta envergadura, sobre todo porque muchas veces ni nos enteramos de su aprobación, pero algo habría que hacer al respecto. Hay que empezar en lo inmediato, cambiar las mentalidades en nuestro entorno cercano, y confiar que con el tiempo esa onda de choque acabe limpiando la cúpula gubernamental de esta civilización egoísta.
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