Jeremy Rifkin en el libro La
sociedad de coste marginal cero (2014:29) escribe: “En un simposio del
Banco de la Reserva Federal de los Estados Unidos celebrado en Kansas City en agosto de 2001,
Lawrence Summer, ministro de Hacienda en los Estados Unidos durante la administración del presidente Bill
Clinton y exrector de la Universidad de
Harvard, y Bradford DeLong, profesor de Economía de la Universidad de
California en Berkeley, plantearon este problema [el problema del descenso del
coste marginal]. En esta ocasión, señalaron que” las nuevas tecnologías de la
información y la incipiente revolución de las comunicaciones por Internet
amenazaban con (como indiqué en la entrada anterior) llevar el capitalismo a
una realidad de coste marginal casi nulo en los decenios siguientes”. Tanto
Summers como DeLong eran conscientes que ello podía conducir a la creación de
monopolios, a pesar de que un monopolio no satisface la condición básica del
vigente sistema económico.
El pasaje más interesante de la ponencia de Summers y DeLong
es cuando confiesan no saber cuál será el paradigma que acabe sustituyendo al
capitalismo. El hecho mismo de que mencionaran la posibilidad de un paradigma
nuevo revelan las anomalías que ensombrecen la viabilidad a largo plazo del
régimen económico vigente.
Otra razón para poner en tela de juicio el modelo económico
actual está relacionada con el hecho de que la teoría capitalista convencional
no tiene en cuenta las características del planeta Tierra, en el que vivimos, y
ello está creando graves problemas. Uno de esos problemas se deba a la
acumulación de emisiones de dióxido de carbono en la atmósfera a causa de la
combustión de ingentes cantidades de combustibles fósiles: acumulación que está
dado lugar al cambio climático y a la destrucción sistemática de la biosfera
terrestre De aquí la crisis ecológica en la que estamos inmersos, cuya única
solución es adoptar un paradigma económico distinto.
El vigente sistema no solo no tiene en cuenta las
características de planeta Terra, sino tampoco las capacidades que adornan las
ser humano: el ser humano, como han demostrado los estudios en Psicología y Neurociencia, no responde al modelo de elección racional que propugna el
vigente sistema económico. Es un grave error menospreciar el poder creados del
ser humano.
Por otra parte, la teoría capitalista ha convertido todo,
incluidos los derechos humanos y los bienes comunes de la Humanidad en
mercancía, es decir, en algo de lo que solo pueden disfrutar quienes tengan
suficiente capacidad adquisitiva. En relación con los bienes comunes, se ha
demostrado que el modelo de elección natural conduce a su agotamiento o desaparición, pero que existe un modo de gestión, la elección pública, que
permite disfrutar de esos bienes al mismo tiempo que se mantienen para las
generaciones venideras. El sistema de elección pública fue diseñado por la
primera mujer a la que se concede el Premio Nobel de Economía: Elinor Ostrom, Premio Nobel de
Economía 2009.
Todo ello ha dado lugar a un nuevo paradigma económico que
Jeremy Rikin denomina “procomún colaborativo”. ‘Procomún’, traducción de ‘commons’
anglosajón. No competitivo, sino colaborativo de acuerdo con el sistema de
elección pública.
Jeremy Rifkin termina
su libro diciendo: “La transición de la era capitalista a la Edad Colaborativa
va cobrando impulso en todo el mundo, y es de esperar que lo haga a tiempo de
restablecer la biosfera y de crear una economía global más justa, más
humanizada y más sostenible para todos los seres humanos de la Tierra en la
primera mitad del siglo XXI”. Todo depende de la actitud de los ciudadanos,
únicos protagonistas de cambio.
No hay comentarios:
Publicar un comentario