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lunes, 23 de octubre de 2017

Eclipse del capitalismo



Jeremy Rifkin en el libro La sociedad de coste marginal cero (2014:29) escribe: “En un simposio del Banco de la Reserva Federal de los Estados Unidos   celebrado en Kansas City en agosto de 2001, Lawrence Summer, ministro de Hacienda en los Estados Unidos  durante la administración del presidente Bill Clinton y  exrector de la Universidad de Harvard, y Bradford DeLong, profesor de Economía de la Universidad de California en Berkeley, plantearon este problema [el problema del descenso del coste marginal]. En esta ocasión, señalaron que” las nuevas tecnologías de la información y la incipiente revolución de las comunicaciones por Internet amenazaban con (como indiqué en la entrada anterior) llevar el capitalismo a una realidad de coste marginal casi nulo en los decenios siguientes”. Tanto Summers como DeLong eran conscientes que ello podía conducir a la creación de monopolios, a pesar de que un monopolio no satisface la condición básica del vigente sistema económico.
El pasaje más interesante de la ponencia de Summers y DeLong es cuando confiesan no saber cuál será el paradigma que acabe sustituyendo al capitalismo. El hecho mismo de que mencionaran la posibilidad de un paradigma nuevo revelan las anomalías que ensombrecen la viabilidad a largo plazo del régimen económico vigente.
Otra razón para poner en tela de juicio el modelo económico actual está relacionada con el hecho de que la teoría capitalista convencional no tiene en cuenta las características del planeta Tierra, en el que vivimos, y ello está creando graves problemas. Uno de esos problemas se deba a la acumulación de emisiones de dióxido de carbono en la atmósfera a causa de la combustión de ingentes cantidades de combustibles fósiles: acumulación que está dado lugar al cambio climático y a la destrucción sistemática de la biosfera terrestre De aquí la crisis ecológica en la que estamos inmersos, cuya única solución es adoptar un paradigma económico distinto.
El vigente sistema no solo no tiene en cuenta las características de planeta Terra, sino tampoco las capacidades que adornan las ser humano: el ser humano, como han demostrado los estudios en Psicología y Neurociencia, no responde al modelo de elección racional que propugna el vigente sistema económico. Es un grave error menospreciar el poder creados del ser humano.
Por otra parte, la teoría capitalista ha convertido todo, incluidos los derechos humanos y los bienes comunes de la Humanidad en mercancía, es decir, en algo de lo que solo pueden disfrutar quienes tengan suficiente capacidad adquisitiva. En relación con los bienes comunes, se ha demostrado que el modelo de elección natural conduce a su agotamiento o desaparición, pero que existe un modo de gestión, la elección pública, que permite disfrutar de esos bienes al mismo tiempo que se mantienen para las generaciones venideras. El sistema de elección pública fue diseñado por la primera mujer a la que se concede el Premio Nobel de  Economía: Elinor Ostrom, Premio Nobel de Economía 2009.
Todo ello ha dado lugar a un nuevo paradigma económico que Jeremy Rikin denomina “procomún colaborativo”. ‘Procomún’, traducción de ‘commons’ anglosajón. No competitivo, sino colaborativo de acuerdo con el sistema de elección pública.
 Jeremy Rifkin termina su libro diciendo: “La transición de la era capitalista a la Edad Colaborativa va cobrando impulso en todo el mundo, y es de esperar que lo haga a tiempo de restablecer la biosfera y de crear una economía global más justa, más humanizada y más sostenible para todos los seres humanos de la Tierra en la primera mitad del siglo XXI”. Todo depende de la actitud de los ciudadanos, únicos protagonistas de cambio.

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