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sábado, 18 de agosto de 2018

Cambio climático y Amazonía



Todos los científicos están de acuerdo en que el cambio climático ha sido causado por la acción humana. “No es ninguna novedad que el planeta está a punto de convertirse en un horno. Un grupo de reputados científicos del clima han publicado un artículo en la Proceedings of the National Academy of Sciences alertando de que Acuerdo de París, que busca mantener el calentamiento global en dos grados por encima de los niveles preindustriales, puede que no sea suficiente. El grupo investiga si las temperaturas más altas liberan nuevas fuentes de gases de invernadero y destruyen la capacidad de la Tierra de absorber carbono o reflejar el calor”. ¿Se puede interrumpir el calentamiento y estabilizar la temperatura o tendrá lugar un proceso de realimentación, con calentamiento continuo?
Pero ¿qué relación existe entre el cambio climático y la Amazonía? El cambio climático se debe al comportamiento de  algunos seres humanos, no todos, porque hay otra parte de la población del planeta que no son el problema y pueden ser la solución.  Estos últimos son los indígenas que habitan la Amazonía, unos 370 millones de personas.  No se puede hacer frene al cambio climático sin bosques y no puede haber bosques sin indígenas. Las tierras indígenas están más preservadas incluso que los parques nacionales o las áreas de protección ambiental, debido al conocimiento que sus pobladores tienen acerca de cómo funciona la naturaleza.
Conviene recordar que las masas forestales, entre otras múltiples funciones, retienen y filtran el agua de lluvia, recargando los acuíferos con agua limpia; disminuyen la erosión del suelo al reducir la velocidad el agua; en el proceso de fotosíntesis, absorben el dióxido de carbono –culpable del cambio climático- y expulsan oxígeno. Además en los bosques viven una gran variedad de seres vivos: los bosques constituyen una gran reserva de la biodiversidad.
Como he indicado en otra ocasión, es hora de consultar y hacer participar a los pueblos indígenas amazónicos, es decir, tener en cuenta los resultados del estudio presentado por los científicos brasileños en la Conferencia del Clima de Naciones Unidas en Bonn acerca de los conocimientos de estos pueblos.
En teoría, la solución es muy fácil, pero, en la práctica,  está amenazada por todas partes. El asesinato es una de las tácticas utilizadas por las grandes empresas agroindustriales, mineras, exportadoras de madera y hidroeléctricas para silenciar a las personas defensoras de la tierra y el medio ambiente; son personas que intentan defender sus tierras, sus ríos y sus bosques. En Europa prácticamente no existe ningún bosque, el último era el bosque de Biolowieza (Polonia), declarado Patrimonio de la Humanidad, del que se ha apropiado la industria maderera, en contra de muchas personas.
“El mundo tiene que entender con urgencia que proteger la vida de los pueblos tradicionales no solo es una cuestión humanitaria, sino de escoger la supervivencia de la especie. Si los humanos que tienen la solución siguen siendo asesinados por los humanos que son el problema, el futuro será hostil para todos”.
¿Podrá Naciones Unidas no solo hacer valer el informe de los científicos brasileños, sino también introducir la ética en la economía? Esto último, sería modificar el vigente sistema económico, un problema que solo podrá resolverse a nivel global, puesto que se trata de empresas globales, como hemos visto, capaces de matar a todo aquel que interfiera en sus negocios. ¿Funcionará la opinión de Jeffery Sachs, “la cooperación a nivel global”? 
Los párrafos entrecomillados pertenecen al artículo “Los humanos que son la solución” (El País, 15 de agosto de 2018)

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