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domingo, 5 de agosto de 2018

Igualdad entre hombres y mujeres



Lo que voy a escribir en esta “entrada” pretende ser un complemento o continuación de la que indiqué en la anterior.
En relación con la importancia de lograr la discriminación que sufren las mujeres y las niñas, Kofi Annan, ex Secretario General de la ONU dijo   “La igualdad de género es más que un objetivo en sí mismo. Es una condición previa para hacer frente al desafío de reducir la pobreza, promover el desarrollo sostenible y construir una buena gobernanza”.
Sin embargo, como ya indiqué en la “entrada” anterior, en todas partes del mundo la discriminación contra las mujeres es visible en todos los aspectos de la  vida. En España, a pesar de la Ley Orgánica 3/2007, de 22 de marzo, para la igualdad efectiva de mujeres y hombres; de que el artículo 14 de la Constitución española proclama el derecho a la igualdad y a la no discriminación por razón de sexo; y de haber ratificado, en 1973, la Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer, aprobada por la Asamblea General de Naciones Unidas en diciembre de 1979.
La igualdad es, asimismo, un principio fundamental en la Unión Europea: desde la entrada en vigor del Tratado de Ámsterdam, el 1 de mayo de 1999, la igualdad entre mujeres y hombres y la eliminación de las desigualdades entre unas y otros son un objetivo que debe integrarse en todas las políticas y acciones de la Unión y de sus miembros. Recientemente, el Convenio de Estambul, que se presentó en 2011 y está en vigor desde el 1 de agosto de 2014, está considerado el tratado internacional, legalmente vinculante,  más completo y de mayor alcance sobre la lucha contra la violencia contra las mujeres y la violencia doméstica.
Sin embargo, aunque importante no es la violencia contra las mujeres dentro y fuera del hogar, la única forma de discriminación de género. En la “entrada“ anterior mencioné que las mujeres cobran menos que las mujeres por el mismo trabajo, principalmente, cuando llega la maternidad y la baja participación del hombre en el trabajo doméstico, atención a los hijos y cuidado de otras personas, todos ellos trabajos no remunerados.
Octavio Salazar Benítez, profesor titular de Derecho Constitucional en la Universidad de Córdoba, en su libro Masculinidades y ciudadanía. Los hombres también tenemos género (2015:30), indica  que “es necesario darle la vuelta a toda una cultura, lo cual supone una tarea de doble recorrido y exige una implicación de todos y todas, de hombres y mujeres, de los poderes políticos y de todos los sectores sociales, y muy especialmente de todas las instancias que inciden en nuestro proceso de socialización”.
Desde mi punto de vista, la no discriminación contra mujeres y niñas conducirá no solo a un mundo sostenible sino a uno más humano y rico, debido a las distintas características y cualidades complementarias,  de los hombres y de las mujeres.
La historia humana ha demostrado que los derechos, lejos de ser concedidos graciosamente, se conquistan con protestas y movilización, es decir, no son fruto de una regla interna de la evolución humana (humanización), sino el resultado de muchas luchas colectivas. Así, a lo largo de la historia, la especie humana, siempre debido a protestas protagonizadas por algunos de sus miembros más sensibles y atentos, se ha hecho cada vez más humana.
Según Antonio Guterres, actual Secretario General de las Naciones Unidas, “conseguir la igualdad de género y empoderar a las mujeres y las niñas son tareas pendientes de nuestra época y constituyen en mayor desafío en materia de derechos humanos del mundo”.

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