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miércoles, 24 de noviembre de 2021

Semillas. Bien Comun de la Humanidad

 

La Gran Cámara de Recursos de la Oficina Europea de Patentes (OEP) ha confirmado en un dictamen que las plantas y los animales obtenidos exclusivamente por procedimientos esencialmente biológicos no son patentables.  Pone fin así a años de dudas en este ámbito. Sin embargo, algunas organizaciones agrarias han advertido que todavía deben  adaptarse algunas decisiones política para “cubrir las lagunas existentes” de forma definitiva.

Grandes empresas (Monsanto-Bayer,  Heinekem y Carlsnberg ) están aprovechando esas “lagunas” legales que existen en la legislación sobre propiedad intelectual para convertirse en dueñas de todas  semillas, es decir, para patentar semillas.

La sociedad civil, a través de la ONG “Nosotros Movemos Europa”  -ONG de la que he hablado en más de una ocasión-  está intentando que esas grandes empresas se hagan con patentes de semillas. En la carta que me han enviado (19 de noviembre de 2021) me indican que  esas  empresas “están haciendo todo lo posible para convertirse en las dueñas de las semillas y de la naturaleza.  Para evitarlo tomamos las calles de Munich, donde se encuentra el responsable de conceder las patentes sobre las semillas”.

Y añade: “Si toda la comunidad de Movemos Europa une fuerzas, podemos conseguir que la Oficina Europea de Patentes acabe con las lagunas legales que dan cauce a las solicitudes de patentes sobre semillas de grandes empresas”.

Una cosa muy importante es lo que indica “Nosotros Movemos Europa”  acerca de que las empresas quieren convertirse en dueñas de las semillas y de la “naturaleza”, porque las semillas son un Bien Común de la Humanidad y no deben privatizarse para ganar dinero.

En el discurso pronunciado en la Asamblea  General de  Naciones Unidas, celebrada en junio de 2009, hablando de la ética del Bien Común, el conferenciante señalo  que “Los bienes comunes no pueden ser apropiado privadamente por nadie y deben servir a la vida de todos, de las generaciones presentes y de las futuras generaciones y de la comunidad de los demás seres vivientes”.

De un Bien Común de la Humanidad  “nadie y ningún  ser puede ser excluido. Además por su naturaleza, es algo gratuitamente  ofrecido a todos y, por eso, no puede ser objeto  de compra o venta ni ponerse bajo la lógica de la competencia. Por otra parte, debe ser construido por todos sin que por ello deje de ser común”.

“Tenemos todavía que reconocer que el modo de producción que se globalizó en su voracidad industrialista ha, en gran medida, devastado la Tierra y, así mismo, dañado también el Bien Común de la Tierra y de la Humanidad. Es urgente que busquemos otros caminos más humanos y más favorables a la vida: los caminos de la justicia y de la solidaridad que son los caminos que conducen a la paz y a la felicidad”.

Por mi parte, recuerdo que durante siglos los agricultores utilizaban parte de su producción para conseguir semillas con las que iniciar la campaña siguiente. El intercambio de variedades, la propia selección y la compra y venta entre los mismos de simientes mejor adaptadas al terreno han ido adecuando los cultivos y perfeccionando sus labores.

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