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domingo, 10 de diciembre de 2017

Utopía olvidada



Llega la Navidad, y, en la televisión , hemos visto, junto a personas con la fiebre compradora, voluntarios que recogen alimentos  para los, denominados, Bancos de Alimentos los repartan entre personas que esos días, no podrán compartir mesa con sus familiares.
¿A qué se debe la existencia, en el recién estrenado el siglo XXI y en países calificados como ricos, de  Bancos de Alimentos y comedores sociales? ¿A qué se debe el que, en esos países, existan, simultáneamente, unas pocas personas muy ricas y muchas personas muy pobres?
Joaquín Estefanía, en un trabajo publicado en El País del 4 de diciembre de 2017, recuerda el Informe mundial sobre la protección social que acaba de hacer público la Organización Internacional del Trabajo (OIT). En ese informe se pasa revista a los millones de personas, incluidos niños, que no tienen ningún tipo de protección social; “solo el 22% de los parados tiene derecho al seguro de desempleo, y menos del 70% de las personas en edad de jubilación cobran una pensión pública, aunque la cantidad que percibe la mayor parte de ellas no les basta para salir de la pobreza”.
Tras estos datos, Estefanía recuerda el Estado de Bienestado que se creó tras la Segunda Guerra Mundial e indica que “conseguir la protección social del ser humano desde la cuna hasta la tumba, habitase en el lugar que habitase, ha sido hasta ahora la más hermosa utopía”. Nunca debemos olvidar que nadie puede elegir ni el lugar ni la familia en que va a hacer. Todo ser humano tiene unos derechos recogidos en la Declaración Universal de Derechos Humanos y está dotado de empatía (neuronas espejo).
La globalización ha establecido otras reglas de juego. Para ella no existen derechos humanos -cada uno que se las arregle como pueda- y ha ocultado la expresión de las neuronas espejo -nada de empatía-.  No cabe duda que ello ha significado un retroceso en la universalización y cuantía del Estado de bienestar en todo el mundo. Capítulos importantes del Estado de bienestar son la educación, sanidad y pensiones públicas y universales, sin embargo, el primer mandato del FMI, tanto en los países del Tercer Mundo como en los del Primer Mundo, siempre ha sido la austeridad financiera: reformas estructurales en educación, sanidad y pensiones.  
Es urgente crear un mundo mejor, una globalización que tenga en cuenta, entre otras cosas, los derechos humanos. Entre esas “otras cosas” se encuentran las características del planeta Tierra que habitamos.

domingo, 3 de diciembre de 2017

Los bosques



Las masas forestales, entre otras múltiples funciones, retienen y filtran el agua de lluvia, recargando los acuíferos con agua limpia; disminuyen la erosión del suelo al reducir la velocidad el agua; en el proceso de fotosíntesis, absorben el dióxido de carbono –culpable del cambio climático- y expulsan oxígeno; en él viven una gran variedad de seres vivos: los bosques constituyen un gran reserva de la biodiversidad. Los bosques son un bien común de la Humanidad: son de todos, pero no pertenecen a nadie. A pesar de lo cual, el vigente sistema económico ha convertido, no solo los bosques, sino todos los bienes comunes de la Humanidad en mercancías, a pesar de que, sobre todo desde que Hardin publicó su Tragedia de los comunes, se sabe que ello supone la desaparición de esos bienes: por una parte, las grandes empresas utilizan estos bienes en busca de las máximas ganancias económicas posibles y, por otra, los Gobiernos, por distintos motivos, no saben o no quieren enfrentarse a ellas. La Premio Nobel de Economía, Elinor Ostrom, ha puesto de manifiesto la forma  cómo deben gestionarse esas bienes para evitar su desaparición, es decir, dejarlos a las generaciones futuras.
Comento todo lo anterior, porque he leído (eldiario.es del 25 de mayo de 2017) un trabajo periodístico titulado “El último gran bosque virgen de Europa está al borde del colapso”.  Dos cosas: primero, se habla del “último gran bosque de Europa” y, segundo, se dice que está “al borde del colapso”.
Resumo, a continuación, algunos párrafos de ese trabajo.
Científicos y ecologistas acusan al gobierno polaco de llevar el ecosistema del bosque de Białowieża  a un punto sin retorno: “un nuevo plan forestal ha permitido que se triplique la tala y se levante la prohibición de talar las zonas vírgenes del bosque”.  Todo ello, a pesar de que ese espacio se había declarado Patrimonio  de la Humanidad por la Unesco. “Alberga unas 1.070 especies de plantas vasculares, 4.000 especies de hongos, más de 10.000 especies de insectos, 180 especies de aves en reproducción y 58 especies de mamíferos, incluyendo muchas especies están en peligro de extinción”.  “No habrá dinero en el universo capaz de recuperarlo", afirma el profesor Tomasz Wesołowski, un biólogo forestal de la Universidad de Breslavia que ha dirigido trabajos de campo en Białowieża en los últimos 43 años. “Cada vez que se tala un árbol, estamos más cerca de ese punto sin retorno". En recientes visitas al bosque, the Guardian encontró evidencia de tala generalizada de árboles. “Algunos de los árboles talados, con los troncos marcados para la distribución comercial, parecían tener más de 100 años. No les importan los árboles, sólo les importa la madera", afirma Adam Wajrak, un experimentado activista medioambiental. “La industria maderera cree que el bosque existe para servirla, y no al revés".
No es este el único trabajo periodístico dedicado a este tema. El 2 de agosto de 2017, La Vanguardia publicó una noticia en la que se indica que “el pasado 28 de julio, la Corte Europea emitió una decisión preliminar que ordena paralizar la tala en el bosque primario de Bialowieza, Patrimonio de la Unesco”; que “el Gobierno polaco defiende la tala selectiva en este bosque primario para frenar el avance de la plaga de escarabajo”; que “las organizaciones ecologistas polacas aseguran que la plaga de escarabajo es solo un pretexto para favorecer la actividad maderera”; y que “las organizaciones presentes en Bialowieza han denunciado que los troncos de los árboles talados infectados por la plaga de escarabajo no se han retirado del bosque, lo que hace cuestionar que la verdadera razón de las talas sea la de luchar contra este insecto, como sostiene el Ejecutivo”.
Multitud de ciudadanos están intentando detener la tala, apoyados por distintas organizaciones europeas.Todos están intentando que se cometa lo que, en realidad, es un “robo a las generaciones futuras".

martes, 28 de noviembre de 2017

Centros urbanos del siglo XXI



Mientras que las Ciudades Democráticas (Smart Citizens) constituyen,  como indiqué hace unos días, un proyecto sobre nuevas tecnologías orientadas a la participación ciudadana, las Ciudades Inteligentes (Smart Cities)  es un proyecto impulsado, únicamente, por grandes empresas multinacionales  (principalmente en los países de renta alta) tendente a introducir tecnologías de información y comunicación para gestionar servicios urbanos en su mayoría resueltos, hasta ahora,  con razonable eficiencia por el sector público.
La teoría dice que una ciudad inteligente es aquella que hace uso de los avances tecnológicos para mejorar la calidad de vida de sus ciudadanos. La práctica, sin embargo, indica que este concepto tiene múltiples consecuencias relacionadas con lo que se entiende por calidad de vida de los ciudadanos,  por ejemplo, participación democrática.  En realidad, se trata de un “movimiento de vuelta” de los procesos de privatización desarrollados las últimas décadas, en el que se minusvaloran  algunas cuestiones fundamentales, como por ejemplo, que la implementación de estos programas no es ni tan sencilla, ni tan resolutiva (resuelve, cualquier asubti o problema con eficacia, rapidez y deterninación), ni tan resiliente (capaz de recuperar su estado iniicial) frente a la obsolescencia tecnológica como suelen pretender sus promotores. Se corre el riesgo de multiplicar la dependencia estratégica de las ciudades y de fortalecer el poder de cárteles a la búsqueda de beneficios corporativos, capaces de poner a las autoridades urbanas contra las cuerdas en momentos concretos.
 Se tiende a olvidar que las nuevas tecnologías se utilizan eficientemente en la ciudad desde hace mucho tiempo -antes de convertirse en Smart cities-, abarcando desde la gestión interactiva de los semáforos en el tráfico urbano hasta la más reciente implantación de programas inteligentes para suministrar información online de la llegada de autobuses urbanos a sus correspondientes paradas.
La elección de uno u otro modelo de ciudad es muy importante, más teniendo en cuenta que las áreas urbanas crecen a gran velocidad. Naciones Unidas señala que, según sus cálculos,  el 70% de los seres humanos  habitarán en centros urbanos  en 2050 (El País del 12 de diciembre de 2010, “¿Qué es una ciudad inteligente?).
Paralelamente a la Red de Ciudades Democráticas, se está produciendo la eclosión de una gran cantidad de experiencias urbanas de carácter claramente alternativo, por ejemplo, la red de comunidades de transición o el movimiento de decrecimiento o movimiento de solidaridad, entre otras. Gran importancia tiene, a mi juicio, la Red de Ciudades Creativas, creada por la UNESCO en 2004. Según la UNESCO, “su vocación es estimular la cooperación internacional entre las ciudades miembros para hacer de la creatividad un motor de desarrollo urbano sostenible, de integración social y de vida cultural”. Se subraya la importancia de la cultura y la creatividad como motores esenciales para el desarrollo urbano sostenible.
Ante esta realidad, cabe preguntar, si puede este nuevo municipalismo, estas redes de comunidades y ciudades,  pueden ser capaz de reinventar una práctica democrática que permita  acometer, con éxito, los grandes problemas de nuestro tiempo, es decir, si podría ser la antesala de una democracia global, como decía desear Boutros Ghali, ex secretario general de Naciones Unidas. 

viernes, 24 de noviembre de 2017

Ciudades democráticas



Este mes de noviembre se ha convertido en la capital de la innovación democrática, según Máriam Martínez-Bascuñán (#CiudadesDemocráticas”, El País. 18 de noviembre de 2017). Ese evento ha girado en torno a las nuevas tecnologías orientadas a la participación ciudadana. Entre esas tecnologías, en Madrid, se ha utilizado CONSUL,   una herramienta que permite a una ciudad desplegar procesos de participación ciudadana en Internet, en poco tiempo y de forma segura, es decir, permite poner en manos de los ciudadanos  la toma de decisiones sobre la configuración del espacio urbano, los presupuestos de la ciudad y las prioridades en la gestión municipal. Además se trata de un programa de software libre, con lo que no requiere el pago de licencias y puede ser modificado para adaptarse a las necesidades de cada organización y facilitar el intercambio de conocimientos y experiencias.
Según http://madridpress.com, el concejal de Participación Ciudadana, Transparencia y Gobierno Abierto, Pablo Soto, ha firmado en el Palacio de Cibeles el compromiso para que siete ciudades se unan a la red de participación ciudadana que usa CONSUL para desarrollar sus propias plataformas.
Este evento ha contado con la colaboración de personas de todo el mundo preocupadas con la necesidad potenciar la participación ciudadana en la democracia y confía en la sabiduría de las multitudes. En este blog, se ha dedicado varias entradas a este tema: Sabiduría de las multitudes,¿Cuándo una decisión colectiva es más sabia que una individual?Democracia y sabiduría de las multitudes, Inteligencia colectiva.
La democracia reducida a su dimensión representativa hace aguas y es necesario  incluir la deliberación y la participación de los ciudadanos, en palabras del economista Premio Nobel, Amartya Sen, pasar a una democracia por consenso o participativa.  Máriam Martinez escribe: “No se trata de recurrir a las bases para legitimar decisiones que a veces ya están tomadas en petit comité y se refrendan por plebiscitos. Lo que proponen es activar la imaginación política para una nueva concepción y creación de la público: pensar y deliberar sobre el significado que otorgamos a los bienes que son de todos”.   Christian Laval y Pierre Dardot  llaman “democracia radical” a esa gestión de los bienes comunes por los ciudadanos (Alternativa política. Democracia radical). “Se trata de construir un modelo de ciudad alejado de la concepción del ciudadano como cliente consumidor”.
En la correspondiente página web, en este evento han participado muchos activistas, políticos, programadores…..  
¿Cómo podría extenderse este proyecto democrático, desde mi punto de vista, imposible de controlar por los lobbies de las grandes empresas y el sector financiero?

jueves, 23 de noviembre de 2017

Negocio bancario



“La banca se vuelca con el crédito al consumo para mejorar su rentabilidad”. “ante la caída de la rentabilidad del negocio bancario, las entidades […] se han volcado en el crédito al consumo”. “En cantidades concedidas, ese crédito ya iguala lo otorgado en hipotecas”.  (El País, 21 de noviembre de 2017)
En el periódico se indica que “la crisis inmobiliaria y financiera ha provocado que haya menos ventas de inmuebles, se soliciten menos hipotecas y las entidades endurezcan los criterios para brindarlas”. Ello estaba restando negocio a los  bancos, y por ello se han centrado en el crédito al consumo. En cantidades concedidas, este crédito ya iguala lo otorgado en hipotecas. Sin embargo, ¿quién no recuerda con lo sucedido con las hipotecas?
“En un entorno de rentabilidades muy bajas, el crédito al consumo es muy rentable. Tiene unos tipos de interés  muy altos y una morosidad que con la recuperación se ha controlado”, explica Juan Fernando Robles, profesor de banca en el Centro de Estudios Financieros.  “En el supuesto de que estos créditos entren en mora, los bancos tienen fácil desprenderse de ellos vendiéndoles a fondos buitres muy activos en estos momentos”. Creo que no es difícil adivinar que puede suponer para los ciudadanos esa venta a los fondos buitre.
Recordamos el origen de la crisis financiera y nos preguntamos si existen motivos para alarmarse,  Según el periodista, autor de este trabajo, “los expertos señalan que no es todavía una situación preocupante. Pero hay que vigilar su evolución“. 
A juicio del portavoz de la Asociación Española de Banca, José Luis Campuzano, las cifras de concesión de crédito demuestran que "la banca tiene como prioridad financiar el crecimiento". Crecimiento, según indica el economista Santiago Carbó en la misma página ("El largo Black Friday"), estimulado por una astuta combinación de importaciones internacionales que propician un consumo prolongado y la realización de pagos online que puede tener algunas ventajas pero que, también, puede exacerbar el consumo más allá de sus niveles de equilibrio".  
No se trata de no consumir, sino de consumir solo lo necesario, como exige un Desarrollo Sustentable o Sostenible. El crecimiento económico que apoya la banca y quienes empujan o propician un continuo consumo,  nos conduce al precipicio, porque no es acorde con las características del ser humano (el ser humano es un ser empático y que nació para algo más que consumir) y no es compatible con las características del planeta Tierra en que vivimos (nave espacial  cerrada de recursos limitados que solo recibe del exterior la energía que procede del Sol alrededor del cual gira).
En todo esto hay, además, algo muy importante. Se trata de que el ciudadano no piense. Hay una guerra contra la democracia. EEl sistema, cada vez más, está construido para servir a las élites y eso choca contra la democracia real. Los ricos creen que se podrán defender solos del impacto ambiental que está provocando el vigente sistema económico.