Este mes de noviembre se ha convertido en la
capital de la innovación democrática, según Máriam Martínez-Bascuñán (#CiudadesDemocráticas”,
El País. 18 de noviembre de 2017).
Ese evento ha girado en torno a las nuevas tecnologías orientadas a la participación
ciudadana. Entre esas tecnologías, en Madrid, se ha utilizado CONSUL, una herramienta que permite a una ciudad desplegar procesos de
participación ciudadana en Internet, en poco tiempo y de forma segura, es
decir, permite poner en manos de los ciudadanos
la toma de decisiones sobre la configuración del espacio urbano, los
presupuestos de la ciudad y las prioridades en la gestión municipal. Además se
trata de un programa de software libre, con lo que no requiere el pago de
licencias y puede ser modificado para adaptarse a las necesidades de cada
organización y facilitar el intercambio de conocimientos y experiencias.
Según
http://madridpress.com, el concejal de
Participación Ciudadana, Transparencia y Gobierno Abierto, Pablo Soto, ha
firmado en el Palacio de Cibeles el compromiso para que siete ciudades se unan
a la red de participación ciudadana que usa CONSUL para desarrollar sus propias
plataformas.
Este evento ha
contado con la colaboración de personas de todo el mundo preocupadas con la
necesidad potenciar la participación ciudadana en la democracia y confía en la
sabiduría de las multitudes. En este blog, se ha dedicado varias entradas a
este tema: Sabiduría de las multitudes,¿Cuándo una decisión colectiva es más sabia que una individual?, Democracia y sabiduría de las multitudes, Inteligencia colectiva.
La democracia
reducida a su dimensión representativa hace aguas y es necesario incluir la deliberación y la participación de
los ciudadanos, en palabras del economista Premio Nobel, Amartya Sen, pasar a una
democracia por consenso o participativa.
Máriam Martinez escribe: “No se trata de recurrir a las bases para
legitimar decisiones que a veces ya están tomadas en petit comité y se refrendan por plebiscitos. Lo que proponen es
activar la imaginación política para una nueva concepción y creación de la
público: pensar y deliberar sobre el significado que otorgamos a los bienes que
son de todos”. Christian Laval y Pierre Dardot llaman “democracia radical” a esa gestión de
los bienes comunes por los ciudadanos (Alternativa política. Democracia radical). “Se trata de construir un modelo de ciudad alejado de la
concepción del ciudadano como cliente consumidor”.
En la correspondiente
página web, en este evento han participado muchos activistas, políticos,
programadores…..
¿Cómo podría
extenderse este proyecto democrático, desde mi punto de vista, imposible de
controlar por los lobbies de las
grandes empresas y el sector financiero?
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