“La banca se vuelca con el crédito al consumo para mejorar su
rentabilidad”. “ante la caída de la rentabilidad del negocio bancario, las
entidades […] se han volcado en el crédito al consumo”. “En cantidades concedidas,
ese crédito ya iguala lo otorgado en hipotecas”. (El País,
21 de noviembre de 2017)
En el periódico se indica que “la crisis inmobiliaria y
financiera ha provocado que haya menos ventas de inmuebles, se soliciten menos
hipotecas y las entidades endurezcan los criterios para brindarlas”. Ello
estaba restando negocio a los bancos, y
por ello se han centrado en el crédito al consumo. En cantidades concedidas,
este crédito ya iguala lo otorgado en hipotecas. Sin embargo, ¿quién no
recuerda con lo sucedido con las hipotecas?
“En un entorno de rentabilidades muy bajas, el crédito al
consumo es muy rentable. Tiene unos tipos de interés muy altos y una morosidad que con la
recuperación se ha controlado”, explica Juan Fernando Robles, profesor de banca
en el Centro de Estudios Financieros.
“En el supuesto de que estos créditos entren en mora, los bancos tienen
fácil desprenderse de ellos vendiéndoles a fondos buitres muy activos en estos
momentos”. Creo que no es difícil adivinar que puede suponer para los ciudadanos
esa venta a los fondos buitre.
Recordamos el origen de la crisis financiera y nos
preguntamos si existen motivos para alarmarse,
Según el periodista, autor de este trabajo, “los expertos señalan que no
es todavía una situación preocupante. Pero hay que vigilar su evolución“.
A juicio del portavoz de la Asociación Española de Banca, José Luis Campuzano, las cifras de concesión de crédito demuestran que "la banca tiene como prioridad financiar el crecimiento". Crecimiento, según indica el economista Santiago Carbó en la misma página ("El largo Black Friday"), estimulado por una astuta combinación de importaciones internacionales que propician un consumo prolongado y la realización de pagos online que puede tener algunas ventajas pero que, también, puede exacerbar el consumo más allá de sus niveles de equilibrio".
A juicio del portavoz de la Asociación Española de Banca, José Luis Campuzano, las cifras de concesión de crédito demuestran que "la banca tiene como prioridad financiar el crecimiento". Crecimiento, según indica el economista Santiago Carbó en la misma página ("El largo Black Friday"), estimulado por una astuta combinación de importaciones internacionales que propician un consumo prolongado y la realización de pagos online que puede tener algunas ventajas pero que, también, puede exacerbar el consumo más allá de sus niveles de equilibrio".
No se trata de no consumir, sino de consumir solo lo
necesario, como exige un Desarrollo Sustentable o Sostenible. El crecimiento
económico que apoya la banca y quienes empujan o propician un continuo consumo, nos conduce al precipicio, porque no es
acorde con las características del ser humano (el ser humano es un ser empático
y que nació para algo más que consumir) y no es compatible con las características
del planeta Tierra en que vivimos (nave espacial cerrada de recursos limitados que solo recibe
del exterior la energía que procede del Sol alrededor del cual gira).
En todo esto hay, además, algo muy importante. Se trata de que el ciudadano no piense. Hay una guerra contra la democracia. EEl sistema, cada vez más, está construido para servir a las élites y eso choca contra la democracia real. Los ricos creen que se podrán defender solos del impacto ambiental que está provocando el vigente sistema económico.
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