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jueves, 22 de septiembre de 2011

Educación e ignorancia

     Muchos de ustedes habrán oído hablar de una conferencia impartida en la Universidad de Cambridge en 1959 por el profesor y escritor C. P. Snow. En esa conferencia y en el libro publicado posteriormente para aclarar algunos extremos, Snow reprendió a profesores y  estudiantes universitarios por no tener en cuenta que dos tercios de la humanidad -ahora son más- padecía hambre y señaló que ante esa situación el peor crimen era la ignorancia.

     Snow atribuía esa insensibilidad a la "estructura empresarial" que había adoptado la universidad. Esta "estructura empresarial" fue propiciada por el aumento exponencial de conocimientos y la consiguiente imposibilidad de asimilar todos. No fue sólo la universidad: de rechazo, la misma estructura se adoptó en los niveles de enseñanza inferiores. Los conocimientos que debía adquirir los estudiantes se fraccionaron en asignaturas, con frecuencia, sin conexión unas con otras, e impartidas por especialistas que solían desconocer el contenido de las otras especialidades.  Snow propugnaba una cultura más amplia en la que el profesor y el estudiante pudieran seguir especializándose, pero, al mismo tiempo, vivir una existencia más completa y ser de más valor para la sociedad.

     Después de esta fecha, muchos autores han mostrado su acuerdo con Snow. Por ejemplo, Eloy Terrón, filósofo y antropólogo, presidente del Club de Amigos de la Unesco, ha dicho refiriéndose a este tema: "Lo que debería haber sido una fuente de racionalidad se ha convertido en un río de irracionalidad".

     Federico Mayor Zaragoza, en su libro La nueva página afirma: "La especialización podría considerarse como un mecanismo que nos exonera de responsabilidad personal y que nos reduce al papel de individuos pasivos y previsibles, que contemplan el mundo desde una torre de marfil. La torre de marfil no es el sitio adecuado para enfrentarse a los problemas del mundo moderno. No podemos ser meros espectadores de las fuerzas que determinarán los vidas de nuestros y nietos en el futuro inmediato".

     En el mismo libro, Mayor Zaragoza indica: "En el sentido más amplio del término, la educación es la herramienta que nos permite" convertirnos en "ciudadanos que aportan a la sociedad, capaces de buscar y expresar la verdad, de contribuir a que las comunidades y las naciones alcancen una vida mejor". Es lo que él llama "aprender a ser".

     Seguiremos hablando de este tema. Esta es sólo una parte de lo que podría ser una explicación de cómo  hemos llegado a esta situación casi sin darnos cuenta.

2 comentarios:

Óscar Gartei dijo...

Idealmente, la educación debería enseñarnos un poco de todo, sin descuidar las facetas artísticas y de desarrollo personal. Por desgracia, al ser una vía de entrada al mercado laboral, se ha convertido en su esclava -y el proceso de Bolonia lo demuestra-.

Estoy firmemente convencido de que la educación solo sirve para "amaestrar" a los futuros dirigentes del mundo, es decir, a los estudiantes. Así se aseguran de que lleven el credo bien aprendido.

Anónimo dijo...

El saber por saber es fundamental para formar ciudadanos libres y críticos. Otra cuestión es la educación en los colegios, cuestionable, sobre todo en los tiempos que corren. No lo digo por los profesores, más bien por los alumnos y los padres. No se puede considerar la escuela como un lugar donde "aparcar" niños.
Un cordial saludo.