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miércoles, 21 de septiembre de 2011

El hambre cotiza en Bolsa

     En un reportaje, titulado El hambre cotiza en Bolsa, sus autores se hacen las siguientes preguntas:

     "¿Pero a qué se debe que fondos de alto riesgo y bancos de inversión influyan en lo que vale el pan en Túnez, la harina en Kenia o el maíz en México?  ¿Por qué se decide en parte en las Bolsas de Chicago, Nueva York o Londres cuánta gente va a pasar hambre?

     A lo largo del reportaje se explica de que forma, en el "mercado internacional", los precios eran resultado del juego de la oferta y demanda y en qué consistían los contratos a futuro. "Para asegurarse frente a las fluctuaciones de precios, los productores vendían de antemano sus cosechas a un precio fijo. Cuando vencía el contrato a futuro y se suministraba la mercancía, si el precio en ese momento era más bajo que el prefijado, se beneficiaba el agricultor; en caso contrario, el poseedor del contrato de futuros. Con esta operación todos ganaban: los productores limitaban los riesgos, quienes negociaban los futuros proveían de liquidez al mercado, y los consumidores veían cubierta su demanda". "En este mercado (...) los bancos tenían un papel pequeño; era una especie de negocio a crédito, y funcionó bien y de forma estable durante décadas".

     Pero ahora esto ha cambiado. "La culpa la tiene una mutación trascendental de los mercados que ha pasado inadvertida durante varios años". Al lado del mercado tradicional, "ha surgido un mercado de futuros financieros negociables en Bolsa", y "entraron en juego los especuladores", a quienes solo les interesa las ganancias a corto plazo. "La entrada de las finanzas ha desequilibrado por completo el mercado alimentario".

     "Para restablecer el funcionamiento normal de los mercados de materias primas se requiere una rápida actuación política mundial", escribe la Conferencia de Naciones Unidas para el Comercio y el Desarrollo (UNCTAD, por sus siglas en inglés), que "exige más transparencia en estos mercados y reglas más estrictas para sus participantes".

    Es una lástima que no podamos saber los nombres de esos especuladores para llevarlos ante la Corte Penal Internacional acusándoles de crímenes contra la humanidad, porque es un crimen contra la humanidad matar a miles de miles de seres humanos. Nosotros no moriremos de hambre, pero podemos pasarlo muy mal. De momento solo nos queda exigir a todos los políticos una adecuada regulación de los mercados financieros. ¿Entrará este problema en la agenda de nuestros "indignados"?

     El reportaje termina con la siguiente recomendación: "Quien preste atención a su asesor financiero cuando este le diga que invertir en fondos de materias primas sirve para garantizar la nutrición mundial en el futuro, debería tener clara al menos una cosa: esas inversiones forman parte del problema no de la solución".

     

2 comentarios:

Lorenzo Garrido dijo...

Si los políticos no reaccionan de inmediato serán cómplices de los criminales, luego, crimanales ellos también. Asistimos a un genocidio llevado a cabo por el sistema capitalista. Luego, el capitalismo es un sistema criminal y debe ser derrocado por el pueblo lo antes posible.

Juliana Luisa dijo...

Totalmente de acuerdo. Ya lo he indicado alguna vez. Nuestro actual sistema económico y social es injusto y asesino.
Un saludo